Desde estas líneas venimos defendiendo hace ya mucho tiempo que las cosas no funcionan en las otrora democracias occidentales. Venimos aportando argumentos desde dos líneas de investigación distintas, pero complementarias. La primera, desde la sociología y la filosofía política, a través de conceptos como el desarrollado por el profesor emérito de filosofía política de la Universidad de Princeton Sheldon Wolin, 'Inverted Totalitarianism', ('Totalitarismo Invertido'), o el análisis de la vasta literatura académica alrededor de las puertas giratorias y sus consecuencias, incluido su impacto en determinada legislación sobre la regulación de sectores y mercados. La segunda, desde la sociología, la teoría económica y la economía financiera, con la financiarización de la economía global y su impacto negativo en términos sociales (pobreza, desigualdad), económicos (descenso de la productividad del trabajo y del capital) y políticos (Totalitarismo Invertido, Neofascismo). Mi intuición es que la financiarización y el Totalitarismo Invertido se retroalimentan. Pero, además, también desde estas líneas, hemos lanzado propuestas para limitar las consecuencias negativas de ambas dinámicas, desde acabar, o al menos limitar, las puertas giratorias; pasando por revertir o poner coto a la financiarización de la economía global.
Sin embargo, no se ha hecho nada, absolutamente nada, ni a nivel estatal, ni a nivel europeo, ni a escala global, para limitar las puertas giratorias y/o revertir la financiarización de la economía. Como consecuencia, llueve sobre mojado y los nuevos datos que se van publicando aportan más evidencia de lo mismo. Alrededor del Foro de Davos se han publicado dos informes que simplemente validan el devenir cotidiano de nuestras sociedades.
Desigualdad S.A.
El primero, el informe de pobreza global que anualmente suele publicar Oxfam International, alrededor de la cumbre de Davos, este año bajo el título Desigualdad SA. Sus conclusiones son desoladoras: “Desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. Durante el mismo período, la riqueza acumulada de cerca de 5000 millones de personas a nivel global se ha reducido. Las penurias y el hambre son una realidad cotidiana para muchas personas alrededor del mundo. A este ritmo, se necesitarán 230 años para erradicar la pobreza; sin embargo, en tan solo 10 años, podríamos tener nuestro primer billonario”.
Y añade: “Una enorme concentración de poder empresarial y monopolístico está exacerbando la desigualdad en la economía mundial. Siete de las 10 empresas más grandes del mundo tienen un director general milmillonario, o a un milmillonario como su accionista principal. A base de exprimir a sus trabajadores y trabajadoras, evadir y eludir impuestos, privatizar los servicios públicos y alimentar el colapso climático, las empresas están impulsando la desigualdad y generando una riqueza cada vez mayor para sus ya ricos propietarios. Para poner fin a la desigualdad extrema, los Gobiernos deben redistribuir de manera drástica el poder de los milmillonarios y de las grandes empresas hacia el resto de la población. Podremos lograr un mundo más igualitario siempre y cuando los Gobiernos regulen y reinventen eficazmente el sector privado”.
El segundo informe, publicado por la Organización Internacional del Trabajo, también alrededor de la reunión de Davos, bajo la rúbrica World Employment and Social Outlook: Trends 2024 report constata que “Mientras los líderes se reúnen en Davos para el Foro Económico Mundial, los nuevos datos de la OIT muestran que, si bien el desempleo y la brecha de empleo cayeron por debajo de los niveles prepandémicos en 2023, el desempleo mundial aumentará en 2024. El aumento de las desigualdades, la pobreza de los trabajadores y el estancamiento del crecimiento son motivos de preocupación”. Aquí pueden leer el resumen ejecutivo de dicho informe.
Democracia S.A.
Ambos informes simplemente enumeran una serie de realidades que se han ido consolidando, sino agrandando en los últimos años. ¿Y ante ello que han hecho los gobiernos? En realidad, poca cosa. Es tan poca cosa lo que se ha hecho que hasta un grupúsculo de los más ultraricos, quizás porque saben algo de historia y lo que sucedió cuando el mundo se movía en dinámicas parecidas en el período de entreguerras, han sacado una nota en el Foro de Davos exigiendo un aumento considerable de los escasos impuestos que pagan. Se trata de la propuesta 'Proud to pay more' ('Orgulloso de pagar más'), donde abogan por el pago de más impuesto a la riqueza, puesto que consideran que la obtención de esos recursos surgidos de riqueza privada acumulada ociosa, permitirá “una inversión para nuestro futuro democrático común” y así mejorar la calidad de vida de las personas. Lo más divertido es que para que dicha nota no quede en retórica, y los políticos de medio mundo “pasen” de sus conclusiones, han presionado recordándoles a dichos políticos que muchos de ellos están en sus puestos porque les han financiado la campaña. Sin duda una afirmación que corrobora la idea de Totalitarismo Invertido, concepto desarrollado por Sheldon Wolin en una de sus obras cumbres, y traducida al español 'Democracia S. A.: La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido'.
En ella se describe un tipo de totalitarismo que se basa en la dominación de las corporaciones a través de los grupos de presión, las contribuciones políticas y las puertas giratorias, con el gobierno actuando como servidor de las mismas. Pero si además se utilizan los resortes del Estado para perseguir ideas políticas, y anular al contrincante, tanto en su vida pública, social como profesional, no solo nos alejamos de ser una democracia plena, sino que nos aproximamos inexorablemente a una dictadura. Por eso, cuando a algunos les explico que el desastre occidental es del calibre que ya hay una gobernanza, la de China, más eficiente económica, y justa socialmente hablando, y me interrumpen con la misma “boutade”, “pero no hay democracia”, simplemente me entra una risa hilarante, y siempre les digo lo mismo:33333 o terminamos con la financiarización y las puertas giratorias, que se retroalimentan, o seguiremos así hasta el colapso final, incluido el climático.