Clase media trabajadora

Hoy, con el permiso de ustedes, me voy a saltar la habitual sección 'odiar todos los hombres' de eldiario.es para centrarme sólo en algunos hombres. En concreto dos: Pedro Sánchez y Albert Rivera.

Pedro y Albert, ambos dirigentes de partidos de extremo centro (el de Albert tan en el extremo que se ha salido del marco), usaron y repitieron en el debate de investidura el término “clase media trabajadora”. No era la primera vez y, por supuesto, tampoco será la última.

A unos, esta expresión, se le pasará por alto, a otros los quemará vivos, pero a muchos el mensaje les calará. Muchos se adueñarán del concepto, lo harán suyo, lo repetirán y, lo peor, se clasificarán a sí mismos dentro de esa categoría inventada. Una categoría perversa creada con toda la intención de difuminar la realidad, de eliminar las líneas que separan las clases existentes, fijando en el imaginario colectivo (a base de repetir y repetir el término) que de la clase obrera, como de las drogas, se puede salir. Sólo hay que tener fe. Imprime la falsa sensación en la mayor parte de la sociedad de pertenecer a la clase media, sin serlo. Este neologismo dibuja las clases de forma que parezca que todos parecemos formar parte de un mismo espectro.

La realidad es otra: a la clase obrera pertenece todo aquel que dependa de su trabajo para subsistir. De forma que, si lo pierde o deja de recibir un salario por él, no podrá cubrir sus necesidades básicas por él mismo. A la burguesía, sin embargo, pertenecen los tres o cuatro que poseen medios de producción (la diferencia es abismal, pero no conviene que el obrero lo tenga claro porque obreros somos muchos, y nuestro voto es realmente el que pesa y dictamina luego en las urnas).

Y luego está la famosa clase media, ésa a la que supuestamente pertenece todo aquel que puede vivir de las rentas sin levantarse de la cama. Marx consideraba clase media a todo aquel que poseía suficientes propiedades como para vivir sin trabajar pero no las suficientes como para explotar a otros. Yo a Marx no lo voy a contradecir que para eso ya están Albert y Pedro, pero para muchos el término 'clase media' sigue siendo ambiguo porque ¿cuánto dinero es suficiente para mantenerse de por vida? ¿Vale también cualquier forma de vida? ¿Vale la misma cantidad para una persona sola que para la que tiene que mantener a más individuos? ¿Se puede considerar clase media a una persona que, gracias a sus propiedades, sólo tiene para asegurarse comida y techo?

Puede que el término 'clase media' sea relativo, pero es que el de 'clase media trabajadora' es el no va más del cinismo. PSOE y Ciudadanos jugaron en el debate a confundirnos, una vez más. A hacernos creer lo que no somos, a seguir anulando nuestra ya de por sí penosa conciencia de clase. Mezclar a los que de ninguna forma tienen que trabajar con los que dependemos de forma vital de un trabajo es, como mínimo, cruel. Pero también es brillante y muy eficiente (al César lo que es del César), ahí tenemos los once millones de españoles que votaron al Partido Popular en 2011, y a los siete que le siguieron votando en 2015. La clase media y la burguesía no aglutinan a tantos millones de personas, fueron obreros los que dieron su voto al PP.

Seguirán confundiendo a muchos, conseguirán una y otra vez sus votos, pero no, la 'clase media trabajadora' no existe, y nunca ha existido. Por mucho que Albert y Pedro lo repitan.