Señor Tamames, ¿realmente aspira usted a la presidencia del Gobierno?
Por supuesto que sí. Llevo toda la vida preparándome para esto. Y, sinceramente, creo que me llega a la edad perfecta. A los 89 años uno es más reflexivo y sopesa las cosas con más prudencia. Ayer, sin ir más lejos, estuve desde las 9 de la mañana hasta las 16:15 pensando qué comer. Al final me hice sopa.
Pero sería ya una merienda.
¿Cómo dice?
Que, a esa hora, sería ya una merienda. La sopa, digo.
¿Qué sopa? ¿De qué me habla usted? ¿Ha perdido el juicio?
Eh… Es igual. Oiga, usted va de la mano con Vox, un partido de extrema derecha. ¿Comparte sus postulados respecto a las autonomías?
A mí las autonomías me gustan mucho, sobre todo las normales: Castilla, Galicia, Aragón… Ya sabe. Pero creo que, de un tiempo a esta parte, algunas comunidades se han subido a la parra. Por ejemplo, que los vascos tengan sus propios trenes me parece una provocación. Euskotren lo llaman, que tampoco es que se hayan roto la cabeza con el nombre. Pero bueno, el mensaje que manda eso es evidente. Están diciendo: “Renfe no es suficientemente buena para nosotros”. Y yo digo: “Renfe no es suficientemente buena para nadie, pero debemos afrontarlo juntos y no separados”.
Entonces, ¿apoya usted la suspensión del Estado autonómico tal y como propone Vox?
Deje que le cuente una cosa. El viernes fui a Mercadona a comprar plátanos. Y, allí mismo, en el lineal de frutas tropicales, vi a un tipo hablando con una guayaba. Las guayabas son muy ricas. Son de Colombia, un país desastroso, horrible, lleno de colombianos, pero las guayabas no tienen la culpa de eso. El caso es que el tipo le estaba hablando a la guayaba como si fuese, qué sé yo, una persona pequeñita o algo así.
Ya. ¿Y qué tiene que ver eso con Vox?
¡Pues que en todas partes hay chiflados! Lo mismo en un partido político que en la frutería. Pero uno no puede quedarse solo con los chiflados, no puedes decir “dejo de comer fruta porque hay gente que habla con las guayabas”, ¿entiende?
No estoy seguro, pero sigamos. Dígame, ¿cómo ve la actual situación de España?
Yo creo que España es un gran país, no olvidemos que soy uno de sus arquitectos. Pero también creo que debe hacerse respetar. Si nos provocan, tenemos que responder. ¿Sabe usted que México nos está tirando las estatuas de Colón? ¿Qué locura es esa? ¡Sin los españoles esa gente seguiría reduciendo cabezas!
¿Y qué propone usted?
Yo abogo por mandarles más estatuas de Colón y colocárselas por la noche, sin que se den cuenta. Que no les dé la vida para tirar tantas estatuas. Al fin y al cabo, para eso está el Ejército.
En la filtración de su discurso, usted dice que le preocupa la baja fecundidad de España. Y culpa de ello al feminismo radical.
Sin duda. Es obvio que la gente ya no copula tanto como antes por si acaso.
Por si acaso, ¿qué?
Mire, yo soy economista. Los datos son mi herramienta. En España tenemos una de las mejores calidades de esperma del mundo. Y, sin embargo, hay una crisis de natalidad. Las razones son obvias: el esperma no está acabando donde tiene que acabar. Y eso es por culpa de las feministas, que coartan el normal proceso de cortejo que, no lo olvidemos, es propio de todos los animales y básico en el proceso reproductivo.
Eh… Vale. ¿Y cómo lo arreglaría usted?
El Estado tiene que desarrollar mecanismos democráticos, dentro del marco constitucional, que faciliten la penetración.
Ajá. ¿De qué manera?
Pues, mire, para empezar hay que hacer una labor pedagógica para encarrilar el feminismo. Decirles: “Señoras, como sigan así, no habrá para las pensiones”. Hay que repensar lo que supone ser mujer en el siglo XXI, y creo sinceramente que yo soy la persona adecuada para ello.
Seguro. También está muy preocupado por la delincuencia que, según usted, no para de aumentar.
Es horroroso. Terrible. Mires donde mires, no hay más que narcotraficantes armados hasta los dientes. Ayer mismo vi en el Telediario que hay una droga nueva, nuke se llama, que está provocando que las mafias tomen las calles. ¡La policía está completamente desbordada! Ni siquiera con esas máquinas que usan ahora pueden hacer nada.
Con el debido respeto, señor Tamames, eso no era el Telediario. Era Robocop 2.
Ya. Puede ser. ¿Sabe qué? Creo que me prepararé una sopa.