Hace unos días me topé con un tuit de alguien llamado @isaacj (Isaac Jiménez, orgulloso miembro de HazteOír.org, Intereconomía y demás organizaciones en pro de las libertades en general), que decía lo siguiente:

Está muy bien, porque para no dañar tu sensibilidad le pone un asterisco a “putas”, porque en su círculo, entendemos, lo dañino e insultante es ser una “puta”, no quejarse de que tus impuestos se usen para salvar la vida de otras personas, que además es mentira, porque a día de hoy los enfermos de hepatitis C siguen muriendo.

La sutileza y la contención no están entre mis virtudes, así que le contesté lo siguiente:

Barbijaputa: Claro, os vais de put*s y os picáis la ven* y ¿quién tiene que pag*r? Él: [foto de su avatar].

Esta foto es la misma foto que @isaacj tenía ese día de avatar en su cuenta de Twitter.

No hubo amenazas, no hubo insultos, no hubo nada más que esto.

Sin embargo, anoche, recibí este email de Support Twitter que decía lo siguiente:

 

Lo que viene a decir este email es que mi cuenta ha sido suspendida por un tuit que viola las políticas de Twitter, ya que he publicado una foto privada (tan privada que la cogí del mismo tuit público del susodicho). Twitter no se molesta en comprobar si esta información es cierta antes de cerrarte la cuenta y te insta a leerte sus reglas, comprenderlas y mandarles un correo diciendo que las entiendas antes de restaurártela. También te advierte de que puede que la próxima vez ya no tengas la suerte de que se te restaure y la suspensión puede ser permanente.

Mandar este correo y pasar por el aro me resulta bastante irritante, a mí e imagino que a todos los que han sido censurados en el pasado, que no son pocos, ya que aceptar esas reglas es, en cierta forma, aceptar que eres culpable de algo, sin serlo.

Existen cuentas en Twitter como la de @madrigal___ que denuncia constantemente cuentas de Twitter de pederastas que campan a sus anchas sin que nadie las censure (imagino que porque los niños de las fotos no mandan un reporte quejándose de que se están usando imágenes privadas). También hemos convivido durantes años con personas que nos amenazan de muerte a nosotros o a alguien que conocemos (a más repercusión/seguidores tengas, más amenazas de muerte: es la pirámide del Sédóndevives) sin que a Twitter tampoco le parezca necesario suspenderlas.

En mitad del debate sobre la libertad de expresión, yo me pregunto: ¿cuándo vamos a mudarnos a una red social que abogue por la libertad de expresión, que censure verdaderos comportamientos delictivos y que, si no es mucho pedir, no trafique con nuestros datos personales? Haberlas, las hubo, como fue el caso de Identi.ca, que cerró porque no le dimos la oportunidad que merecía. Yo estoy dispuesta a intentarlo con la siguiente y a dejar atrás toda la repercusión que me dan las 160.000 personas que me siguen y empezar de nuevo, desde cero, por mucho que eche en falta lo que significa tener este altavoz en mi vida.