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Cronología de una guerra sucia contra Podemos

Pablo Iglesias y Eduardo Inda en La Sexta en una imagen de mayo de 2016
11 de julio de 2022 10:29 h

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Pablo Iglesias fue considerado un enemigo del Estado. Se le ha tratado acorde a esa consideración, la de enemigo del pueblo. Antonio Caño era director de El País cuando Podemos estaba en su máximo esplendor. La línea editorial de la cabecera de Prisa era objetivo crítico fundamental de todos aquellos que no entendíamos tanta agresividad contra una formación de izquierdas por parte del periódico que había sido referente deontológico de todos aquellos que habíamos criado nuestros anhelos con la esperanza de poder escribir algún día en el diario en el que nos regalaba sus letras Manuel Vázquez Montalbán. Hace escasos días Antonio Caño reconoció lo conocido por todos: “Hace cuatro años intentamos evitar desde El País el pacto de Sánchez con populistas y separatistas porque creíamos que eso era malo para la izquierda y para España. No nos creyeron”. No los creímos, pero sí sabíamos de los burdos intentos para lograrlo.  

La dirección de Antonio Caño no solo hizo todo lo posible para que Podemos fuera sepultado, sino que puso toda su maquinaria al servicio de Ciudadanos para eliminar las opciones de los morados para liderar España. Un análisis de Pablo Iglesias en sus orígenes acertaba de pleno al considerar cuáles eran las motivaciones de Prisa al considerar a Podemos el enemigo número uno del Estado, porque Prisa es la maquinaría intelectual fundamental del Estado, lo era en en 1978, lo era en 2014 y lo es en 2022: “Creo que tiene que ver con la principal institución de la casta en España, que es el diario El País y el Grupo Prisa. Es muy extraño que desde 1978 el régimen español se haya basado mucho más en el PSOE y el Grupo Prisa que en la derecha o en los antiguos partidarios de la dictadura. Pero si uno quiere saber lo que realmente es el establishment hay que leer los editoriales de El País”. 

El Estado marcó su objetivo, y cuando eso ocurre empiezan a sucederse las más infames de las conspiraciones que en muchas ocasiones tienen como colaborador necesario a un periodista. Unas pocas las hemos conocido, las más burdas, las más graves jamás las conoceremos. Contra Podemos, contra Pablo Iglesias, se pasaron todos los límites tolerables de la deontología periodística porque era considerado una amenaza existencial a las estructuras surgidas tras la transición. Es un hecho innegable la implicación directa de medios, periodistas y responsables de grandes corporaciones en esta cacería infame. En esa escala de responsabilidad mediática existieron malas praxis, líneas editoriales agresivas e incluso violentas y delictivas, errores y descuidos, y también confianza desmedida en personajes de la peor condición. Ajustar cuentas con quienes incumplieron su obligación profesional es necesario, tratar como delincuentes a los que formaron parte de una trama criminal es una obligación democrática, censurar a aquellos que en algún momento fueron irresponsables es preceptivo, y ser justos con quienes pusieron su labor al servicio de la ética periodística un ejercicio de justicia. La deontología periodística también exige tratar a cada uno en su justa medida. También hubo medios, como alguna humilde cooperativa de trabajadores surgida tras el cierre de Jaume Roures del diario Público, que intentó ser honesta en un contexto tóxico, de zancadillas de propios y extraños y de aquellos que, exigiendo un periodismo libre y honesto desde la nueva política, preferían dar prioridad a los grandes medios, porque les eran útiles en detrimento de los independientes. El utilitarismo frente a la justicia. Era la opción del momento. Más Mediaset, menos El Salto.  

