Rastreador/a: Animal mitológico capaz de encerrar a sus víctimas en casa con solo pronunciar su nombre. Aunque su existencia jamás ha sido verificada, los poderes públicos aseguran que hay suficientes.
Segunda ola: Fenómeno de carácter lírico que, como la felicidad absoluta, pasa antes de llegar.
Boda: Festejo, que puede ser religioso o seglar, por el cual dos personas se desposan y cinco acaban en la UCI.
Bar: Recinto de alterne con propiedades mágicas donde los virus respetan a los españoles por razones aún desconocidas.
Madrid: Metonimia de España. Si bien lo que pasa en Madrid pasa necesariamente en España, puede darse la circunstancia de que lo que pasa en España no pase en Madrid. En este último caso se diría que dicho suceso tiene lugar en provincias y carecería, por tanto, de interés informativo.
Botellón: Asesinato selectivo de abuelos por la combinación en proporciones variables de vino y Coca-Cola.
Confinamiento: Mecanismo de ingeniería social diseñado por el régimen socialcomunista para llenar España de menas y drogadictos (alguno de los cuales son menas también).
La curva: Línea continua que varía paulatinamente de dirección en función de la proximidad de las elecciones.
Negacionista: Persona que se resiste a creer que algo existe aunque mate a su suegro. Así, por ejemplo, un negacionista de las mandarinas viviría en un estado de paranoia constante por el inexplicable pequeño tamaño de algunas naranjas.
Teletrabajo: Sensación epidérmica de un empresario por la cual nota, sin prueba alguna, que media plantilla está viendo Netflix a las once de la mañana.
Bandera: Elemento decorativo, a colocar detrás de un político, que, por repetición, aumenta la verosimilitud de su mensaje. Se calcula que cualquier sentencia pronunciada con cien banderas a la espalda pasa a ser verdad automáticamente.
Epidemiología: Rama de la medicina dominada con maestría por 9 de cada 10 españoles como demuestra la actual situación del país.
Evaluación independiente: Fenómeno físico, similar al horizonte de sucesos, al que puedes acercarte indefinidamente sin alcanzarlo jamás.