Reformar las leyes sin necesidad sólo puede tener o un objetivo electoral y populista o un motivo ideológico. O ambos. Al final este artículo, que cada uno elija. Si bien se trata de un tema que puede suscitar adhesiones viscerales por parte de padres y madres alarmados, les rogaría que lo hicieran después de leer los argumentos porque bajo el pretexto de proteger a sus vástagos hemos de temer que nos están metiendo otro “bacalao” ideológico.
Situar la edad de consentimiento sexual en los 16 años es excesivo pero es que, además, es absolutamente innecesario. Y eso en la lógica legislativa debe darnos la clave. Afirman desde el Gobierno que este aumento conseguirá que en caso de que la víctima tenga menos de 13 años cualquier contacto sexual sea delictivo, como hasta ahora, y si tiene entre 13 y 16 años «se considerará la relación abuso sexual si se comete mediante engaño o abuso de una posición reconocida de confianza, autoridad o influencia». Sólo que esto también era así en la legislación actual. Entre los 13 y los 16, el contacto sexual se considera ya delictivo si existe engaño o prevalimiento por parte del adulto. Se llamaba estupro y ahora está regulado en los artículos 181 al 183 del Código Penal.
¿Que es lo que nos están vendiendo entonces Gallardón y Mato, Mato y Gallardón? Algo más sutil. Una inversión de la carga de la prueba, por así decirlo. En la situación actual si una menor entre los 13 y los 16 tiene relación con un adulto, puede sospecharse que este se ha prevalido de su madurez, influencia y ascendiente sobre ella, lo que habrá que probar. Con la reforma que proponen,no. Con esa reforma el mayor de edad será directamente un delincuente y tendrá que probarle a un juez que “por proximidad” de madurez, de edad no ha existido ese prevalimiento sino que se trata de una relación sexual “aceptable”. Parece lo mismo pero, además de las consideraciones técnicas sobre la presunción de inocencia,ya veremos que sucede cuando cualquier adolescente denuncie a su noviete de 18, 19 o 20 por despecho, por ejemplo. Ella ...o sus padres escandalizados al descubrir que su hija adolescente mantiene relaciones. ¿Me van pillando?
Y es que la edad mínima elegida es a todas luces excesiva. Si bien existe una recomendación internacional para que sea elevado de los actuales 13, lo cierto es que los países europeos que han llevado esa elevación de la edad de consentimiento sexual más lejos, hasta los 18, son Malta la antiabortista, la católica Irlanda y Turquía. Aquí además se ha dado el caso de que Gallardón pretendía frenar en los 15 y ha sido el impulso de Mato el que ha llevado la edad hasta los 16. La misma edad a la que el Gobierno pretende subir el mínimo para contraer matrimonio. Y me pregunto, ¿qué relación debe haber entre ambas edades? ¿Cómo puede defenderse que sea preciso el mismo grado de madurez para contraer matrimonio que para iniciarse sexualmente? Sexo y matrimonio, sospechosa relación. De hecho, el matrimonio a los 16 no puede tener otro sentido que servir a ese sentimiento del honor y del pecado que lleva a enlazar a parejas adolescentes en cuanto se produce un embarazo que, claro, no puede interrumpirse. El matrimonio si que podría elevar su límite hasta los 18, como en Francia, porque no puede defenderse que haga falta más madurez para decidir a quien votas que para suscribir un contrato que tanto marcará tu vida.
Yo, personalmente, creo que tras esta reforma que parece que tranquiliza a padres y madres -como si sus adolescentes no fueran a iniciarse en el sexo, como si los abusos a niños no se produjeran mayoritariamente en la infancia y en el seno de la familia o el entorno próximo- se esconde una nueva vuelta de tuerca que criminaliza el sexo adolescente e intenta poner trabas a la realidad. Para aplacar las dudas que suscitaba el hecho de que cualquier relación con alguien de 18 fuera un delito, el Gobierno ha introducido una frase según la cual será el juez quien valore si “la proximidad de edades” hace que no pueda hablarse de una conducta delictiva. Demasiada carga en la portería de los jueces. Dios nos libre de la conciencia de los jueces. Esa proximidad de madurez, esa “normalidad” de la diferencia de edad, ¿será la misma para un juez del Opus que para un progresista? No debiéramos tener que saberlo.
Y, por último, quiero apuntar una incoherencia. Los mismos que braman cada vez que se aplica la Ley del Menor y que afirman que hay que incrementar la edad de responsabiidad penal por encima de los 14, los mismos que casi piden juicios de adultos y hasta cadena perpetua para los adolescentes que delinquen porque entienden que son capaces de entender en toda su extensión la gravedad de lo que han hecho... ¿esos mismos nos dicen que hasta los 16 no se sabe si se quieren tener relaciones sexuales?
Yo me decanto por situar la edad de consentimiento en los 14 y, si me preguntan, la de matrimonio en los 18. Se que es un tema visceral pero no por ello deja de afectar a derechos y libertades del individuo, aunque éste sea joven y quiera hacer cosas que sus padres preferirían que retrasaran.