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Linitul a espuertas

Víctor de Aldama.
4 de diciembre de 2024 22:42 h

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Pero no sabemos ser originales ni siquiera para equivocarnos.

Fiódor Dostoyevski

Mira que se lo advertí, que se iban a quemar. Ahora van a precisar como poco de Linitul a espuertas y no descarto que haya quien acabe en una unidad de quemados.

Y no es que yo sea bruja, para nada, simplemente aplico la lógica a los hechos. Les parecerá una obviedad, pero es lo menos corriente a día de hoy. No se trata como dicen los argumentarios de creerte o no a un presunto delincuente que no niega serlo, como es Aldama, y de contraponer su moralidad dudosa con la de las personas a las que mencionó en su declaración ante Ismael Moreno. Hacer tal cosa es no entender nada. El prestigio que competía poner sobre la mesa de los jueces era el de José Antonio Choclán, que bajo ningún concepto se lo hubiera jugado por un farol de un cuentatrolas. Sabiendo eso y conociendo el proceso penal, que las manos se empiecen a abrasar era cuestión de tiempo. El prestigio que contaba era el de los fiscales Anticorrupción que tras las negociaciones consideraron que había materia de colaboración suficiente. Esto nada tiene que ver con la ideología de nadie sino con la profesionalidad. 

Y es que Choclán le aportó ayer 37 folios al instructor del Tribunal Supremo que lleva la causa Koldo-Ábalos y en esos folios ampliaba la información que ya comenzó a desgranar ante Ismael Moreno. De modo que en ellos se documenta más del contexto sobre la entrega de 25.000 euros a Carlos Montero, jefe de Gabinete de Hacienda, que le habría permitido al autoimputado aplazar una deuda tributaria, “aplazamiento que debe figurar en el expediente”. ¡Ayy, María José, esas manos!

Hay de todo: picaderos para el ministro Torres, pisazo de 1,9 millones de euros para Ábalos en Castellana, comisiones emboscadas para el hijo de Ábalos, contratos pre fijados que afectarían a varias constructoras del entorno de Koldo y a cerca de 128 contratos públicos, todo muy gratificante a la vista de cualquier probo votante de izquierdas. Lo hace antes de su declaración personal, apunta a los lugares donde deberían constatarse las cuestiones y queda a la espera de las preguntas del tribunal. No griten: ¡eso no prueba nada!. No es Aldama, uno de los justiciables, el llamado a probar los cargos que pueda haber contra otros implicados sino que su colaboración con la Justicia consiste en poner ante el tribunal los indicios de hacia dónde debe seguir la investigación judicial. Una vez hecho eso, es mucho más rápido para un martillo pilón como es la propia Justicia ir revolviendo en todos aquellos lugares donde puedan estar las pruebas. Es a Anticorrupción a quien compete probar las acusaciones no a Aldama. 

No obstante, la estrategia de colaboración con la Justicia está muy bien pautada. En los papeles y documentos entregados al TS se presenta una especie de menú de asuntos de los que se prometen nuevas colaboraciones y documentos probatorios. Con un arrepentido esto va a saltar por los aires. Que nadie que haya tenido algo que ver con esta red de corrupción piense que montando un relato y haciendo aspavientos se va a ir de rositas porque va a resultar muy difícil. Cada vez hay más nombres y se dibuja un cerco más siniestro y próximo. 

No es un relato ni un golpe de togas ni nada por el estilo. Es el ventilador puesto que demuestra que entre los socialistas los hay y los había tan sinvergüenzas como en el Partido Popular. Pretender defender eso desde posiciones éticas progresistas no sólo es complicado sino que es vergonzoso. Los encuentros discretos van a pasar a ser públicos en cero coma ¿qué va a ser del ministro Torres? De poco van a servir las alharacas y las negaciones gratuitas sin más sostén que la fuerza de no querer creer que mucho de lo que se ha ido publicando no eran bulos sino campanas que tocaban a la muerte de la honradez. 

El juez Moreno, por su parte, ya ha iniciado las investigaciones tendentes a la comprobación de lo denunciado por Aldama ante él y el magistrado Puente lo hará nada más terminar la declaración de los imputados aforados y, por supuesto, la del propio Aldama.

Este río lleva agua y por eso suena. Suena a la vieja corrupción de toda la vida y llevaría añadido el despropósito de creerte impune después de haber visto como los anteriores perdían el poder precisamente por eso. 

Las manos, al bolsillo. Que cada uno arda en la pira de su indignidad. 

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