Pero hablemos de persecuciones, errores, responsabilidades y complicidades. La noticia del día. Los audios filtrados hace más de 15 días por el ultraderechista Alvise Pérez en su canal de Telegram y, recogidos por Patricia López en Crónica Libre, en los que Antonio García Ferreras habla con el comisario corrupto Villarejo se produjeron en fechas posteriores a la publicación en Okdiario de la noticia falsa filtrada por policías corruptos a Eduardo Inda en la que se distribuyeron documentos realizados por la DAO de Eugenio Pino con membrete de la UDEF. En dichas conversaciones, el periodista de La Sexta pregunta a Villarejo quién es el responsable de haberle colado una información falsa a Eduardo Inda reconociendo que fue con ella a pesar de que tenía dudas por lo burdo de los hechos.  

Fuentes de La Sexta a preguntas de este periodista argumentan que en ningún caso tenían constancia de que la información fuera falsa en el momento en el que le dieron espacio en su cadena, como sí se comprobó a posteriori, aunque bien es cierto que sí se explica según los audios que había dudas sobre la veracidad en el momento en el que se dio espacio a Eduardo Inda para que explicara la falsa exclusiva. Confiar en las informaciones de Inda siempre es un gran error porque las filtraciones de ese tipo hay que contrastarlas, y en Okdiario no saben lo que significa eso. Es indiscutible que fue un error periodístico de La Sexta dar espacio a esa información fiándose tan solo del hacer profesional de Eduardo Inda, la puridad deontológica exige aumentar los controles para no dar espacio a que un personaje como el actual director de Okdiario pudiera esparcir una información que no aguantaba los mínimos controles de rigurosidad con el daño reputacional que provoca ese tipo de noticias para el afectado, en este caso Pablo Iglesias, por mucho que luego se desmientan. La información sobre la comida de Antonio García Ferreras con el comisario Villarejo era conocida por Pablo Iglesias, que fue informado por el mismo periodista para advertir al líder de Podemos en otra comida entre ambos de que se equivocaba al achacar al comisario ser el responsable de la filtración de la falsa cuenta en Granadinas y que venía por otras fuentes. Pablo Iglesias ha confirmado tras ser preguntado para este artículo que conocía la existencia de esta conversación entre Villarejo y Antonio García Ferreras porque fue informado por el periodista, aunque no se le aclaró de dónde venía el “invento” mediático para perjudicarle.  

La versión de La Sexta, recabada para la redacción de este artículo, es en su literalidad: “Es absolutamente falso que se ofreciera esa información sabiendo que era mentira. Es más, cuando se informa por primera vez de la presunta cuenta en las Granadinas, Iglesias sale inmediatamente en La Sexta para desmentirlo. La conversación con el comisario se produce días más tarde de la aparición de la noticia en España y en Miami. Y es entonces, más tarde, cuando Villarejo traslada que duda de la credibilidad de los documentos que manejaba e investigaba la policía española. Cualquiera que recuerde qué emitía La Sexta en esos años sabe perfectamente que esta televisión nunca entró ni en el veto a Podemos, ni en las campañas de desprestigio contra ellos, es más, acudían a La Sexta a defenderse de esos ataques. Y la gran mayoría de los medios no lo hacían”. La explicación de la cadena no convence a Pablo Iglesias y argumenta en declaraciones a este diario: “En mi opinión Ferreras era perfectamente consciente desde el principio. De hecho me llamó el mismo día que dio la 'noticia' y creo que fui convincente a la hora de explicarte lo ridículo de todo. A pesar de todo, decidió darlo simplemente dándome la oportunidad de dar mi versión. Su explicación en el audio va en la línea de lo que le dije; era tan inverosímil en un momento como en el otro.”  

La información sobre la cuenta de Pablo Iglesias en Granadinas no fue la primera información falsa publicada contra Podemos, ni sería la última, pero sí fue la más rápidamente desmentida por los periodistas que seguían un mínimo del código deontológico. El día después de que Eduardo Inda publicara la supuesta exclusiva, en elDiario.es comprobaron que el documento era una manipulación burda a través de montajes de fotografía de un vídeo de YouTube de una periodista venezolana en Miami. Ignacio Escolar, director de elDiario.es, desmontó ese mismo sábado la información de Eduardo Inda con él presente en el plató. El pecado original de La Sexta es que Eduardo Inda nunca más tuvo que haber pisado un plató después de que se supiera que publica informaciones falsas.  

