Cuando escribo estas líneas Cristóbal Montoro no ha sido capaz de dar una explicación, ni siquiera una mentira, sobre el caso que podríamos llamar 00.000.014-Z.
Esa concentración de ceros es el DNI de la infanta Cristina, un documento de identidad tan habitual entre millones de españoles que es lógico que se haya confundido con los de los 13 propietarios de casas, pisos y tierras esparcidos por media España, que haya pasado desapercibido en el trasiego de cuatro notarios, que no haya llamado la atención a cuatro registradores de la propiedad y que no haya merecido una investigación por parte los recaudadores de impuestos, aunque solo fuera por curiosidad.
Falta información, pero la que tenemos asusta; faltan preguntas por contestar, pero las respuestas que conocemos aterrorizan. No hace falta tener más datos para saber que estamos ante un esperpento.
Pensábamos que la Hacienda española funcionaba con precisión infalible, que cruzaba datos como Iniesta pasa balones, en todas las direcciones y con precisión, y ahora vemos como lo mismo atribuye a la hija del rey propiedades que no tiene como deja de consignar en la información reclamada por el juez la venta de un piso que sí tenía en Barcelona. Se nos quiere hacer creer que la información enviada al juez no se hace de forma rigurosa, contrastada y verificada, que se le manda al magistrado el primer papel que se encuentra encima de la mesa, pero esta mentira no cuela.
Los registradores califican de “ínfima” la posibilidad de error. Pero es que estaríamos hablando de cuatro errores de otros tantos notarios, de cuatro errores de cuatro registradores. Todos distintos entre sí, pero unidos por el error encadenado. Semejante coordinación en el fallo resulta chocante. Más chocante aún ante un DNI que se sabe que es de alguien de la Casa Real. En cualquier caso, y por lo que nos han contado, ¿podemos llegar a la conclusión de que la Agencia Tributaria ha tenido controlados durante ocho años bienes que figuraban como propiedad de la infanta y por los que esta no ha declarado jamás ni un euro a Hacienda?
¿Cómo es posible que la eficaz Hacienda española no tuviera consignada la venta de parte de un piso de Barcelona, realizada por alguien con un DNI tan elocuente?
Los propietarios realmente existentes de las 13 fincas se encuentran al borde del sinapismo, como estamos buena parte de los españoles, hartos ya de estar hartos de tal concatenación de escándalos de corrupción, mentiras, trampas y nula asunción de responsabilidades políticas.
Contaba al principio que Montoro no había dicho hasta ahora ni siquiera una mentira; bueno, sí la ha dicho, ha despejado a córner cuando le han preguntado sobre el caso diciendo que ignora el expediente tributario de la hija del rey, como ignora los pagos a Hacienda de todos los españoles, porque la ley lo impide. Entonces, habrá que concluir que Montoro se ha saltado la ley cuando, con ese acento retorcido y amenazante tan suyo, recriminaba a actores, políticos y periodista sobre sus relaciones con Hacienda. ¿Nos quiere hace pensar Montoro que no sabe lo que ha pagado o dejado de pagar y cuáles son las propiedades de la titular del DNI 00.000.014-Z, apellidada Borbón y llamada Cristina?