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Ídolos del siglo XXI: sanitarias y profesoras

10 de febrero de 2023 22:08 h

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Los jóvenes españoles quieren ser influencers, o al menos eso es lo que dice un informe elaborado por la empresa Remitly que recoge cuáles son, supuestamente, los trabajos soñados en cada país a partir de las búsquedas en Google. Más allá de la fiabilidad de la metodología utilizada en el estudio, este no parece ir muy desencaminado en los anhelos laborales de la juventud. El último informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud ya señalaba cmo cada vez hay más jóvenes (más ellos que ellas) que ven la creación de contenido online (ser influencer) como una posible carrera profesional: a uno de cada tres le gustaría dedicarse a ello. Ser médico/a, bombero/a, profesor/a, veterinario/a o policía parece que van a dejar de llevarse, tarde o temprano, en el siglo XXI. ¿Será que los servidores públicos ya no tienen futuro?

Viendo la respuesta y la presunción de frivolidad que implica es fácil demonizar a la juventud de ahora y sus valores. Sin embargo, quizá sea bueno subrayar que hace ya bastante tiempo que “salvar vidas” dejó de ser la opción de carrera profesional, muy especialmente entre los chicos. En lo que ahora va cogiendo cada vez más peso que es “ser influencer” como meta laboral, desde hace más de una década ya venía apareciendo el “ser futbolista” como profesión favorita. Sin embargo, y esto sí que es interesante de destacar, en el caso de las chicas, el empleo soñado no ha ido evolucionando de forma tan diferente. Desde 2008, según datos de un estudio de Adecco, ellas repiten en tres profesiones como las preferidas: profesoras, veterinarias o médicas. Carreras vinculadas todas estas con los cuidados, algo que viene a corroborar aquello de que los estereotipos de género se aprenden desde la infancia a la hora de elegir una carrera profesional. Ellos, futbolistas y ellas, profesoras.

Según esto, y de una forma algo reduccionista, en España la mayoría de las chicas se verían en su futuro profesional como hace un siglo, cuando en 1920 a las mujeres se les atribuían únicamente dos profesiones: enseñanza y el cuidado de enfermos; mientras que los chicos se proyectarían, principalmente, en los nuevos ídolos del siglo XXI: en los influencers que tienen fama, dinero y una vida de ensueño. Esto último parece que se aleja bastante de la realidad viendo algunos datos e informes sobre la profesión de creador de contenidos online: la inseguridad laboral de un trabajo no regulado, la tiranía del algoritmo y la posición de poder de las plataformas sociales, la presión de estar en conexión continúa a las redes y la falta de claridad en cuanto a la tributación de sus ingresos. Además de que la mayoría de los creadores de contenido tienen que compaginar su actividad con otros trabajos. Parece que ser influencer no es tan fácil como se cree.

Aunque, desde luego, lo que tampoco resulta nada fácil es ser sanitaria o ser profesora en nuestro país. Y sí, los datos corroboran que podríamos hablar en femenino en estas dos profesiones. Por un lado, los del INE que, por primera vez, señalan que el número de mujeres colegiadas en medicina es superior al de los hombres y por otro, según el informe Igualdad en cifras del MEFP, el dato de que las mujeres representan la mayoría del profesorado y de los cargos directivos en la enseñanza no universitaria. Sin embargo, según un informe de UGT, en el caso de las mujeres que trabajan en sanidad, estas cobran 9.000 euros menos al año que sus compañeros hombres y ocupan sólo un 25% de los cargos directivos. La brecha salarial y la desigualdad de género en estas profesiones, aun estando claramente feminizadas, es inaceptable. Quién sabe, viendo el abandono que sufren las y los profesionales sanitarios, y también el profesorado, por parte de las administraciones públicas, si parte de las precarias condiciones que tienen desde hace décadas, a pesar de la sobrecarga de trabajo y la burocratización, no tendrá que ver precisamente con todo eso, con que son profesiones que eligen las niñas que no buscan ni visibilidad ni reconocimiento. Son tan solo enfermeras, doctoras y profesoras. Tan solo referentes de miles y miles de niñas (y también niños) que quieren ser como ellas (y como ellos). Son… los otros influencers.