Ahora resulta que un guardia civil reconoce que realizó tareas de espionaje a destacados miembros del PP de Madrid, por orden de aún más destacados miembros del PP de Madrid.
Ahora resulta que la denunciada “gestapillo”, puesta en marcha por la cúpula del PP --que era y es la cúpula del Gobierno de Madrid--, denunciada por el vicealcalde Manuel Cobo, es verdad de punta a rabo, según testimonia un picoleto arrepentido.
Ahora resulta que por mucho que se hayan empeñados jueces del PP y parece que de las Faes, hubo gente del PP de Esperanza que ordenó espiar a gente del PP de Rajoy, todo ello con dinero suyo, de usted, y mío, querido lector.
Estos deben ser los principios liberales: repugnantes tareas privadas, pagadas con dinero público; vicios privados, discursos de valores; perseguir al enemigo/enemigo del partido, con dinero del contribuyente.
Estos deben ser los valores, la ética y los principios de la cúpula del PP de Madrid, que se manifiestan así en Navidad como en Semana Santa, con frío o en el ferragosto capitalino.
Pero parece que todo da igual, la funcionaria afiliada a la mamandurria, la política más mediopensionista de Europa --me voy, pero me quedo; por el camino me entretengo; ideario liberal, pero sueldo público desde el siglo pasado --, el faro del liberalismo estatal, se ha dedicado a espiar a miembros de su propio partido con dinero de nuestros propios bolsillos.
No pasará nada. Si esto lo hubieran hecho en otros partidos, hubiera ardido Troya, pero en el PP de Madrid toda corrupción es posible y sale gratis políticamente; así sea recibir dinero del ladrón encarcelado Ferrán, como espiar a compañeros-enemigos del partido; privatizar la sanidad y echar la culpa a los privatizados; montar la Gurtel con consejeros designados por Esperanza; liquidar TeleMadrid después de haberla manipulado hasta la extenuación y saqueado con los sueldos de sus palmeros.
Siempre podrán echar la culpa a la herencia recibida… por ellos mismos.