De 2014 a 2016 La Sexta servía casi como estructura de formación de cuadros en Podemos y el PSOE acusaba a la cadena de Atresmedia de haberles creado un virus que lo fagocitaba por su izquierda. Eran tiempos de confrontación con lo peor de la profesión periodística para crecer por comparación. Eduardo Inda era el villano perfecto para Pablo Iglesias, le gustaba enfrentarse a él y se crecía ante su antagonismo. La lectura que hacían en el partido es que cada enfrentamiento en prime time les servía para ganar votos. Creo que tenían razón, en aquel momento de efervescencia política llamar “Don Pantuflo” a Eduardo Inda era una máquina de dar votos. La cadena de Atresmedia y Podemos se retroalimentaba. Ese chico inteligente, deslenguado, de verbo fácil y con un talento comunicativo nunca visto antes era una máquina de proporcionar puntos de share y el partido, o su germen, aprovecharon que Fernando Berlín se hartó un día de soportar la presencia de Eduardo Inda para ocupar la silla de La Sexta Noche sobre la que fraguaron parte de su éxito electoral. El análisis que hicieron es que era imprescindible estar en los medios mainstream, y llevaron mal que tras conformarse el partido prescindieran de ellos como analistas en las sillas rojas del programa de Atresmedia. Pero una cosa era el quid pro quo, y otra que el irreverente Iglesias estuviera cerca de gobernar el país.

Su ascenso provocó miedo y comenzaron a chirriar las estructuras del Estado, en una remembranza chilena de los movimientos golpistas. Puede que no tengan ustedes memoria para tanta escoria, pero estos son algunos ejemplos de informaciones falsas, algunas casi ridículas, que se publicaron en aquellos tiempos cuando las encuestas ponían en cuestión la pervivencia de las antiguas direcciones de Estado y que trascienden la cuenta de Granadinas. El 24 de enero de 2015 el diario El País publicaba en portada que Juan Carlos Monedero había falseado su currículum académico. El diario dirigido en aquel momento por el inefable Antonio Caño explicaba que el fundador de Podemos nunca había sido profesor invitado en la Universidad Humboldt de Berlín (Alemania) ni en la Iberoamericana de Puebla (México). Para sostener la exclusiva de Vicente G. Olaya e Isabel Cuesta se aportaba como evidencia que un profesor de la Humboldt no recordaba a Monedero. La memoria de un señor como motivo para negar el currículum académico de un profesor. El día siguiente se desmontó la exclusiva. Al desmentido rotundo del entonces número tres de Podemos, que aportó pruebas de su estancia en ambas universidades, se unió un desmentido oficial por parte de la Universidad de Puebla que aseguró que Juan Carlos Monedero había sido profesor en su centro durante cinco veranos. El diario El País se vio obligado a desmentir la información, pero ocultándola en un artículo de la Defensora del Lector llamado Las lecciones del caso Monedero: “Para cuestionar el currículo del número tres de Podemos habría que haberse apoyado en algo más sólido que la memoria de un profesor de 75 años o los datos de una empleada del departamento de pagos de una universidad, dada la complejidad del entramado de relaciones docentes entre los centros. En estas circunstancias, llevar el tema a portada era muy arriesgado. La única forma de atenuar el error hubiera sido publicar adecuadamente la puntualización y la carta de la Universidad de Puebla. Lamentablemente, no se hizo”. 

