El golpe de mano del PP

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Ha sido la mayor demolición programada de un partido político y sus líderes, persona a persona. Espiando, inventando delitos porque no había siquiera atisbo de irregularidades. Perpetrada por el Partido Popular, una formación plagada, por el contrario, de sombras de corrupción y de una serie de colaboradores decisivos que aumentan su peligrosidad. Lo sabíamos. Se publicó. Y pasan los años y se engrosa el emplasto. Y la mayor parte de la gente se hace de nuevas en cada vuelta al ovillo. Y el asunto no se resuelve. Que el golpe de mano de Vox al PP no nos haga olvidar el que dieron los populares a la democracia española con miembros pervertidos de su policía lanzados contra Podemos.

En 2015 gobierna en España el Partido Popular. Aún duran en Europa los efectos de la crisis financiera de 2008 y las consecuencias de los durísimos rescates que hicieron pagar a los países más débiles. Sobre todo, a Grecia. El País titula: 'Tsipras desafía a la UE con una ley para paliar la crisis humanitaria'. Si el capital manda, las crisis humanitarias se las come cada cual como pueda. Fueron tiempos decisivos en el cambio de las conciencias.

En España, el juez Ruz acredita la Caja B del PP e instruye la Gürtel al completo. El Times de Londres titula: 'La élite gobernante española acusada de robar 450 millones de euros de dinero público'. Es “el escándalo de corrupción política más grande desde el fin del régimen de Franco”, afirma. El PP no se inmuta, y nadie se lo exige seriamente. Pero la cacería a Podemos hace tiempo que ha comenzado. La tónica es ya de abrumadores indicios de delito del PP y la prensa sucia a su servicio disparando sospechas sobre Podemos y hasta contra un juez que hacía su trabajo... investigando la corrupción de los populares.

La formación liderada por Pablo Iglesias entró en la vida política con cinco escaños en las elecciones europeas de 2014, conseguidos a los tres meses de crearse como partido. La atención mediática se desparrama con un nivel de crítica feroz tras la sorpresa inicial. Ya desde 2015 deberían haber alertado a cualquier persona decente. Las hubo. 

Rajoy concede rescates bancarios que nunca se cobrarán a diferencia de otros países, recorta los medios a la sanidad e impone el copago, precariza el trabajo, merma los presupuestos de educación, ciencia, o la dependencia. Hace falta un soporte al bipartidismo que no sea en modo alguno Podemos. En las elecciones de 2015, el establishment está centrado en promocionar a Albert Rivera y su Ciudadanos. Con una pasión impúdica.

Las cloacas del Estado impulsadas por el PP están en marcha. Van incluso a una comisión del Congreso en 2016, pero es como si nada. El lawfare contra Podemos se va desatando de forma salvaje. Hoy sabemos por las pruebas que investiga el juez Pedraz –que admitió a trámite una querella del partido– que el PP desató un espionaje contra Podemos como si realmente temblara el Estado, cuando temían por sus dividendos y sus trampas y eso en la España corrupta se paga muy caro. Hasta en costes personales.

Cincuenta y siete comisarías de toda España puestas al tajo, desde unidades especiales a patrulleros. Los datos aportados por la policía señalan que las búsquedas las realizaron 2.726 usuarios, aunque no detalla si un usuario equivale a un agente o es un policía accediendo con varios usuarios distintos. Lo que sí concreta es el registro de 6.903 búsquedas sobre diputados de Podemos. Informes “fantasma” y nada delictivo. Prácticamente todos los diputados de Podemos (69) estuvieron expuestos a espionaje ilegal para ver si conseguían encontrar algo que les perjudicara. Inmiscuyéndose en sus vidas, sus gustos, sus opiniones: así de repugnante. Algunos con especial ensañamiento, como Pablo Iglesias o la jueza Victoria Rosell. Con chascos al no conseguirlo: “Cagüenlaputa. Alguno tiene que ser chungo”, se apenaba un alto cargo de Rajoy.

La fecha clave del golpe de mano es el 26 de junio de 2016. Todas las encuestas sitúan como ganador al PP, sin mayoría, y en segundo lugar a Podemos, que da el sorpasso al PSOE. Es entonces cuando la guerra sucia política y mediática se recrudece. Aunque sea burdo, van con ello y logran su objetivo: Podemos consigue 71 diputados y queda el tercero. Ya no tiene la fuerza que se esperaba.  

Evidentemente la guerra sucia cambió el curso de las elecciones y de España. Impensable en democracia que quede impune, pero, vista la experiencia, a lo sumo encontrarán media docena de chivos expiatorios en la policía y el resto quedará intacto. La jugada habría sido perfecta porque, aunque se estipula pena hasta de cárcel por los espionajes ilegales, “salvo en los casos más graves, el delito prescribe a los cinco años”.

Es más evidente todavía que un país que consiente esto es prácticamente un Estado fallido. Y a la vez que, como sí tiene los medios para dejar de serlo y atajar desviaciones tan gravísimas, si no lo hace es porque no quiere, lo que implica complicidades.

Añadamos la inmensa responsabilidad de los colaboradores y compinches de la organización que responde al nombre de Partido Popular. Éstas eran las portadas de los medios este jueves 11 de julio, al día siguiente de conocerse en detalle el espionaje del PP a Podemos. Así no se puede. Nada.

Dice poco bueno de una sociedad que vote a corruptos acreditados, a los que controlan fraudulentamente la justicia y esparcen basura para hacer creer a quienes arden en deseos de creer… mentiras, que todos son iguales. De ahí que las soluciones hayan de venir de los poderes públicos democráticos. Y nos cansamos de decir que ya estamos más que cansados de esperarlas.

Este largo periodo en el que tantas cosas han cambiado deja imágenes y hechos amargos. Aquel desafío de Grecia por dejar la tijera para paliar la crisis humanitaria de su población era solo el precedente de un liberalismo salvaje con sello de ultraderecha. A ella nos abocan los cómplices de todos los desmanes. Lo hacen cuando se niegan a oír las voces de la razón que pide la sociedad decente o cuando desde política y medios secundan prácticas como las que esta derecha española usa para sus fines.

Y, en este contexto, la política española tiembla porque Vox ha plantado al PP cuando debió haber sido al revés. Pienso que es un tsunami en marcha que dará mucho más que hablar. Los niños de piel oscura a los que no quiere ayudar el fascismo son una mera excusa –que esgrimen con gusto, sin duda–, hay más. Potentes movimientos en la UE a la espera de lo que hagan en noviembre los estadounidenses. O rivalidades locales. Por el momento, están resultando bastante patéticos los que se van, los que se quedan, sus discursos...

Cuando todo esto empezó, el crack del sistema financiero, la tijera, las trampas aquí y allí, se desató una crisis migratoria que nos mostró una inhumanidad hasta entonces casi desconocida, o disimulada. Anticipaba la crueldad de los fascismos en marcha, de los genocidios consentidos.

En 2015 la cloaca del Partido Popular opera a sus anchas preparando su golpe de mano. Creo que el PP debería resetearse. Los culpables de la guerra sucia acabar procesados de verdad. Por jueces limpios que no controlen. Hermosa utopía ¿verdad? Pero ustedes verán adónde quieren llegar. Y esto va sobre todo para quienes más poder de cambio tienen.