Guerra y Pez
Le dije a la ucraniana: yo sé cantar en ruso.
Sé decir manzana, compañero, pez, alegría en ruso.
Si Putin invade España servirá para algo.
Me reí borracha.
Ella me ignoró un poco.
¿Puedo cantarte?, le dije.
Venga sí, contestó con algo de pereza.
Le canté esmiela tabarich fnogu al oído
Me suena de algo, dijo y cambiamos de tema.
Hoy que este es el lugar en que me pongo,
hablaba de mí conmigo,
trasladando el lado derecho de la vida al lado izquierdo,
como diría el buen César Vallejo
que vivía en una casa donde, decía,
tenía un suelo,
un alma, un mapa de su España,
que cabeceaba o lloraba.
Yo también vivo aquí pero no tengo un mapa de su España
porque a esa la mataron.
Así que un día escribí un poema en el que hablaba de otra guerra.
En realidad hablaba de un poema de Juan Manuel Roca
En el que dice que él nunca fue a la guerra porque cuando era niño
una enfermera bella como un albatros le dijo que ya estaba en ella.
Sí, para qué ir a la guerra si ya estamos en ella.
A mi papá le encantaba jugar Age of Empires,
la era de los imperios.
Sí, él que era un antiimperialista acérrimo,
se divertía fabricando ciudades y fortalezas
en su vieja PC de los noventa.
Mi padre odiaba los imperios.
Quizá por eso jugaba con ellos y contra ellos.
Yo le hablaba de Nikita Mikhalkov.
y él me hablaba de Alain Resnais.
Hablábamos de lo mismo.
A mi papá lo purgaron de un partido trotskista
Aunque suene paradójico, me dijo.
Ahora que hemos vuelto al siglo XX.
A los días en que todos se preparaban para ir a la guerra.
Y no sabíamos vivir de otro modo
Ahora que estamos más viejos que nunca.
De verás cuando pienso en lo que es la vida
me acuerdo de lo que dice Svetlana que la salvó de morir:
las alegrías vividas antes de la guerra.
Pienso por ejemplo en un pez
Mi pez sin corazón
Uno muy alargado en un estanque
Con bigote y los ojos dorados y quietos
Al alcance de mi pequeña mano feliz
chapoteando tras él
sin de verdad querer atraparlo
Cualquier cosa como un pez que te hace reír.
Un pez contra la guerra.
Dime dulce amor
Que no olvidarás las noches de Moscú
Ese mágico atardecer.
Tampoco olvidaremos
al monstruo local diciendo
Esos sí son refugiados
Esos sí deben ser acogidos en Europa.
Pero esos, esos no.
Bueno, no ha dicho nada distinto
a lo que dice la ley orgánica 4/2000.
La primavera derrite la nieve
Así como lo hará con el enemigo
Cuando sepa cuál es te lo diré.
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