Excepcionalidad democrática: RTVE y TV3, intervenidas
El 20 de abril de 2012 el Gobierno del Partido Popular aprobaba un Real Decreto-Ley que reformaba la forma de elección del presidente de RTVE. Hasta esa fecha y desde 2006, los dos presidentes de la Corporación, Luis Fernández y Alberto Oliart, habían sido elegidos por el Congreso de los Diputados por consenso, consenso entre el partido del Gobierno, el PSOE y el mayor partido de la oposición, el PP. Desde 2006 todos los presidentes de RTVE, lo han sido con el apoyo del PP, los dos últimos sin el apoyo del PSOE y gracias a la mayoría absoluta del PP. El partido socialista habló de “golpe institucional”, “inventándose” el Gobierno un bloqueo que según ellos no existía. Desde entonces, RTVE se encuentra intervenida. El Tribunal Constitucional, más de cinco años después, aún no se ha pronunciado sobre la constitucionalidad de ese Real Decreto Ley.
El 21 de octubre de 2017, el Gobierno del PP ha decido intervenir en las instituciones catalanas y entre las medidas adoptadas se encuentra poner los medios públicos autonómicos de Catalunya, cuyo buque insignia es TV3, en manos del Gobierno del Estado. Se aduce la excepcionalidad de la situación que vive Catalunya por la declaración suspendida de independencia.
No voy a entrar a analizar las acciones del Gobierno de España sobre el de Catalunya, La historia juzgará a unos y otros. Sí quiero, sin embargo, compartir mi rotundo desacuerdo sobre la medida propuesta para TV3 aún cuando no sea todavía efectiva pues tiene que aprobarla el Senado.
Si TV3 tiene que ser intervenida es porque, según el Gobierno del PP, se ha convertido en un medio que manipula y adoctrina a los catalanes en la defensa de las ideas independentistas de la Generalitat. Por un lado tengo que congratularme con el hecho de que nuestras autoridades sientan tanta sensibilidad a la hora de controlar medios de comunicación públicos pues ello demuestra la evidente importancia que les concede aunque su interés por controlarlos no les deje en muy buen lugar.
RTVE está transitando por uno de sus periodos más oscuros. Algunos dirán que sus audiencias desmienten mis tesis, sobre todo en lo referente a los informativos. Nada más lejos de la realidad. Tener audiencia es uno de los objetivos irrenunciables de cualquier medio, sea público o privado. En el caso de los públicos por encima de esa potencial audiencia se encuentra el cumplimiento de unas obligaciones de servicio público que permita llamarlo así. ¿Se cumplen en RTVE esos mínimos o no se cumplen porque sus informativos, programas de actualidad, culturales y de entretenimiento tienen un sesgo que no los hace plurales ni independientes?. ¿Si un gobierno utiliza los medios de comunicación para adoctrinar o manipular a favor de sus intereses o los del partido que lo sustenta en el poder, están cumpliendo con ese servicio público?.
Siendo director general de RTVE José Antonio Sánchez, actual presidente de la Corporación y director de informativos de TVE, Alfredo Urdaci, la manipulación que se ejercía hacia sonrojar a cualquiera. Dio vergüenza ajena ver cómo cuando RTVE fue obligada a leer una sentencia sobre Comisiones Obreras el también presentador del Telediario decía las célebres, ce, ce, o, o para referirse al sindicato.
No podemos decir que las cosas sean diferentes en nuestros días. Ese mismo presidente, acompañado esta vez del ex subdirector de opinión de La Razón, José Antonio Gundín, siguen la misma senda. Día tras día vemos como RTVE traiciona su obligación de llegar a una amplia base de ciudadanos. Los millones de espectadores de RTVE, ¿A a que grupos sociales pertenecen? ¿Son diversos por su pensamiento político? ¿Por la opción política que votan en las elecciones? Respondan ustedes mismos. RTVE dirige sus informativos y programas a solo una parte de la ciudadanía, dejando huérfana de referentes al resto. ¿Es esto servicio público? ¿Utilizar recursos públicos para influenciar en los ciudadanos es honesto? ¿Es legal? Somos cuarenta y seis millones de ciudadanos y nos visitan cerca de ochenta millones de extranjeros al año; ¿Se merecen todos ellos no poder disfrutar de unos medios que no tengan la sospecha constante de estar manipulados?
¿Entienden los gestores de RTVE como un éxito que los telediarios lleguen a los dos millones de espectadores en uno de los momentos más convulsos de los últimos 40 años de la historia de España? ¿Que hace que los ciudadanos prefieran mayoritariamente otras opciones? ¿Que hace que RTVE ocupe el puesto sexto en las preferencias de los ciudadanos catalanes por sus informativos? Curiosamente, TV3 sigue siendo la única cadena pública autonómica líder en su territorio. ¿Nadie reflexiona sobre los motivos? ¿ Se circunscribe a la supuesta manipulación y adoctrinamientos? ¿Son los catalanes más proclives a dejarse manipular o adoctrinar que los madrileños, gallegos, valencianos, italianos, británicos o suecos?
Intervenir cualquier medio de comunicación, sea público o privado, debe ser una excepcionalidad dentro de la excepcionalidad. Pues bien, en España podremos tener intervenidas, en breve, RTVE y TV3. Flaco favor a la democracia madura a la que aspiramos. Devolver ambos medios a la normalidad democrática debe ser una tarea urgente. Señorías, diputados y senadores, manos a la obra. Devolvamos la normalidad a RTVE y a TV3. La excepcionalidad que podamos estar viviendo no justifica que los medios públicos pierdan su independencia. Quiten sus manos de los medios públicos y devuélvaselos a los ciudadanos españoles y catalanes, a estos por partida doble. Estén seguros de que se lo agradeceremos.