Venezuela estaba siempre omnipresente. El 21 de enero de 2016 el informativo de Antena 3 narraba una exclusiva que probaría la relación entre “La CUP, Podemos y el entorno de ETA, con el régimen de Nicolás Maduro”. Las imágenes que probarían la relación era la estampa de un un grupo de personas subiendo a un avión en el aeropuerto de Barajas para ir a Venezuela. Entre los asistentes estaban Anna Gabriel, de la CUP y miembros de Podemos en Castilla-La Mancha. En el escándalo bolivariano se obviaba que eran las asistencias a unas jornadas culturales que los propios protagonistas habían contado un año antes en sus redes, en artículos y blogs. El Español tomo parte en la falsa exclusiva añadiendo un poco más de pimienta al esperpento, ya que partiendo la noticia falsa de Antena 3 contaba que María José Aguilar, miembro de Podemos, asistió a un acto organizado por la Coordinadora Simón Bolívar en homenaje a ETA. La información se basaba en una fotografía en la que aparece una mujer de espaldas con el pelo corto, y sin más datos dijeron que era ella. El caso es que Aguilar no asistió a ese acto porque a la misma hora que se produjo estaba visitando un pueblo a kilómetros de distancia.

ETA siempre ha sido uno de los grandes hits contra Podemos. El 26 de abril de 2016, Arnaldo Otegi, secretario general de Sortu, acudió al Europarlamento para hablar sobre el proceso de paz en el País Vasco invitado por una interparlamentaria llamada Grupo de Amigos del País Vasco, un grupo que está formado por varios diputados europeos entre los que se encuentran varios miembros de Los Verdes, diversos políticos de izquierdas europeos y hasta un miembro de un partido de derechas rumano. Medios como La RazónOkDiarioAntena 3 y La COPE difundieron la noticia de que Podemos e IU habían invitado a Arnaldo Otegi a hablar en la Eurocámara. Una noticia falsa que marcó la agenda del día y que ninguno de estos medios rectificó ni incluso cuando Pablo Iglesias entró en directo en el informativo de Antena 3 poniendo la cara colorada a Álvaro Zancajo, en aquel momento presentador de la cadena de Atresmedia y ahora responsable de comunicación de la ultraderechista Macarena Olona. La obsesión de la derecha mediática para vincular a Pablo Iglesias con ETA fue intensa y poco fructífera, pero no sería por falta de ganas. Fernando Lázaro en el año 2014 quiso unir al líder de Podemos con un grupo de apoyo a presos de ETA después de que una organización llamada Herrira realizara una serie de actividades en favor de la reconciliación con las víctimas en el Congreso de los Diputados y reuniones con miembros del PSOE, IU, CIU y ERC. Para El Mundo la vinculación de Iglesias con ETA era clara porque los miembros de Herrira tenían el mail de Pablo Iglesias, documentación que fue incautada por la Guardia Civil, en una operación contra las organizaciones a favor de los presos. 

El periodismo es priorizar. Elegir de qué hablas es el mayor acto de libertad periodística, un privilegio que casi ningún profesional tiene. La independencia se mide por la capacidad de elegir a qué temas dedicas tu tiempo y cuales son tus objetivos como profesional. La defensa de los derechos de las personas trabajadoras, el antifascismo, los derechos humanos, la pulcritud ética. El establecimiento de la agenda es un acto político que los periodistas tenemos casi en exclusiva, nosotros decidimos de qué se habla y cuánto tiempo y eso en sí mismo es el mayor acto periodístico. Por eso es inaceptable que el espacio público esté copado por profesionales de la desinformación que ocupan horas de debate con toxicidad. En estos años ha habido profesionales del descrédito y de la mentira que han tenido demasiado espacio en la agenda pública y es tiempo de revertir esa anomalía. No puede haber espacio para personajes de la talla moral de Eduardo Inda, que ya han demostrado que han publicado información falsa y, en vez de disculparse como haría cualquier persona decente que ha cometido un error, han seguido emponzoñando el espacio público con la excrecencia surgida de esas informaciones falsas y publicando otras del mismo porte tóxico. La responsabilidad de quien tiene capacidad para elegir quién ocupa esos altavoces mediáticos pasa por acabar con estos profesionales de la intoxicación. Todos podemos equivocarnos, pero hay quien vive de mentir. 

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