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Impoluto Dívar

Iba siendo año de poder encabezar una de estas excursiones cavernarias con una portada de La Gaceta como Dios, Ariza y Dávila mandan. Ahí la tienen, con la honra de suecencia Dívar en astillero y, de paso, un tantarantán al togado maldito y mano negrísima que desde la sombra quiso manchar el buen nombre del impoluto baranda del Supremo: “Garzón no consigue procesar a Carlos Dívar”, celebra el papel intereconómico.

Fin de la pólvora. Podría haber seguido la fiesta en el interior, pero no: ni editorial, ni columnas incendiarias, ni chistecitos, ni ná de ná. Sólo una información de agencias contando sin mayores aspavientos el archivo del caso. Qué decepción. Menos mal que La Razón no defrauda y, aunque no concede a la cosa honores de primera —luego verán por qué— sí le dedica un minieditorial titulado “La izquierda fracasa en su ataque a Dívar”.more

En la letra menuda, la cayena esperada: “La Fiscalía no apreció delito de malversación en los gastos de Dívar durante sus viajes a Marbella y archivó la denuncia. La operación tenía una evidente intencionalidad política por parte de sectores de la izquierda con los que está vinculado Gómez Benítez. Dívar y las instituciones han salido fortalecidos desde la verdad y la honradez”.

Si prefieren una versión más cargada, prueben la de ABC: “Sin el respaldo explícito o implícito de ningún otro vocal, son insistentes las voces que sugieren que en la denuncia Gómez Benítez actuaba «por poderes» representando a algún amigo que fue juez y a un político afín que tiene su despacho en la calle Ferraz de Madrid. El objetivo último de la maniobra sería enredar y sembrar cizaña e incertidumbres en las salas del Tribunal Supremo, cúspide del sistema judicial español, que también preside Dívar”.

También El Mundo lanza confeti por el marrón del que se ha librado el multiviajero marbellí. En unos términos muy sugerentes, como verán. “Revolcón del fiscal al vocal Gómez Benítez”, rotula uno de sus editoriales, rematado así: “Es evidente que Gómez Benítez queda en una posición desairada, sobre todo por su condición de penalista. El polémico vocal del CGPJ podía haber optado por denunciar la conducta de Dívar ante el pleno de la institución, pero eligió la via penal y el fiscal deja claro que ha pinchado en hueso. Su conducta es particularmente grave porque ha puesto irresponsablemente al CGPJ a los pies de los caballos. Por ello, es él quien debería dimitir”. Faltaría más.

Sin salir de las páginas pedrojoteras, regodeémonos en su penúltimo crujir de dientes, anunciado así en primera: “Los nacionalistas piden pitar al himno y al Príncipe en la Copa”. Como ven en la imagen adjunta, Gallego y Rey se arrogan el papel de editorialistas con una viñeta que es pura sutileza. Al lado, el amanuense oficial añade: “La imagen que llevamos a portada de unos parlamentarios encorbatados y supuestamente moderados, codo con codo en el Congreso con los hooligans del separatismo retrata en qué punto nos encontramos. Ver además un partido de gobierno como CiU alentando una manifestación contra España supone un salto cualitativo”. Y a modo de corolario, una orden para el hijo del paquidermicida: “Por eso pensamos que el Príncipe no debería ir al palco a que le piten si antes Barça y Athletic no tienen al menos un gesto de apoyo a la Copa por la que compiten y de respeto a la institución que da nombre al trofeo”.

Que sí, que ya llegamos a la primera de La Razón, esa farlopa a la que les sabemos adictos. La de hoy les va a sonar a repe, que Marhuenda no pare un “Wanted” todos los días. De hecho, es casi un autoplagio, ocupada nuevamente por esa juventud sana y sin piercings. “Los que quieren estudiar se rebelan”, leemos junto a un futuro probo ciudadano que ha denunciado en Anticorrupción a los malosos que no le dejan sacar su carrera. En el frontispicio, el lema del día: “No a la huelga política”. Y como dosis de refuerzo, un editorial que cae fijo en el examen: “El sistema educativo necesita trabajo, esfuerzo, sacrificio y responsabilidad por parte de todos. La huelga será inútil porque los ajustes no son un capricho sino una necesidad para salvar el sistema, optimizar los recursos y preservar la calidad desde la eficiencia económica. La izquierda, sin embargo, pretende prolongar el fracaso y la frustración, pero está condenada a otro fiasco”. Apréndanlo de corrido.