Limitar la compra de aceite, una práctica ilegal para colar subidas de precios

10 de marzo de 2022 22:35 h

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¿Qué efecto provoca colocar carteles en los establecimientos advirtiendo de que se limitan las compras de aceite de girasol a un determinado número de envases o litros? Que los consumidores temerán un desabastecimiento inmediato y muchos se lanzarán a comprar el máximo que les permitan, aunque no tuvieran previsto adquirir ni una sola botella, provocando ese desabastecimiento inmediato.

“Hemos tenido que subir los precios”, afirmaba este miércoles un representante de Eroski en La Hora de La 1 al tiempo que justificaba la limitación de “5 litros por cliente y día” que han establecido en que su intención es “democratizar” el acceso al producto. Aceite para todos pero inflando su importe. ¿Han “tenido” que subir los precios? Más bien, han aprovechado la coyuntura para hacerlo aún más de lo que ya venían incrementándose durante el último año por causas que obviamente nada tenían que ver con la invasión rusa de Ucrania. A menor oferta, suben los precios. Pero no hace falta que esto ocurra, basta con que aumente la demanda. “Es el mercado, amigos”, como dijo el otrora gurú de la derecha patria.

“La venta de aceite de girasol se limita a 3 unidades de un litro o una garrafa de 5 litros por cliente y día”, advierten carteles colocados en DIA. “Máximo 5 L por cliente”, dicen los de Mercadona. “Limitamos la venta de aceite de girasol y semillas. Máximo 5 litros por cliente y día”, indican en MAS, la cadena andaluza del grupo IFA. En Makro, donde limitan las compras a “1 unidad por cliente y día”, sea de la capacidad que sea, su cartelería argumenta que “debido a la situación actual de fuerza mayor en Ucrania, se están produciendo problemas de suministros en aceites de semillas para freír (girasol, alto oleico y preparados para frituras)”.

El 4 de marzo, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) atribuía las medidas de limitación de venta al “comportamiento atípico del consumidor que se ha producido en las últimas horas”. Al tiempo, aseguraba que “la cadena alimentaria española es extraordinariamente eficiente y tiene suficiente capacidad para proveer al mercado de dichos productos”.

En cualquier caso, tanto si la limitación en las compras tiene su origen en un riesgo de desabastecimiento inmediato o no pretende más que alimentar el miedo a ello para colarnos más fácilmente brutales subidas de precios —hasta 2,89 euros el litro ha detectado FACUA esta semana—, lo cierto es que la medida es ilegal.

Lo que están haciendo cada vez más supermercados e hipermercados está expresamente prohibido desde hace 26 años. En su artículo 9.1, la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista, establece que “los comerciantes no podrán limitar la cantidad de artículos que pueden ser adquiridos por cada comprador ni establecer precios más elevados o suprimir reducciones o incentivos para las compras que superen un determinado volumen”.

Ahora toca que las comunidades autónomas abran los correspondientes expedientes sancionadores. Aunque no sorprendería que, como de costumbre, la mayoría eludan sus responsabilidades y a las cadenas de distribución les salga gratis —o casi— saltarse la ley. Si hay que adoptar medidas para limitar las ventas de productos, son las administraciones las que tienen que aprobarlas, no los empresarios, acompañándolas además de limitaciones en los precios, para evitar —o al menos frenar un poco— la especulación a las que nos tienen acostumbrados tantos sectores.