Errejón y los etcétera

25 de octubre de 2024 23:00 h

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La noticia cayó como una bomba. Digan lo que digan los profetas del pasado, la mayor parte del planeta no sabía de las andanzas de Iñigo Errejón, el hasta ahora portavoz de Sumar en el Congreso. Y el anuncio de su dimisión vinculada a denuncias de agresiones sexuales y maltrato psicológico a varias mujeres tuvo el fuerte impacto que merecía. En la búsqueda de confirmaciones imprescindibles para lanzar una noticia, se produjo la del implicado: reconocía los hechos denunciados anónimamente y atribuía su conducta errática a todo menos a él mismo. Había llegado “al límite de contradicción entre el personaje y la persona”, como si la vida fuera un teatro. Luego las denunciantes empezaron a tener cara… y dolor acumulado.

Inmediatamente pasaron a la segunda parte: las responsabilidades. Y tampoco atacan de lleno al chico mimado por el establishment, incluso de la derecha, sino a quienes supieron y no contaron y no lo llevaron al juzgado, dicen. Sí se ha sabido que Loreto Arenillas, de Más Madrid, medió en una denuncia previa en 2023 con una mujer para que no denunciara. Era la portavoz de Feminismo de la formación y, al saberse el asunto, ha sido cesada hoy. Lo que más han ido señalando –en las imágenes utilizadas– ha sido como un daño que parece remontarse a su bautismo político y a la pila donde contrajo el pecado original de un machismo rayando lo sádico, por lo que cuentan las afectadas, es decir a la etapa de Podemos. Y, para postre, nos han inundado las interpretaciones de los “expertos de guardia” para sentenciar nada menos que lo de Errejón tiene un coste “para la izquierda” y es un golpe casi irreparable para el feminismo. Vamos, anda.

Te quedas perpleja y muy indignada. La culpa es de quien ejecuta unos hechos punibles; extrapolarlo con aviesas intenciones es otra muestra de las bajezas que vivimos en este momento.  Y es tan evidente que espanta y explica cómo los relatos podridos calan en personas acostumbradas a engullir ideas cortas, que cada vez son más.

Me pregunto cómo hemos llegado a esto. Si es solo frivolidad, escasa curiosidad intelectual y mínimo aprecio por el espíritu del periodismo, o es una acción deliberada. Los resultados son magníficos: les comen la píldora suministrada y con ella se van hasta el fin de los días.

Echar la culpa a Podemos, como hizo el portavoz del PP Elías Bedondo inmediatamente y recogió el Telediario de las 21.00 de TVE, es de una zafiedad manifiesta, y han ido abundando en ella los medios desde la mañana. Errejón fue uno de los fundadores de Podemos, como el franquista que firmó penas de muerte a disidentes, Manuel Fraga Iribarne, lo fue del PP, en su día AP. Pero Errejón fue también quien traicionó a Podemos junto a Carmena, que sería el principio por el que se dinamitó la izquierda. El daño a la izquierda se lo hizo Iñigo Errejón en compañía de otros. Hace falta retorcer mucho la realidad para soltar la tesis actual, pero van con ello, sin problema.

El personaje, la persona, pareció sinuoso desde entonces como político, pero el sistema lo adoraba y no se podía esgrimir crítica alguna. Errejón llegó casi a donde quería –no ha sido ministro, sí portavoz– pero los comportamientos sexuales y psicológicos denunciados por no menos de una docena de mujeres le han perdido.

Pretender que la izquierda se hunde porque un diputado, uno –portavoz del partido en coalición de gobierno, sí–, tenga un comportamiento tan reprochable es de una desfachatez mayúscula.  Pero de lo que se trata es de que la idea cale. Hoy, “señoras muy de derechas” se sentían felices porque un hombre de presunta izquierda fuese un agresor sexual, como lo son tantos de sus partidos, PP y Vox. ¿O pasamos lista con los condenados? Cosa que no quita en absoluto para que los haya también en la izquierda. El colmo ha sido la aparición fantasmal de José María Aznar, atacando a la izquierda a cuenta de Errejón. Hace falta valor.

La caída de Errejón representa un problema en cuanto es uno más en la formación creada para fundir a Podemos y que ha resultado un experimento malogrado. Patético el abandono de su portavoz cuando, hoy, han asegurado que Errejón no es militante ni de Sumar, ni de Más Madrid. Es preocupante porque no son tiempos de mayorías absolutas –que se lo digan a Sánchez cómo se las ve en esta legislatura ya–. Se precisa otro partido de izquierda para gobernar, preferentemente de izquierda, ¿nos entendemos? Máxime cuando PP y Vox ya han finiquitado su paripé de ruptura y trabajan juntos.

Tenía previsto otro tema para publicar hoy. La actualidad está plagada de asuntos que nos interesan, pero “la agenda” ha marcado “Errejón” en estéreo por lo mucho que les conviene a algunos políticamente para captar a quienes reflexionan poco. Tratar éste además es adentrarse en un mar de visceralidad muy desagradable. El maltrato machista a la mujer es un gran problema sin duda, pero no ha sido lo más resaltado: lo terrible es cómo lo revuelven y manipulan para que se convierta en otro tiro a la izquierda y sobre todo al feminismo. Y no se puede dejar pasar.

El caso Errejón ha salido a la luz por el trabajo de la periodista Cristina Fallarás, tan acribillada a insultos y amenazas que abandonó twitter, por ejemplo. Ella aglutinó a un grupo de mujeres, auténticas feministas, creando un espacio en el que ninguna estará sola si necesita ayuda en cualquier eventualidad. Está llena de mujeres valiosas. De allí han partido iniciativas tan interesantes como la primera huelga feminista que dio un gran impulso al movimiento el 8 de marzo de 2018. En este caso de la mano de Ana Requena Aguilar, redactora jefa de Género de elDiario.es. Que no se equivoquen, esto es un triunfo del feminismo, de la fuerza conjunta de un grupo de mujeres y no va a parar. Todo lo contrario: los resultados, alientan.

Fallarás ha terminado recibiendo múltiples confidencias de mujeres anónimas que la buscan en las redes, sabiendo que tienen a alguien con quien contar. A un alto coste para ella, que, sin embargo, comparte el gran grupo. Publicar la primera carta –durísima– en la que una pareja de Errejón denunciaba el trato recibido ha vuelto a acarrearle los insultos y críticas habituales.

El problema de fondo es ése y lo decía anoche Fallarás en el 24 horas de TVE ¿Por qué acuden a ella en lugar de a un juzgado? La respuesta es clarísima y la encontrarán también en otros países. Ni es fácil denunciar, ni da garantías. Una y otra vez –y no solo en España– se culpabiliza a la víctima. Estaba empezando a funcionar mejor, hay que volver a ello.

Y, mientras, la reina del ayusato no acude a La Moncloa a la cita del presidente del Gobierno de España y sus colegas que sí han ido a tratar asuntos de los ciudadanos, temerosos de las reacciones de la diva, dicen comprenderlo. Y sigue agudo el problema de la vivienda y otros. Hay excelentes cifras en economía y empleo. Se precisa afinar en los actos de gobierno. Que un Errejón fallido no nos distraiga de ver el bosque.