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Penes e insultos, los clásicos

No es ningún secreto que las activistas feministas son las más acosadas, insultadas y atacadas cuando hablamos de ciberactivismos. No creo que quede ninguna compañera que no hayan intentado humillar, que haya recibido amenazas o fotos de penes. Lo de los penes es un clásico. Y es curioso también, porque mientras braman sobre lo injustas que son las feministas al no escuchar sus opiniones sólo por tener pene, o te dicen que los discriminas por lo mismo, usan sus genitales para intentar atacarte. ¿Han visto alguna vez a una mujer fotografiarse la vagina y usarla como ataque? No, nosotras no pensamos que nuestra vagina puede ser usada como herramienta para herir a nadie.

Pero los ataques van más allá de fotos de penes, amenazas y acoso a feministas. Los medios de comunicación son los que realizan la verdadera ofensiva contra el feminismo. Unas veces en forma de artículos (a cargo de los muchos Javier Marías de los que disponen, como recordábamos hace dos días) y otras en forma de, directamente, insultos.

Lo que ven arriba es un artículo que ha publicado esta semana el medio Mediterráneo Digital. No es para nada algo nuevo, artículos así se publican sin sonrojo de nadie en nuestro país. Y el problema no es ya la humillación que pretenden o el daño que intenten hacer al movimiento, sino que nosotras lo estamos financiando de dos formas: a través de las subvenciones que puedan estar percibiendo del Estado y por medio de los ingresos que reciben en publicidad gracias a los clics que les conseguimos con nuestra indignación.

Lo primero no podemos evitarlo más que a través de nuestro voto una vez cada cuatro años, pero lo segundo lo tenemos muy fácil: no pinchando en estos enlaces y no difundiéndolos para que otras tampoco pinchen. ¿Hay que denunciar estos contenidos? Sin duda. Pero hagámoslo de forma que los medios que los publican no se vean beneficiados, con capturas de pantalla, menciones al medio en cuestión para que las demás sepamos dónde no tenemos que consumir y publicidad negativa sin clics.

Porque lo que sucede con artículos como éste es que están escritos con una clara intención: ingresos a nuestra costa. Y esto es algo que no tienen reparos en hacernos llegar después.

Pero esta vez, además del éxito que tuvieron con este artículo gracias a que nosotras mismas lo compartimos de forma masiva, han tenido un pequeño contratiempo gracias a una forma inteligente de denuncia por parte de una tuitera: pedir las explicaciones a sus anunciantes.

Una sola mujer ha conseguido todo esto. Si además, sólo nos hubiéramos ceñido a denunciarlo a través de pantallazos y denunciarlo a las marcas que lo patrocinan, el resultado hubiera sido perfecto: sin visitas y sin anunciantes. Quizás las demás podamos tomar nota para la próxima vez que decidan atacarnos e insultarnos, porque tener una estrategia a la hora de hacer activismo es vital para que acabemos de una vez con estas prácticas misóginas disfrazadas de periodismo.

Y podemos hacerlo, podemos acabar con ellos; no dejarán de ser machistas, pero sí dejarán de lucrarse gracias a ello. Porque al final, por muy machista que sea un medio, siempre optará por los ingresos antes que por su ideología... si es que quiere sobrevivir, claro.