La extradición de Assange sienta un precedente catastrófico, sobre todo si eres 'freelance'

14 de junio de 2019 23:59 h

Si las democracias liberales permiten que se extradite a personas por publicar información veraz y de interés público, ¿qué podemos esperar de los regímenes autoritarios? Técnicamente, no te puede extraditar cualquiera. No te puede extraditar Afganistán, Armenia, Azerbaiyán, Bahrein, Bielorrusia, Bután, Camerún, China, República Dominicana, Egipto, Etiopía, Georgia, Irán, Japón, Kazajstán, Kuwait, Kirguistán, Madagascar, Mongolia, Namibia, Omán, Pakistán, Qatar, Rusia, Arabia Saudita Arabia, Corea del Sur, Tayikistán, Turkmenistán, Emiratos Árabes, Ucrania, Uzbekistán, Venezuela y Yemen. Tampoco te pueden extraditar por cualquier cosa. Por ejemplo, no te pueden extraditar por delitos de carácter político, con la excepción del terrorismo, crímenes de lesa humanidad o atentados contra un Jefe de Estado. Técnicamente, para que la extradición sea aceptada, debe venir acompañada de auto de prisión o de una condena firme. Salvo que te busquen los Estados Unidos y tu estés en Reino Unido.

En 2003, el entonces secretario de Estado británico, David Blunkett, firmó un tratado de extradición con su equivalente Tom Ashcroft, que allí se llama Fiscal General, en el que se eliminaban los prerrequisitos antes mencionados y las protecciones anteriormente asignadas a los sospechosos para liberar al gobierno de los EEUU de la molestia de adjuntar autos, condenas, pruebas preliminares o cualquier cosa que no sea “una declaración del hecho del[os] delito[s]” del individuo al que quieres trasladar.

La primera declaración de los hechos decía que Julian Assange había conspirado (con Chelsea Manning) para infiltrarse en ordenadores protegidos del Gobierno de los EEUU. La ley dice que “cualquiera que deliberadamente acceda a un ordenador sin autorización o haciendo mal uso de autorización, y que así obtenga información determinada por el Gobierno de EEUU como sujeta a protección por motivos de defensa nacional”. Su única prueba es un chat en el que Assange le dice a Manning que la ayudaría a crackear la contraseña de un ordenador militar. Tuvieron dos meses encerrada a Chelsea Manning para que corroborara el delito y no hubo manera. Pero, como acabamos de ver, EEUU no tiene que demostrar que cometió ese delito para reclamar su extradición. Solo declararlo. La petición formal de extradición que EEUU envió el pasado martes contenía otros 17 cargos de espionaje por colaborar con agentes de inteligencia para obtener y distribuir información secreta militar y cables diplomáticos clasificados. Que es lo que hace todos los días el New York Times.

Los reporteros del Times -y de todos los grandes periódicos- colaboran a diario con fuentes en los servicios públicos para publicar información secreta y denunciar abusos de poder, para prevenir a los ciudadanos de aquello que puede perjudicarlos y ayudarles a estar informados en sus decisiones. En EEUU, ese trabajo ha estado protegido por la primera enmienda desde que el gobierno de Nixon demandó al Times y al Washington Post para que no publicaran los Papeles del Pentágono y perdió. “La prensa estará para servir a los gobernados, no a los gobernantes - escribió el juez de la Corte Suprema Hugo Black- . El poder censor del Gobierno contra la prensa fue abolido para que la prensa permanezca eternamente libre para censurar al gobierno. La prensa fue protegida para pudiera desvelar los secretos del gobierno y proteger al pueblo”. Ese fue el precedente que sirvió para proteger a la prensa libre desde 1971. Es importante pensar qué clase de precedente se va a establecer aquí.

La estrategia de los EEUU es evitar que parezca lo que parece. Primero acusándolo de entrar en ordenadores protegidos en lugar de publicar documentos. Ahora, acusándolo de espionaje. Como advirtió uno de sus abogados, el exjuez Baltasar Garzón, “Estados Unidos está argumentando el cargo de espionaje para no considerarlo como periodista o medio de comunicación”. Si Assange no es un periodista, entonces no está protegido para desvelar secretos del gobierno y proteger al pueblo. Si no es periodista y desvela secretos del Gobierno, entonces es un espía que ha puesto en peligro la seguridad nacional. “Assange no es un periodista -dijo el fiscal general adjunto de Seguridad Nacional, John Demers-. Esto queda patente en la totalidad de su conducta según se declara en el la orden de extradición”. En la que, recordarán, nadie tiene que demostrar nada ni presentar evidencia ninguna. Solo la declaración.

Julian Assange no es un periodista -dijo Asha Rangappa, analista legal y de seguridad nacional de CNN-. No estaba involucrado en la recolección o publicación de noticias de buena fe y puso la seguridad nacional en riesgo intencionalmente”. “Julian Assange no debería ser considerado un periodista trabajando en el interés público”, dijo June Casagrande, escritora y especialista en gramática en Los Angeles Times. “Narcisismo, no periodismo”, dijo una tal Patricia en su carta al New York Times. Y una larga lista de artículos curiosamente parecidos, aparecidos al mismo tiempo, incluyendo El error de llamar a Assange periodista del exdirector de El País, Antonio Caño. El País fue uno de los cinco medios internacionales que se coordinó con Wikileaks para publicar los cables secretos por los que acusan a Assange de espionaje. Javier Moreno, entonces su director, consideró que “las revelaciones de Wikileaks son el mayor acontecimiento periodístico de los últimos años”.

Quién es periodista. Hay quien piensa que para ser periodista hay que tener la carrera de periodismo. O la tarjeta de la asociación de prensa o tener contrato en un medio de comunicación. Hay quien dice que los periodistas son los que cubren determinados temas, o los que trabajan en determinados medios o los que no publican en papel gráfico y no en couché. Si para ser periodista hay que trabajar en un periódico, entonces ¿puede la policía registrar el domicilio de un freelance para buscar documentos que revelen la identidad de fuentes que incriminan a la propia policía? Porque este es el precedente que se va a establecer. Periodista es aquel cuya empresa le protege de ser perseguido por hacer su trabajo. En un mundo de freelancers, no es un precedente que nos vaya a beneficiar.