Ante la evidencia de que ciertos sectores de extrema derecha no terminan de comprender del todo cómo funciona la ciencia, este diario ha decidido emprender una labor pedagógica. Dado lo titánico del empeño, en esta primera entrega nos limitaremos a conceptos sencillos explicados en un lenguaje afín a nuestro público objetivo.
Hipótesis
Consiste en plantear una suposición que luego habrá de ser confirmada o refutada. Tomemos por caso el enunciado “Con Franco se vivía mejor”. Si bien es una obviedad que no necesita demostración, podemos utilizarla para explicar a los niños cómo funciona la ciencia y, al mismo tiempo, por qué los socialistas solo saben hundir este país. Es una estupenda manera de pasar una tarde de domingo en familia ahora que Sánchez ha dado un golpe de Estado.
Teoría
Se trata de una hipótesis que se ha demostrado correcta pero a la que se sigue dando vueltas por si acaso. Tomemos como ejemplo la teoría de la superioridad del español sobre otras nacionalidades. La gloriosa historia de nuestro país nos indica que es cierto, lo cual no impide que vayamos de vacaciones a París y acabemos hartísimos de los franceses. Esto, lejos de revelar tendencias afrancesadas, tal y como algunos señalan, denota una sana curiosidad científica siempre y cuando no te quedes a vivir allí.
Ley
Cuando una teoría ya ha sido repetidamente demostrada, pasa a convertirse en una ley. Nadie puede saltarse una ley científica, ni siquiera los catalanes. En caso de que así ocurriese (pongamos por caso que un día los catalanes rechazasen la ley de la gravedad y empezasen a flotar despreocupadamente, invadiendo el espacio aéreo de las comunidades limítrofes), el Estado estaría obligado a aplicar, de inmediato, el 155. Porque nada, ni siquiera la ciencia, está por encima de la Constitución.
Método científico
Los conceptos hasta ahora presentados son claves para comprender el llamado método científico, un proceso por el cual se formula una hipótesis y, a través de la experimentación, se verifica o se descarta con dinero público. Al igual que ocurre con el cine, a esta gente le quitas las subvenciones y olvídate de la ciencia. Y no se te ocurra pedirles rentabilidad, que encima se ofenden. Ellos se meten en sus laboratorios y se ponen a hacer experimentos hasta que suene la flauta si es que suena, y, si no suena, pues bien también. Pero la jornada intensiva no se la toques.
Reproducibilidad
Es una de las dos patas del método científico y establece que los experimentos tienen que poder ser repetidos por otros, incluso por paniaguados del CSIC que solo dicen lo que el Gobierno quiere oír. No es necesario explicar cómo esto hace imperioso echar a Sánchez y sus adláteres de las instituciones lo antes posible. De lo contrario, volveremos a la Edad Media con la diferencia de que, esta vez, las ratas estarán subvencionadas y habrá que llamarlas rates.
Falsabilidad
Es la otra pata del método científico y establece que una hipótesis tiene que poder ser contradicha. Pongamos por caso el enunciado “Todos los de izquierdas son sucios”. Se trata de una hipótesis perfectamente falsable, ya que bastaría con encontrar un solo izquierdista limpio para refutarla. También te digo que a ver de dónde lo sacas.