El cortijo del PP

Rosa Paz

El juez Elpidio Silva, ese que se atrevió a meter en la cárcel al expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa y se enfrenta desde entonces a una querella de la Fiscalía por prevaricación, lo advirtió hace unos días: “Si tiro de la manta el sistema no lo resistiría”. Pero el magistrado se equivocaba. El sistema lo resiste todo. El sistema tiene una resiliencia asombrosa. Y, peor, los ciudadanos, también. Indignados, abochornados, irritados... pero, perdonen ustedes, mayoritariamente callados.

Ahora se están conociendo por los correos electrónicos que se cruzó Blesa con dirigentes políticos del PP -publicados en eldiario.es y en otros dos periódicos- los chanchullos que se perpetraron en Caja Madrid. Esos tejemanejes que demuestran que la entidad financiera se utilizaba en muchos casos para beneficio de los amiguetes, mientras, por ejemplo, en la sede de las Torres Kio la cúpula dirigente brindaba por “el gran éxito” de las preferentes, una estafa que ha dejado sin ahorros a multitud de ciudadanos que ni tenían el necesario perfil de inversores, ni sabían lo que estaban comprando, que creían que simplemente estaban poniendo su dinero en un depósito rentable. Hasta que estallaron las burbujas inmobiliaria y financiera, se cayeron los velos y se destapó el escándalo.

“Caja Madrid no es mi cortijo”, le respondió Blesa al hijo mayor del entonces presidente, José María Aznar, que le reprochó no haber accedido a un favor que le había pedido su padre, que “tantos pelos se ha dejado por tí”, le decía. Pero a la vista de lo que se está conociendo, el máximo responsable de la entidad debía estar diciendo la verdad, que Caja Madrid no era su cortijo, que al parecer era el cortijo del PP y él era un simple administrador. Un chiringuito para hacer favores, para atender con servilismo las peticiones de los políticos. Sirvió, incluso, como cancha para la pelea entre los distintos sectores del PP madrileño. Pero eso ya se supo en su día, porque la batalla fue pública. Todo esto ocurrió, por cierto, mientras los representantes del resto de las fuerzas políticas, sindicales y patronales en el consejo de administración de la Caja no movían un músculo. A lo mejor no se enteraban, a lo peor, les parecía lo normal.

Si la Caja no hubiera quebrado, quizás nada de esto hbiera salido a la luz. Pero es que la entidad tuvo que ser rescatada con dinero público, del que aportan todos los ciudadanos, y con un Memorandum de entendimiento, impuesto por la troika, que ha llevado a bajar salarios, subsidios, pensiones, a recortar la sanidad, la educación, las becas... Así que no estaría demás que el PP se comportara esta vez y aceptara la comisión de investigación parlamentaria que ha solicitado el PSOE. Los ciudadanos agradecerían un ejercicio de transparencia que vaya más allá de la palabrería.