Si alguna vez regresa una cierta cordura a la sociedad, se estudiará cómo una cuadrilla de mentirosos compulsivos, depredadores de derechos sociales y sin un gramo de empatía por sus víctimas, se hicieron con el poder en hedor de multitudes. La humanidad parece haber regresado a una de esas épocas de infinita ignorancia, incrementada por la visceralidad obtusa que se asemeja a la del pan y circo del Imperio Romano, que triunfa incluso sin pan.
Hace unos días, antes del festival de autobombo y despropósitos que supuso el 2 de mayo de Ayuso, surgió una noticia verdaderamente impactante en mi opinión, que quedó tapada por el ruido, como tantas otras. La firmaba en elDiario.es Fátima Caballero: El Gobierno de Madrid ha repartido un millón de euros a medios para publicitar su gestión de las residencias. Cuesta decirlo sin atragantarse: Ayuso ha utilizado un millón de dinero público para vender como buena su trágica gestión de los geriátricos, y una serie de medios se lo han comprado y se supone que nos lo han vendido. Se trataba de anuncios a insertar, pero la llamada publicidad institucional puede acarrear problemas: si es falsa no es tal, sino propaganda maliciosa.
Fueron 899.913,89 euros -detalla el artículo de Caballero- en una “campaña institucional para vender las bondades de las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid que duró 25 días, del 6 al 31 de marzo. Solo cuatro días después, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó la convocatoria oficial para las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo”, explica.
Es tan aterrador como instructivo asistir a esta realidad. Para lavar la inhumanidad desplegada en las residencias basta contratar propaganda en los medios y además con nuestro dinero. No solamente han decidido millones de personas, medios e instituciones cerrar los ojos a lo ocurrido, sino que encima se atreven a contar una versión radicalmente distinta de lo que ocurrió y ocurre. Una larga historia, flagrante, que Ayuso y su equipo con colaboradores externos de todo pelaje se esfuerzan en ocultar.
Madrid fue la comunidad con más víctimas mortales en los geriátricos a causa del protocolo impuesto para no trasladar a ancianos y dependientes enfermos (más de siete mil personas), salvo que dispusieran de un seguro médico privado. Mientras, se gastaban 170 millones de euros -triplicando el presupuesto- para construir el Hospital Zendal. Previamente se montó otro escenario promocional -llamado hospital de campaña- en IFEMA al que se enviaron exactamente a 23 mayores enfermos leves de Covid. Y no hubo dinero ni para medicalizar las residencias. El periodista Manuel Rico, hasta hace unos días Director de Investigación de Infolibre.es, ha dedicado incalculables esfuerzos a esclarecer este asunto y sus grados de incidencia por comunidades. Las cifras de víctimas fueron muy dispares dependiendo de cómo se abordó la pandemia. Una y otra vez las pruebas son inapelables y no hay excusa para decidir por otros quién tiene la oportunidad de recibir atención para vivir o no, y menos cuando se ha dilapidado el dinero en otros menesteres, prácticamente inservibles. Como hospital, claro está.
Y no solo son las muertes y el dolor de aquellos primeros meses de pandemia -hoy oficialmente extinta como emergencia, no como virus de peligro para la salud- sino las carencias que se mantienen en las residencias, en alimentación y condiciones de salubridad, sobre todo. La Comunidad de Madrid ha reducido en un 18% el presupuesto de alimentación de los centros dependientes de la Agencia Madrileña de Atención Social por si faltara poco.
La información de Fátima Caballero en elDiario.es aporta cifras y destinatarios de esta “publicidad” de Ayuso. “Según se detalla en la documentación, se han beneficiado de la campaña un total de 79 medios de comunicación, entre generalistas, radios y otros pequeños de información hiperlocal de Madrid y otros municipios. El País, El Mundo, ABC, 20 Minutos, La Razón y el Periódico de España son los medios de comunicación escritos generalistas que han recibido dinero de esta campaña institucional –elDiario.es no se encuentra entre estos medios–. También las radios Cadena Ser, Cope, Onda Cero o esRadio –liderada por Federico Jiménez Losantos–, Radio Marca o Radio Intereconomía. Después hay más de 60 medios de comunicación pequeños de toda la Comunidad de Madrid”.
La muy cuestionada y arbitrariamente distribuida publicidad institucional es una dudosa forma de financiarse para los medios, y sería exigible un mínimo de rigor y siquiera enmarcar la propaganda como propaganda. El caso de elogiar en una campaña las residencias de Ayuso puede ser el colmo, casi un chiste de muy mal gusto, pero si miramos, ahora que comienza también la campaña electoral, esas portadas tan claras en su intencionalidad son un insulto al periodismo.
La dirigente que más divisiones causa por el estricto reducto del clásico pensamiento único que la caracteriza, por su carácter proclive a la bronca perpetua, va a portada para ser La Razón de Ayuso y como adalid de la unidad “superando las divisiones”. Pues igual pasó con las residencias, nada que ver lo sucedido con lo que se ensalza u oculta. Todo lector debería cuestionarse lo que ve, oye y lee en estos tiempos. Santa Isabel de los Zendales y Residencias pórticos de la gloria, está en trance de ser canonizada como tal. Abróchense los cinturones que vienen turbulencias.