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La elocuencia de Mariano

Javier Vizcaíno

Claro, como ustedes solo pasan sus ojos por pasquines disolventes como este, tendrán ahora mismo en la sesera que el prohombre de Pontevedra se tiró toda la entrevista de ayer despejando balones a la grada y batiendo el récord de decir que no se puede gastar lo que no se tiene.

Pues vayan saliendo de su error con la inestimable ayuda del editorialista de ABC. “Rajoy, ideas claras”, titula el propio con mano firme, antes de entregarse a una loa que arranca tal que así: “El presidente del Gobierno concedió ayer su primera entrevista en televisión, en la que despejó muchas inquietudes que anidaban en el ánimo de los españoles. Mariano Rajoy lanzó el mensaje que los ciudadanos necesitaban escuchar en tiempos de zozobra. Sin atisbo de duda, pero sin soberbia, realizó un certero diagnóstico de la situación económica que atraviesa España”.

Nada, ¿no? Siguen sin verlo. Seguramente es porque pertenecen a la subespecie de los antipatriotas y desgraciados que no están en el secreto de las verdaderas esencias marianas. Se lo explica más finamente el amanuense de La Razón: “Sólo quienes esperaban que, traicionando su estilo de gobernante previsible y ponderado, Mariano Rajoy hiciera grandes revelaciones en la entrevista emitida ayer por TVE, se habrán sentido defraudados”.

Vamos, que le piden ustedes peras al olmo, muchachos. El tremendo disgusto que les voy a dar es que el vacío que les dejó el partido de frontón de ayer les iguala al mismísimo Pedro José de los tirantes, que por puño de su escriba anota hoy en El Mundo: “La ambigüedad y frialdad caracterizó la gran mayoría de sus respuestas, lo que resulta poco tranquilizador para una opinión pública que desea explicaciones y medidas más concretas”. Aun más sintético, José García Domínguez resume en Libertad Digital: “Tras casi un año, Rajoy ha hablado en RTVE. Es lástima que no haya dicho nada”.

Les martirizaría más dándoles a comparar con sus impresiones la opinión del editorialista de La Gaceta, pero no ha lugar. El papel intereconómico anda con una ciática de espanto últimamente y no le da la cintura para reaccionar con tan poco tiempo de margen. Por eso juega a la defensiva y sobre seguro.

¿Que hoy es 11 de septiembre? ¡Pues venga una soflama podrida de esteladas! Bajo el encabezado “Trampa independentista”, faltaría más. Y con este párrafo final que les arrojo a boca de jarro: “Al final, los grandes ganadores de la movilización serán los independentistas, que se han sabido aprovechar del descontento de los ciudadanos ante la difícil situación de la economía y de la ineptitud de una clase política que, no sólo ha llevado a Cataluña a la bancarrota, sino que ha claudicado ante la opción fácil de culpar de todo a Madrid, al modelo autonómico o al sistema de financiación, arrojándose a los brazos de quienes defienden utopías imposibles en una huida hacia adelante antes que aportar soluciones e ideas a unos ciudadanos hambrientos de soluciones factibles”. Eso, como avance de lo que vendrá mañana.

De vuelta a los papeles hojeados al principio, un par de apuntes vuelaplumeros sobre la nueva arma de la chusma. ¿No caen? Anden, lean en La Razón al amarhuendado que hace los minieditoriales: “La izquierda radical y los sindicalistas abrieron ayer el curso escolar anunciando su plan de «trabajo»: el calendario de huelgas, que han cocinado con el PSOE y envasado en su «tupper» ideológico”.

Sutil, ¿eh? Pues no es nada al lado del párrafo que se marca Jaime González en ABC sobre lo que él, más castizo, llama por su racial nombre español. Cierto que cuando se ve en la necesidad de utilizar un sinónimo, recurre al malvado anglicismo. Lean, que es toda una teórica: “La fiambrera es el material didáctico que la izquierda utiliza para instruir al pueblo, aunque algunos en Valencia prefieran emplear la yema. Tanto que ayer, en la botadura del curso escolar en Madrid —diez escuelas infantiles, ocho colegios y cinco institutos nuevos—, el tupper furtivo de la buena señora rebotó contra el suelo y, como un bumerán, busca a estas horas al padre intelectual de la leyenda biodegradable que no termina de correr de boca en boca”.

Por si no han tenido suficiente, la propina final a cargo de Salvador Sostres en El Mundo. No se aburre el gachó de escribir la misma columna, como verán: “Los ricos ya son los que pagan más, los que pagan mucho más, y me parece poco educado insistir en insultarles en lugar de darles las gracias. Me parece poco elegante ser un desagradecido”. Cansino.

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