Dimisión en diferido
Jamás (y cuando digo jamás me refiero a nunca jamás) había asistido a un espectáculo político tan extraño y lleno de bochorno como el de la intervención del lunes de Alfredo Pérez Rubalcaba. Rubalcaba nos anunció tres cosas: primero, que tomaba nota de los pésimos resultados que ha obtenido el PSOE en las elecciones del pasado domingo; segundo, que la consecuencia era que asumía responsabilidades políticas por tales resultados; y tercero (cuando todos pensábamos que iba a pronunciar la palabra “dimisión”) que convocaba un Congreso Extraordinario para el mes de Julio y que por tanto seguía pilotando al PSOE hasta la producción de tan magno evento.
Es muy curioso: a partir de las declaraciones de Rubalcaba, empecé a recibir una pléyade de wasaps, emails, SMS…todos ellos con el mismo contenido: “¿has visto? Rubalcaba ha dimitido”. No suelo apostar, pero incluso la noche del domingo, tras conocer los resultados electorales, me aposté un dólar con un amigo a que Rubalcaba no dimitía. Y lo más curioso de todo ello es que mi amigo está llamándome para reclamarme el dólar...de qué manera tan diferente se ven las cosas según la distancia de la que se esté del objeto sometido a observación.
Todo esto me indica que es necesario aclarar (y denunciar) lo que ha pasado, puesto que parece de todo punto evidente que la confusión está servida. Han pasado las siguientes cosas:
1. No, Rubalcaba no ha dimitido. Como máximo, se trata de una dimisión en diferido. Lo que ha anunciado es que se celebrará un Congreso extraordinario, y que hasta la fecha, seguirá habiendo Rubalcaba. Hubo que preguntárselo hasta seis veces en la rueda de prensa que dio ayer para clarificarlo: “pero Sr. Rubalcaba, ha dimitido Ud., o no”, le espetó una de las periodistas que estaba presente en el acto. “Veo que no me expreso con claridad…siguiente pregunta”. Sí, la cosa está clara: no hay dimisión, por ahora. De ahí que las cabeceras de los periódicos se las hayan visto para encontrar el titular más adecuado: “Rubalcaba tira la toalla”. Tirar la toalla no es dimitir. Si no, hubieran dicho “Rubalcaba dimite”, sin más.
2. Qué es un Congreso Extraordinario, segunda aclaración pertinente. Es un cónclave en el que solamente deciden los delegados que mandan las agrupaciones del PSOE. He estado en alguno de ellos y son la cosa más cerrada, asfixiante, mafiosa y carpetovetónica que una persona pueda llegar a imaginarse. Cuando uno está en él, tiene la sensación de que es tonto y no se entera de nada. Es normal: el balón se juega en la última planta del hotel en el que tiene lugar el cónclave. Elegir a un Papa y a un secretario general del PSOE se parece muchísimo. Y salvo sorpresas “a la Zapatero”, siempre están atados y bien atados. Los aproximadamente 900 delegados saben de antemano a quien tienen que votar y el resultado final no varía casi nunca del originalmente previsto. No, no son un ejercicio de democracia: son un ejercicio de poder. Si se preguntan quién tiene hoy el poder en el PSOE, tendrán el resultado ya del Congreso de Julio
3. Hacer un Congreso antes de las primarias, no después. Parecía que Rubalcaba y su equipo estaban tocados y hundidos, y mira por donde se salen con esta jugada de manual. Haces el Congreso primero, apañas el resultado, y luego, si los militantes junto con los simpatizantes eligen a un candidato en primarias que no es “el oficial”, entonces el aparato le hace la vida imposible. La única manera, por tanto, de controlar al elegido es realizar el Congreso ANTES y no después, de las primarias.
4. ¿Qué habría sido lo que hubiera hecho creíble que el PSOE realmente ha entendido el mensaje de las urnas, tras las elecciones del pasado Domingo? Lo siguiente: 1) Rubalcaba dimite; 2) se convocan primarias para dentro de un mes; 3) una gestora se ocupa del partido en el interim; 4) una vez hay candidato, se convoca un Congreso para elegir al equipo que pilotará el partido a partir de ese momento.
No me cansaré de repetirlo: el PSOE se va alejando cada vez más de lo que una vez fue y quizá alguna vez vuelva a ser. La última prueba de ello, la tenemos en la dimisión en diferido del Sr. Rubalcaba. Les recuerda a algo, ¿no?