Jeff Bezos es Amazon. Es también una de las personas más ricas del mundo. Y, además, está en el alma de muchos proyectos interesantes. Pero quizá, para el tendero más poderoso del siglo XXI, su aventura periodística sea la preferida. En agosto de 2013 compró el 'Washington Post', uno de los periódicos más importantes del mundo, el que empujó al presidente Nixon a dimitir por el escándalo Watergate, pero que estaba al borde del abismo por la incapacidad de sus dueños para surfear la ola digital. No han pasado tres años y, con discreción, el más hábil comerciante de nuestro tiempo se ha convertido en un gran editor de prensa.
Escribo desde Huesca, acogedora ciudad aragonesa que cada año (y ya van diecisiete) se convierte, de la mano de Fernando García Mongay, en la capital del periodismo de vanguardia. Llevo unas horas charlando con un periodista norteamericano jovial, encantador, sensato y sencillo, que está detrás de uno de los mayores éxitos del sector de la prensa en los últimos años. Poco a poco va desgranando la lista de 'secretos' que han hecho posible la resurrección del 'Washington Post'.
Este 'gringo' grande y afectuoso habla un español un poco oxidado pero muy correcto. Nació en Washington hace 54 años gracias a que sus padres, madrileño él, barcelonesa ella, decidieron en los 50 emigrar a Estados Unidos. Ambos eran actores de cine en una España que comenzaba a salir de la autarquía y en la que una joven generación de directores, encabezada por Bardem y Berlanga, empezaba a revolucionar unas pantallas repletas de películas históricas y religiosas.
Y aunque Emilio García-Ruiz, que así se llama nuestro hombre, nunca pensó en dedicarse al cine, hoy trabaja muy cerca de Marty Baron, uno de los periodistas en los que se inspira la oscarizada Spotlight. Baron era el director del Boston Globe en aquellos días en los que comenzó la investigación que levantó el escándalo de los abusos sexuales de los curas de Boston, que tan bien retrata la película. Marty ahora dirige el Washington Post y Emilio García-Ruiz es su mano derecha digital.
Tanto Baron como Emilio, como el resto de los responsables periodísticos del WP, estaban ya allí cuando llegó Bezos. Y ese es el primer secreto del éxito: el millonario compró un periódico que le gustaba, que respetaba, no quería un juguete para armarlo y desarmarlo a su capricho. Dejó a los periodistas que siguieran haciendo su trabajo y aportó ideas en las zonas del negocio que sí controla, la comercial y la tecnológica.
Por eso no es extraño que cuando Emilio va desgranando los factores fundamentales de la estrategia que les ha permitido en los últimos meses superar a The New York Times en tráfico digital uno de los primeros sea la suerte de contar con un buen editor, un especimen tan escaso en el panorama de los medios españoles. A continuación os invito a leer una lista de “secretos” tan brillante, sencilla y sensata como su autor:
-¿Por qué es tan importante el editor? Bezos asume que el WP nunca será un gran negocio. Es un medio de comunicación que tiene un compromiso de servicio público y así lo entiende el dueño. Además, como líder mundial del mundo digital, Bezos comprende el nuevo escenario de negocio y esa es una ayuda fundamental a la hora de tomar decisiones. Y, aún más importante, tiene criterio en asuntos tecnológicos.
-La relevancia de las redes sociales y las búsquedas en Google como impulsoras del tráfico. Más del 70% de los usuarios del WP llegan a través de esos sistemas.
-Por lo tanto, buscamos periodistas que sean fuertes en redes, que tengan buenos perfiles en Twitter o Facebook, que comprendan su importancia y su funcionamiento, que traigan al WP a sus seguidores.
-Es fundamental marcar una estrategia clara, saber qué se quiere hacer y a qué audiencias se quiere llegar. Y que el número uno de la empresa lo respalde.-La tecnología en el centro de todo. La tecnología es vital para ser competitivo. Por eso es fundamental controlarla, desarrollarla en casa.
-El mejor amigo del director y de los periodistas debe ser el director técnico o de desarrollo. Los desarrolladores no pueden estar escondidos en una burbuja, deben estar integrados en la redacción, repartidos por las secciones, trabajando pegados a los periodistas.
-El vídeo es muy importante, pero debe hacerse específico para internet. Un sitio de internet no es una televisión, es un error intentar hacer televisión en internet, convertir la redacción en un plató. Es muy caro y, al final, el resultado no lo ve nadie.
-El 76% de los ingresos sigue llegando por el papel, la edición impresa. Por eso es muy importante cuidarla. Y en paralelo trabajar en sistemas de recaudación para el digital. En el caso del WP lo hacemos a muy bajo coste y para productos concretos.
-Estar en todas las plataformas. Nuestros contenidos tienen que estar adaptados para cualquier dispositivo, pero también tenemos que estar presentes en todas las redes en las que se pueda consumir información. Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat... Pero con los temas y el lenguaje adecuado a las audiencias de cada una.
-Seguir haciendo el periodismo por el que el WP ha sido conocido en todo el mundo, pero sin renunciar a hacer cosas nuevas, tanto en temas como en el uso de nuevos lenguajes para contar las historias. No hay que renunciar a ninguno de los dos universos.
-Y probar, experimentar, equivocarse para aprender. Y ver todo lo que está pasando como una oportunidad, no como un problema. Estamos en el mejor momento de la historia para hacer periodismo.
Cualquier comparación que hagamos de este discurso con algunos que recientemente hemos leído o escuchado en España pone los pelos de punta. Editores veleta y sin criterio. Empresarios endeudados. Directores tímidos y agobiados. Redactores reactivos y soberbios. Todos anclados en el pasado descubriendo en 2016 lo que lleva sucediendo delante de sus narices desde hace 20 años. Más os valdría deteneros un momento y seguir con atención lo que está pasando en el WP de Jeff Bezos, Marty Baron, Emilio García-Ruiz y su equipo.