Cuando Feijóo dice 'nunca' quiere decir 'de momento'

17 de junio de 2024 22:06 h

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Entre el 31 de enero de 2024 y el 16 de junio hay, además de cinco meses, un nítido cambio de posición del PP respecto a Junts. Feijóo se acerca lenta pero inexorablemente a Puigdemont y va emitiendo señales. “El terrorismo es terror y en Catalunya hubo días de absoluto terror (...) Es obvio, esto es la kale borroka independentista en Catalunya (...) Puro terror y puro fascismo”, sostenía a principios de año.

Lo que ayer era fascismo y era terrorismo, hoy ya no lo es tanto. Es más, el líder del PP cree que Pedro Sánchez ha engañado a Puigdemont con la amnistía y que eso tendrá consecuencias. ¿Moción de censura? Ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Solo avisa: “No puedo comprometerme a no presentarla ni a presentarla”, ha declarado en su enésima entrevista con La Razón, donde defiende que su “partido habla con todos menos con aquellos que tienen un pasado vinculado al terrorismo” para distinguir entre Junts y Bildu. Con el partido de Puigdemont ahora se puede hablar porque “tiene representación en el Congreso y votos detrás”. 

¿En qué quedamos? ¿En Catalunya hubo terrorismo el 1-O? ¿No lo hubo? En realidad, cuando Feijóo dice terrorismo quiere decir lo hubo mientras me convenga a mí. Cuando dice nunca, quiere decir de momento. Y cuando dice que Sanchez intenta mantener el poder a toda costa, lo que quiere decir es que él hará también lo que sea necesario para arrebatárselo. Incluida una moción de censura con el apoyo (con la abstención bastaría) del independentismo catalán.

Recuérdese que en marzo de este mismo año equiparó al PSC con ERC y Junts por ser las tres patas de un mismo proyecto de “ruptura institucional”, ergo ahora Feijóo se dispone a pactar con quienes quieren romper España. ¡Fuera caretas ya! La amnistía, igual que lo fue para Sánchez, también será para Feijóo una condición necesaria para llegar a La Moncloa, y el líder del PP lo sabe y actúa en consecuencia. Por eso, en un ejercicio de contorsionismo que no le saldrá gratis entre sus bases, el independentismo ya no está fuera de la ecuación de los mismos populares que durante meses han llenado las calles de Madrid contra la ley del perdón.

Igual que Sánchez trata de cortejar a ERC con una “financiación singular” para Catalunya para que se avenga a investir a Illa, el acercamiento entre PP y Junts ya ha empezado. Con la amnistía aprobada y publicada en el BOE, los de Puigdemont saben que su aplicación será más fácil con un gobierno del PP que es, en definitiva, el que controla la derecha judicial. “Controlaremos la Sala Segunda del Supremo desde detrás”, Cosidó dixit. Populares y neoconvergentes están en eso, lo que no significa que la entente vaya a ser mañana, ni pasado mañana porque Junts tendría difícil justificar en Catalunya un acuerdo con Feijóo para la gobernabilidad, aunque ERC estaría encantada de que así fuera.

La operación sobrevuela, con más intensidad desde que el PSOE se negó en rotundo a que Illa cediera la presidencia de la Generalitat en favor de Puigdemont. De ahí el giro de guion de un Feijóo que, denlo por seguro, contará cuando llegue el momento con la bendición de la derecha mediática y judicial para su entente con el independentismo. Entonces, ni se romperá España ni el 1-O se cometió ningún acto de terrorismo, y pelillos a la mar.

Antes, eso sí, habrá que despejar la incógnita de la presidencia de la Generalitat. De momento, este martes arranca la ronda de consultas para proponer candidato para el debate de investidura. Si no lo hubiera, como parece que ocurrirá después de que Illa ya haya dicho que necesita más tiempo para negociar, el próximo día 25, Josep Rull firmará un acto equivalente a una investidura fallida del tal forma que se activaría el reloj electoral de dos meses, el margen que hay para evitar una repetición electoral automática. Si la negociación entre el PSC y ERC avanza e Illa fuera investido president la última semana de agosto, Junts tendrá pocos estímulos para apoyar los Presupuestos Generales del Estado para 2025 y muchos más motivos para sucumbir al cortejo de Feijóo. ¡Atentos!