Menos mal que Rajoy nos salvó del rescate
Hoy, cuando Rajoy suba a la tribuna del Congreso para abrir el debate sobre el estado de la nación, sacará pecho, resoplará y, mirando a los diputados, dirá con su gracia natural: “Pa’habernos matao, ¿eh”. Ahí arrancará el primer aplauso entusiasta de la bancada popular, y casi podía retirarse sin añadir nada más, pues en esa idea se resume buena parte del argumentario que usará hoy: “Pa’habernos matao”.
Desde hace meses, es el tronco de su argumentación (junto a la inevitable “herencia recibida”, que tampoco faltará hoy): gracias a las medidas tomadas por el presidente, España no fue rescatada cuando nadie daba un duro por ella, y gracias a esas medidas la recesión ha quedado atrás y se inicia la recuperación.
Lo que hoy contará Rajoy es tan previsible, que si subiese a la tribuna y nos guiñase diciendo “mi discurso, ya tal”, nos daríamos por enterados: la prima de riesgo ha bajado, la economía crece, los organismos y expertos mejoran las previsiones, las exportaciones aumentan, la agencia Moody’s nos pasa la mano por el lomo y, aunque sean décimas, también baja el paro. Y si algún portavoz de la oposición se pone picajoso, Rajoy le soltará otra vez el “Pa’habernos matao”: le recordará que hace dos años estábamos al borde del rescate total, y sin embargo aquí estamos, vivitos y coleando.
Y tiene razón Rajoy: se nos olvida que estuvimos a punto de ser rescatados, y al final nos salvamos. Para comprobarlo, basta hacer un ejercicio de ficción. Imaginemos qué diferente sería el debate de hoy si España hubiese sido rescatada. Y para imaginarlo, podemos mirar cómo está nuestra vecina Portugal, que sí fue rescatada.
Si España hubiese corrido la suerte de Portugal, Rajoy no sacaría hoy pecho en el debate, sino que sería un presidente derrotado, que arrastraría los pies por el hemiciclo y aguantaría los reproches de la oposición.
Qué mal trago para Rajoy si, por haber sido rescatados como los portugueses, tuviese que admitir la humillación de estar intervenidos, con la troika de visita cada dos por tres (¡los temidos hombres de negro!), un memorándum de condiciones que cumplir, y pidiendo permiso a la troika para las principales decisiones económicas.
Si España hubiera sido rescatada como Portugal, Rajoy tendría hoy que dar explicaciones sobre brutales recortes en sanidad y educación como los que han sufrido los rescatados portugueses, soportaría la ira de millones de trabajadores que habrían visto reducidos sus sueldos, empeoradas sus condiciones laborales y recortados sus derechos sociales, como sufren los portugueses; y la ira de los pensionistas que verían mermadas sus pensiones por una reforma que además alargaría la edad de jubilación. Por si fuera poco, unos y otros, trabajadores y jubilados, verían además cómo aumentaban los impuestos, empezando por el IVA, y todo tipo de tasas y copagos.
De haber sido rescatados como los portugueses, hoy las administraciones estarían asfixiadas, comunidades y ayuntamientos recortarían gasto social, ayudas a los dependientes, transporte, servicios esenciales, e intentarían privatizar todo (sanidad incluida), además de malvender todo lo vendible a fondos buitre, incluso viviendas sociales con sus inquilinos dentro.
De buena nos hemos librado gracias a que Rajoy nos salvó del rescate. De lo contario, como en Portugal, hoy veríamos aumentar en España la pobreza y los desahucios, habría gente haciendo cola en los comedores sociales o buscando comida en los contenedores, y la desigualdad alcanzaría cotas históricas.
Si nos hubieran rescatado, Rajoy no podría hoy presumir de recuperación, ni sería felicitado en el extranjero. Ahí está el gobierno portugués, que tiene que conformarse con crecer solo unas décimas, salir técnicamente de la recesión, reducir el paro muy poco a poco (¡que en Portugal se sitúa en un dramático 15%!). Con rescate, tendríamos al sector financiero todavía entre algodones temeroso de las próximas pruebas de estrés, aun nos quedaría devolver decenas de miles de millones prestados y pagar muchos más, seguiría aumentando la deuda, y tendríamos que seguir las reformas. Y por supuesto, no recibiríamos ninguna mejora de Moody's.
Lo dicho: nuestro presidente tiene motivos para sacar pecho hoy en el debate. Y nosotros deberíamos darle las gracias por habernos salvado. Porque fue él, su política, su firmeza, no que España fuese demasiado grande para un rescate completo y hubiese que aplicarle un rescate parcial y un manguerazo continuo del BCE.
Gracias, presidente. Hoy escucharemos con emoción su intervención, y repetiremos con usted: “Pa’habernos matao”.