“De este modo, en la estrategia todo es muy simple, pero no por ello muy fácil”
De la Guerra. Karl Von Clausewitz
¿Alguien quiere pensar que un mensaje de un chat de senadores del PP se filtra para denunciar lo podrido del sistema? A otro perro con ese hueso. La filtración del obsceno mensaje de Cosidó -real como la vida misma, pornográfico en su pura exposición- no puede tener otro objetivo que convertir la situación en insostenible. Y así se logró. Hay un sesgo cognitivo que tiende a hacernos percibir una serie de acontecimientos lineales como una sucesión de causalidades que se explican por sí mismas. Algo simple pero a veces erróneo.
Por eso sugiero analizar en plano secuencia, que siempre tiene ese efecto dramático, lo sucedido en los últimos días aunque, insisto, el aparente orden de los acontecimientos no asegura nunca que la realidad se haya producido así. Arranquemos, por no irnos al Génesis, del pornográfico anuncio de quién será el próximo presidente del Tribunal Supremo antes incluso de que se sepa quiénes le tendrán que elegir. La desvergüenza en grado sumo. Nadie hasta ahora se había atrevido a tanto. Este anuncio deja al descubierto todo el contenido del pacto logrado entre el PP y el PSOE, en el que Delgado y Catalá actúan como oficiantes sin que sea precisable su grado de autonomía, y que arroja un panorama que ambas formaciones intentan vender a sus bancadas. El afán de explicar lo que no terminan de entender ningún grupo de referencia es lo que provoca el descubrimiento de todo el tomate.
A los progresistas, Marchena les parece un sapo a no tragar. A los peperos, esa supuesta mayoría y el nombramiento de De Prada -el culpable de la caída- se les indigesta sin remisión. Así que ahí van ambos bandos a esgrimir las ventajas que traerá tal enjuague. Supimos así que en el intercambio iban a dar la presidencia de las Sala II a Ana Ferrer, “una magistrada mujer y progresista”, que le quitara el amargor de la boca a los que esperaban una presidencia del CGPJ femenina y feminista. Ese dato dejó ya claro que también había cambalache jurisdiccional adherido al institucional y que se había hablado de puestos de los que ponen sentencias. Un escándalo.
Eso fue por parte socialista, pero el gallinero del PP también andaba muy revuelto. El propio hecho de que Cosidó decidiera escribir un mensaje en un chat en el que apenas participa, nos indica que el incendio era grande. De haber sido dos o tres, podía haberles convencido individualmente. Es en ese momento en el que a través de un medio -El Español, que ha dado todas las exclusivas de esta jugada- se filtra el mensaje que enloda definitivamente el proceso. Ese mensaje sólo lo tenía gente del PP. ¿Por qué deciden sacarse las vergüenzas a la calle de esa forma? ¿Un alma bendita que no soporta más lo indecente del proceso? La ironía les vendrá bien a los que siguen siendo capaces de creer en lo que desean.
No cabe sino pensar que la filtración es interesada y que hay al menos una parte de los populares que quieren reventar el proceso. Estas noticias coinciden con los insistentes rumores de que habrá elecciones generales e, incluso, de ese hablar en corrillos periodísticos del superdomingo. Las fechas que se manejan son marzo, superdomingo de mayo o ya en otoño. ¿Ha pensado alguien del PP que teniendo que aguantar sólo cinco meses no tenía sentido hacer tantas concesiones en este momento? ¿Hay sectores del partido que creen que Casado y su entorno estaban pagando una novatada con este acuerdo y que era mejor aguantar ahora? Me dirán que les pregunto mucho, pero ya dijo el clásico que todo es simple pero puede que no fácil.
La constatación por escrito de que todo el objeto del pacto es conseguir dominar órganos jurisdiccionales -no un órgano político como el Consejo, no- cae sobre la huelga de jueces y provoca una situación insostenible. Todos están en una posición de difícil gestión. Así las cosas surge el mirlo blanco que, en defensa de una intolerable injerencia en la independencia judicial y en la suya propia, se sacrifica y se queda fuera de un proceso que, no sé si les cabe duda, sabe que se va a paralizar. Marchena ha sido inteligente. Es inteligente. Más allá de lo grotesco que resulta renunciar a que te elijan democráticamente veinte personas que aún no se sabe quiénes son, es la única oportunidad de salvar las opciones para un futuro. Es demasiado claro lo que pasa cuando los partidos te queman en una negociación de este tipo. Pregunten a los de RTVE. Además, hay mucha gente en la carrera judicial tan escaldada que agarrarse a la alardeada honestidad e independencia del futuro líder les resulta providencial. Lo único que falla aquí es que Marchena no dijo nada cuando se supo que era él el elegido antes de que se iniciara el proceso democrático. No hizo ni dijo nada. ¡Ah, bueno sí, vetó a Victoria Rosell y metió alguna candidata fiscal de su pueblo! Hasta la ruptura de baraja no se le veía muy molesto con lo del cambio de cromos.
Según Cosidó, Marchena les iba a controlar la Sala II “desde atrás”. El que puede lo más puede lo menos. O sea, ya la controlan desde dentro. Se va a quedar controlándola desde “delante” al menos un tiempo y al menos durante el juicio del procés. Nadie puede pensar que el quemado, el arrasado Cosidó, creía con tanta alegría que a través de él iban a controlarlo todo sin tener motivos. El caso es que inmediatamente después de conocerse el enorme gesto del “presidente no electo in pectore”, el PP ha anunciado que rompía la negociación y renunciaba a renovar el CGPJ. Por supuesto que habrá quien piense que han sido los populares los que han reaccionado al gesto de Marchena de forma espontánea. Allá cada cual.
La gangrena es profunda pero las estrategias no tratan de drenarla sino que hablan de poder. ¿De qué si no?