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Algunas cosas que debería aprender el PSOE antes de ser irrelevante

Sorprende la zozobra miope del PSOE que sigue empecinado en tomar aire aumentando el peso de sus lastres. Qué triste resulta constatar que el cambio de líderes no modifica la cultura política de este partido. La verborrea anti-Podemos de sus líderes más visibles, con argumentos zombis como el de la “pinza”, evidencia hasta qué punto a la falta de ideas se le ha sumado un importante deterioro de sus capacidades cognitivas. Este partido, que pasó de transformador a turnista tras haber sido vaciado de valores por el felipismo, corre en el presente el riesgo de culminar su deriva encallando en la irrelevancia. Ni bandazos ni soflamas posibilitarán un rumbo firme para el PSOE, sólo una singladura sincera y colectiva que trascienda su cultura electoralista generará un contexto de aprendizaje a partir del cual volver a ser útil.

Desandar el camino de la nada. En su formidable Historia Interminable, Michael Ende nos muestra que la magia que transforma se extermina a golpe de nadería. La travesía del PSOE desde el advenimiento de la democracia ha desdibujado su ideario. El canje de ideas por desarrollismo hipotecó la salud política de toda la sociedad. Y, efectivamente, de aquellos barros estos lodos. La credibilidad del PSOE como partido de izquierdas es como la de un taller de risoterapia suministrado como tratamiento a un grupo de desahuciados. Sin dilación, el PSOE debe desandar los caminos de la nada y recuperar sus valores, no ya como mercancía disponible en el prostíbulo del mercado de la comunicación, sino como reencuentro y refundación de su propia identidad. Abandonar los valores neoliberales apostando por un modelo productivo alejado del ladrillo y la especulación, acabar con las amnistías fiscales y comprometerse firmemente a derogar la reforma del artículo 135 de la Constitución, por citar algunas referencias económicas, sólo sería el comienzo del camino.

Recuperar e innovar. El PSOE debería tener urgencia por recuperar valores, conceptos y lenguajes de su primigenia matriz socialista. La actualización de esos valores, la auténtica innovación social y política se está produciendo en aquellos movimientos sociales que han acompañado la protesta con la propuesta, teniendo además capacidad para gestionar crisis reales de personas y colectivos reales con problemas reales. El PSOE, si quiere recuperar e innovar su ideal socialista debería fijarse en organizaciones tan imperfectas como imprescindibles, como es el caso de la PAH, de las mareas ciudadanas y de aquel destello que generó, como ningún otro movimiento en este país, una autentica ventana de oportunidad para el cambio. Me refiero, lógicamente, al 15M. Solidaridad, colectividad, respeto a la pluralidad personal, democracia interna, honestidad, participación…

Arrumbar la cultura caníbal. Pero, para que todo ello fuera posible y creíble, el PSOE debería crear un auténtico sentimiento de comunidad interna, muy alejado y contrario al corporativismo de familias que propició una escuela de gestión del poder tan antidemocrática como cainita. No sólo a nivel federal, también en los otros ámbitos, las guerras internas permanentes se han saldado en infinidad de casos con el sacrificio ideológico y el arrinconamiento, cuando no expulsión, de aquellos sectores y militantes situados más a la izquierda. La democracia interna pasa inextricablemente por romper las férreas disciplinas clientelares y crear mecanismos de democracia real que superen el mero espejismo de las primarias, algo que, dicho sea de paso, no deberían olvidar ni las más vetustas ni las novísimas formaciones políticas.

Respetar la inteligencia de la ciudadanía. El PSOE debe abandonar un modelo de interrelación social basado en la unidireccionalidad. La sociedad no es un sujeto pasivo, ni un rebaño perplejo. Las rebeliones cívicas, la contención, la solidaridad con los más golpeados, muestran hasta qué punto la sociedad ha madurado para defenderse de un entramado político y económico que ha recortado como nunca los derechos más básicos y fundamentales. Por ello, resulta erróneo rescatar del baúl de los miedos y los chantajes aquellos mensajes que buscan identificar lo emergente con el miedo, el caos, el populismo o lo imposible. La hemorragia electoral del PSOE no se detendrá agitando espantajos, sino dirigiéndose a una sociedad madura con propuestas y soluciones que tengan en cuenta tanto el cómo como el qué.