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Irresponsabilidad y opacidad en las exportaciones de armas desde la UE en 2023

Parte del armamento israelí incautado durante sus operaciones militares en el sur de Líbano, en la Base militar de Amiad.
4 de enero de 2025 21:27 h

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Los nuevos datos sobre las exportaciones de armamento desde los Estados miembro de la UE de 2023, vuelven a mostrar que la venta de armas en Europa es un opaco y lucrativo negocio que beneficia a unos pocos y que empobrece moral y políticamente el proyecto europeo.

Con relación a la falta de transparencia hay que mencionar que los datos publicados son, como siempre, incompletos. Ni Alemania ni Francia comparten sus estadísticas de exportación de armas de mayor interés político, es decir, las transferencias efectivamente realizadas del año. Por lo que se refiere a España, hemos conocido antes los datos de 2023 a través de la UE que por el propio Gobierno español, quien guarda con recelo sus estadísticas de exportaciones de material de defensa y doble uso de 2023, habiendo superado con creces el plazo habitual para publicarlas. Más allá de esta limitación, es interesante desgranar algunos de los datos restantes que ofrecen los datos del informe anual de la UE, completados con las cifras que hicieron públicas los gobiernos de Alemania y Francia anteriormente.

Desde la UE han salido en 2023 armas al exterior a un ritmo de 111 millones de euros al día, 40.407 millones de euros en total en todo el año. Son las principales potencias las que acumulan la mayor parte del negocio de las armas europeo. Alemania y Francia representan al menos la mitad y si añadimos la parte que corresponde a Italia y España, solo estos cuatro países representan el 71% de las exportaciones de armas de la Unión.

Con la suma de las exportaciones de los dos años anteriores, en los que se alcanzaron cifras récord que pueden marcar la tendencia de los próximos años, el valor de las exportaciones de armas con origen los Estados miembro de la UE es superior al PIB de las tres repúblicas bálticas juntas. Sin embargo, su relevancia no es económica, ya que su peso en el PIB o en el empleo europeo es menor. Lo realmente importante es el impacto político y humanitario de las transferencias de armas, por lo que el foco del análisis debe situarse en el destino de las mismas.

Bajo esta lógica, la UE se dotó de una legislación destinada al control de las exportaciones de armas desde sus Estados miembro, la Posición Común sobre material de defensa y doble uso de 2008, cuyo objetivo era evitar que las mismas tuvieran efectos inaceptables desde un punto de vista humanitario, tales como que no empeorara la situación de seguridad en el país o región de destino, que no perpetuara conflictos armados o vulneraciones de derechos humanos. Además, en 2014 entró en vigor el Tratado sobre el Comercio de Armas, firmado y ratificado por todos los países de la Unión, que amplía si cabe los objetivos de control de las transferencias de armamento bajo una perspectiva de Derecho Internacional Humanitario. En resumen, el global de la legislación que aplica en los Estados miembro de la UE determina que sus gobiernos no debieran autorizar licencias de exportación de armas a países en los que haya indicios de su uso contra población civil, para cometer crímenes de guerra o genocidio, entre otros.

Es habitual que la mayor parte de las exportaciones europeas tenga como destino el mercado interior de la Unión y otros países europeos o Estados Unidos (68,1%), ya que se trata en muchos casos de productos semielaborados, es decir componentes para su ensamblaje o transformación para formar parte de un producto militar que será exportado desde otro lugar. Muchas armas europeas van a parar a países de su entorno que no han ratificado el Tratado sobre Comercio de Armas, como es el caso de EEUU, el principal destino de las exportaciones de armas desde la Unión.

Además de los destinos Occidentales, desde los Estados miembro de la UE se envían armas a prácticamente todo el mundo, con especial protagonismo de los países de Oriente Medio (Kuwait, Qatar, Arabia Saudí) que no son precisamente adalides del respeto de los derechos humanos. También aparecen en lugares destacados India y Pakistán, con una conocida disputa territorial que en ocasiones ha producido enfrentamientos armados de relevancia. También se ha exportado en 2023 desde Europa a destinos controvertidos desde un punto de vista humanitario como Egipto, Turquía, Filipinas, Vietnam, Kazajistán, Georgia, Serbia, Irak, Indonesia y a múltiples países del norte de África o subsaharianos, que sin lugar a dudas no respetan la normativa, sobre el papel ambiciosa, de control de las exportaciones de armamento europeo.

Pero de todos los destinos, los que mayor relevancia social y política tienen ahora en Europa son Ucrania e Israel. Las ventas de armas a Ucrania han alcanzado los 8.029 millones de euros, el 20% del total de los miembros de la UE, mientras a Israel se han exportado armas por un valor de 2.825 millones de euros, el 7% del total del año 2023, (a los datos facilitados por el informe anual de la UE han sido añadidos los de Francia a Ucrania e Israel y Alemania a Ucrania e Israel en 2023). Aunque la responsabilidad sea en cierto modo compartida por todos los estados europeos, hay uno que concentra una mayor parte, Alemania, con el 51% de las transferencias de armas europeas a Ucrania y el 93% a Israel.

Las estadísticas de exportaciones de armas europeas en 2023 muestran que son los países que ejercen el liderazgo político y económico de la UE quienes más se benefician del negocio armamentista. Principalmente Alemania y Francia, pero también España e Italia. Es por ello que resulta improbable que sea aplicada con rigurosidad la legislación vigente sobre exportación de material militar que intenta limitar sus impactos negativos desde un punto de vista humanitario. Ello es denunciable desde un punto de vista ético y humanitario, pero es preocupante bajo un prisma político.

La maximización de los beneficios económicos de unos pocos está llevando a Europa a una carrera armamentista en el continente que bien pudiera derivar en un enfrentamiento bélico a gran escala con evidentes consecuencias negativas sobre la seguridad europea. Finalmente, las exportaciones de armas a Israel convierten a la UE, con el vergonzoso liderazgo alemán, en uno de los principales sustentos del genocidio del pueblo palestino.

 

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