La ortografía y sus faltas, así como la gramática y su mal uso, son lo más parecido a la halitosis en la escritura. Por lo mismo, cuando hay una falta de ortografía o no se respeta el buen uso gramatical, bien puede decirse que la escritura sufre mal aliento.
Tanto es así que las más de las veces apesta que echa para atrás. En el Twitter hay muchos casos de esta patología, pero lo que hoy me trae hasta aquí es un cartel que encontré en la red del pajarito azul y que ha generado el debate virtual esta semana por traer consigo el debate en el mismo cartel; me explico a continuación pues el asunto lo merece.
En los juzgados de Coria del Río, provincia de Sevilla, parece que no tienen mucho trabajo, asunto que nos alegra y por lo mismo, los funcionarios y leguleyos que lo transitan le dan al debate en tres tiempos, a la manera de Hegel pero en plan anónimo.
El asunto bien merece un análisis en lengua castellana puesto que la tesis “Dejar limpio el inodoro” vino a completarse con su antítesis “Dejen limpio el inodoro” que reprochaba, de esta manera, el mal uso del verbo u acción. Hasta aquí todo bien, pero el asunto se fue enredando en el retrete de los juzgados de Coria del Río y la antítesis se vino a refutar de nuevo con la aceptación normativa del infinitivo por imperativo en tal contexto.
Con la refutación antes señalada, no se especificó si, cuando se refería al contexto, lo hacía como referencia al contexto gramatical o al del retrete de los juzgados de Coria del Río. Con todo, lo más aceptable fue la superación, la síntesis, que vino por otra mano anónima y que vino a decir que, eliminando las letras finales, tanto del infinitivo de la tesis como del imperativo de su antítesis, el entuerto quedaría arreglado en ambos casos.
Lo que más llama la atención en toda esta polémica no es otra cosa que el anonimato, incluyendo el de la causa primera o rúbrica, dicho por lo fino, que algún bullate anónimo vino a dejar en el inodoro. Pero no me quiero ir de vareta, tan sólo llegue aquí para decir que tal interpretación hegeliana sólo pueden darse en nuestro pueblo, siempre tan proclive a la polémica y a la guasa por igual haciendo honor a la lengua con la que escribió su Siglo de Oro. Pues eso.