Los vecinos de Tordesillas aficionados al Toro de la Vega están tristes. Decepcionados. El torneo que los hace conocidos ha sido declarado nulo esta mañana por incumplimiento de las normas, lo que no quiere decir que Volante, el astado, no haya muerto abatido por las heridas de las lanzas de los participantes.
Según el reglamento, la primera persona que clave su lanza en el toro tiene derecho sobre su muerte, que no sobre su vida. Además, las reglas establecen que el animal debe ser abatido dentro de unos límites establecidos. Este año se han incumplido estas dos normas. El toro fue lanceado en el territorio marcado, pero posteriormente dos caballistas lo remataron fuera de los límites.
Tras la polémica, muchos de los asistentes al torneo comenzaron a reclamar la repetición del mismo, aunque otro día. No solo estaban descontentos por cómo terminó este año lo que ellos llaman torneo, sino porque no pudieron ver lo sucedido. Normalmente, al menos en ediciones anteriores, cuando una persona está rematando al toro, los caballistas suelen permanecer alejados para que la gente pueda acercarse a observar, algo que no sucedió este año. Además de la inmensa polvareda que levantaban los equinos a su paso --en ocasiones respirar y ver era bastante complicado-- suponía un riesgo situarse justo detrás de ellos.
Este año, por primera vez, un grupo de animalistas trató de impedir el inicio del encierro. Situados en el lugar de salida de Volante, comenzaron a pedir el fin del Toro de la Vega y proclamaron gritos contra el pueblo, el alcalde (del PSOE) y los habitantes que defienden esta tradición. Sin embargo, la Guardia Civil consiguió que se retiraran sin que se produjera un enfrentamiento mayor. Lla mayor parte de la gente estaba esperando en la zona donde matan al toro, no en el centro de la villa.
Desde la alcaldía, no se confirma si finalmente habrá otro torneo este año, aunque sí reconocen que se analizará lo sucedido. Hoy, Tordesillas no tuvo ganador, sí otro toro muerto.