Estás muy relajado. Te pesan los párpados y no puedes escuchar nada más que mi voz. No existe ninguna otra cosa. Solo mi voz.
Cuando cuente hasta tres te sumirás en un profundo sueño donde tu voluntad quedará anulada. Aceptarás lo que mi voz te diga de forma natural y acrítica. Todo te parecerá bien. Todo será lógico y razonable.
Uno. Dos. Tres.
España no es Grecia.
Grecia es un país piojoso. España, una potencia mundial. No hay término de comparación, se mire como se mire. Los griegos lo inventaron todo, pero eso fue hace miles de años. Ahora no son más que una panda de menesterosos sin el menor impacto en este complejo mundo global. ¿En qué destacan los griegos, alguien lo sabe? Hacen yogures y tienen Santorini, de acuerdo, pero uno no puede vivir de eso toda la vida. España, sin embargo, es una de las mayores potencias económicas de Europa. ¡Hasta tenemos un asiento en el Consejo de Seguridad Nacional de la ONU! Si quisiéramos, podríamos bombardear Corea del Norte ahora mismo. No lo hacemos porque, a diferencia de los griegos, amamos la paz.
El PSOE no es el PASOK.
Pedro Sánchez ha renovado completamente el partido, no hay más que ver esas camisas remangadas suyas. ¿Cuándo se vio algo así con Zapatero o con Rubalcaba? Jamás. El nuevo PSOE no se parece en nada al anterior. Si conserva el nombre y el logotipo es solo por no hacer gasto, por no cambiar toda la papelería y demostrar así al pueblo español que también los políticos saben apretarse el cinturón cuando toca.
Podemos no es SYRIZA.
Quienes comparan a Pablo Iglesias con Alexis Tsipras (Otegi, Junqueras, el New York Times y demás sujetos indeseables) solo buscan la destrucción de España. ¿Y por qué? Porque nos odian. Tsipras es un político. Comunista, sí, pero político. Iglesias, por su parte, no deja de ser un friki, un jugador de Magic venido a más, un profesor universitario encumbrado por la telebasura. Con Iglesias en el Gobierno acabaríamos todos haciendo estraperlo de papel higiénico en menos de un mes, y hasta Google borraría nuestro país de sus mapas.
La Troika es nuestro amigo.
El BCE, el FMI y la Comisión Europea solo quieren lo mejor para nosotros. Nos cuidan y nos protegen. A veces son duros, como debe serlo un buen padre cuando su hijo se descarría, pero es el amor lo que guía sus consejos. Por amor nos recomiendan bajar los salarios. Por amor nos aconsejan privatizar la sanidad y subir los impuestos. Por amor se llevaron a Rato y por amor nos lo devolvieron.
En España no van a ganar los populismos.
No pueden ganar. Los españoles llevamos más de treinta años confiando en los mismos partidos, y eso está bien, así es como conseguimos que nos dieran las olimpiadas y la Expo. ¿Conseguiría Pablo Iglesias unas olimpiadas? La respuesta es no. Ni siquiera sería capaz de traer unos Juegos de Invierno. Por eso es importante mantener las cosas como hasta ahora. Por eso es fundamental mantener viva la llama de la Transición.
Ahora voy a contar hasta tres. Entonces te despertarás y creerás que todo lo que he dicho lo has pensado tú mismo. Que se te ha ocurrido a ti. El día de las elecciones saldrás de casa y, con toda naturalidad, votarás al PSOE o al PP. Como hicieron tus padres durante años. Como seguirán haciendo tus hijos. Como Dios manda.
Uno. Dos. Tres.