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Cólico del lactante: a bebé revuelto, ganancia de embaucadores

Bebé llorando

Esther Samper

¿Qué es el cólico del lactante? Tal pregunta hoy en día es casi el equivalente a preguntar: “¿A qué huelen las nubes?”. Si es extraño preguntar a que huelen las cosas que no huelen, no menos surrealista es preguntar qué significa un diagnóstico médico que no es, en realidad, un diagnóstico médico. Básicamente, se considera que un bebé “padece” cólico del lactante cuando llora de forma intensa e incontrolada, con mucha frecuencia y durante bastante tiempo, sin que se encuentre ningún problema de salud ni causa biológica. Se sigue la “regla del tres”: llanto que dura más de tres horas al día, más de tres días a la semana y que persiste más de tres semanas. Además, el lloro debe cumplir cuatro criterios: el llanto aparece y desaparece súbitamente y sin razón aparentemente lógica, es muy intenso y con tono más alto, es imposible consolar al bebé y existe tensión (hipertonía) muscular.

Este cajón de sastre “diagnóstico”, básicamente nos dice que el bebé llora mucho y muy fuerte, pero parece que está sano, bien alimentado y no sabemos por qué lo hace. Sirve, sin embargo, para dar cierto consuelo a unos padres preocupados y desesperados que buscan una respuesta a los continuos lloros de su criatura. De hecho, se trata de uno de los motivos más frecuentes de consulta en pediatría. En realidad, el diagnóstico “cólico del lactante” no explica nada, sino que se llega a él tras descartar problemas reales de salud y se limita a etiquetar lo que le está pasando al bebé sin que nos aporte más información al respecto.

El cólico del lactante es, además, un fenómeno muy frecuente, pues se estima que entre el 8% y 40 % de los bebés pasa por este problema en algún momento desde la primera semana tras el nacimiento hasta los 3-4 meses de vida. Es necesario aclarar que el propio concepto de “cólico” del lactante es erróneo, puesto que la palabra “cólico” se refiere a un dolor abdominal muy variable en cuanto a intensidad y duración. En realidad, no se sabe si el bebé que llora mucho e intensamente está sufriendo dolor abdominal. Existen multitud de explicaciones a por qué llora un bebé, desde que se aburra, esté incómodo o se sienta solo hasta que tenga hambre, ansiedad, dolor, sueño, cacas... Por esa razón, múltiples especialistas abogan por redefinir el término a “llanto problemático” o “llanto excesivo” que es lo que realmente describe el cólico del lactante.

¿Qué mejor opción para estafar al personal que un problema tan difuso y etéreo como el cólico del lactante, cuyas causas son, además, desconocidas? Es ciertamente curioso que charlatanes y empresas varias ofrezcan falsos remedios y tratamientos para la “curación” del cólico del lactante cuando ni siquiera se sabe a qué se debe. De todas formas, también es verdad, la lógica y la ética nunca han sido obstáculos para aprovecharse de la desesperación de las personas. Los embaucadores cuentan, además, con una gran ventaja: es un proceso autolimitado; es decir, que termina desapareciendo por sí solo con el tiempo. Así, vendan lo que vendan, pueden ganarse el “mérito” de hacer desaparecer el cólico del lactante, aunque el cólico hubiera desaparecido igualmente sin que los padres tuvieran la cartera más ligera.

Homeopatía, probióticos y prebióticos, diferentes técnicas de osteopatía, cojines térmicos, medicamentos para la liberación de gases, extractos de hierbas... Son tan solo una reducida muestra del arsenal “terapéutico” imaginario contra el cólico del lactante que se publicitan en multitud de páginas webs y también en farmacias.

¿Qué hacer, entonces, ante un bebé con cólico del lactante sin caer en las garras de charlatanes? La primera opción, si el bebé toma leche materna, es probar la retirada de lácteos de la dieta de la madre durante dos semanas (y asegurar el aporte de calcio y vitamina D con otras fuentes). Si en ese tiempo no se ve mejoría, dejar de hacerlo. Si, por otro lado, el bebé está tomando leche artificial, probar a cambiar la leche por una fórmula extensamente hidrolizada durante 2 semanas. Si no sirve, se continúa con la leche artificial normal. Estas indicaciones van dirigidas a detectar si el bebé posee una posible alergia a las proteínas de la vaca que podría provocar los lloros frecuentes.

Por otro lado, no se recomienda el tratamiento con las terapias imaginarias citadas anteriormente por no demostrar su eficacia en estudios clínicos ni tampoco fármacos por potenciales efectos secundarios graves. Algunos estudios indican que la reducción de la estimulación ambiental podría ayudar a aliviar el cólico del lactante, pero el nivel de evidencia al respecto es pobre por el momento. Por lo demás, hay que tener paciencia y debemos recordar que los bebés con cólicos del lactante son sanos y no hay mucho más que la medicina pueda hacer (por muy frustrante que resulte), salvo esperar a que este problema desaparezca por sí mismo.

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