La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Una EPA desastrosa

Los resultados que publica hoy la EPA son desastrosos. Los eufemismos tradicionales, del tipo “la tasa de incremento del desempleo se modera”, no deben oscurecer la información fundamental. Nuestra economía destruye puestos de trabajo a un ritmo vertiginoso: en el último año se han ido al paro más de medio millón de personas (563.200, exactamente). Y el resultado acumulado de este proceso es insostenible desde el punto de vista social: son ya casi dos millones de familias (1.906.100) las que subsisten con todos sus miembros en paro.

Los titulares dan buena cuenta de la magnitud del desastre, pero más allá de la barrera psicológica de los seis millones de personas en paro y la tasa de desempleo por encima del 27%, la letra pequeña informa sobre realidades específicas aterradoras. Por ejemplo, no debería pasar desapercibido que desde el inicio de 2011 la tasa de actividad se viene reduciendo, y que este primer trimestre de 2013 registra su mayor caída hasta la fecha. En nuestro país, sólo durante último año, 235.300 personas han abandonado la aspiración de encontrar un empleo legal. En el caso de las mujeres, ni siquiera son ya un 54% (53,39%) las que persiguen este objetivo. Una tasa de actividad tan reducida y, lo que es más indicativo, en retroceso, señala un proceso generalizado de desesperanza, de pérdida de expectativas económicas y profesionales: el exilio económico, la dedicación a las tareas domésticas y de cuidados en el propio hogar, o la economía sumergida, son las alternativas laborales de nuestro tiempo para cada vez más población. Aunque “la tasa de incremento del desempleo” se esté moderando.