Mal día (otro más) para Feijóo

21 de octubre de 2024 22:04 h

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La misma Isabel Díaz Ayuso que llamó “hijo de puta” a Pedro Sánchez. La misma que dijo que el presidente del Gobierno es un “mafioso” y sus ministros, unos “estalinistas”, “caraduras” y “tiranos”. La misma que acusó al jefe del Ejecutivo “de colarnos una dictadura por la puerta de atrás” y de “normalizar el crimen en España”. La misma que tachó al inquilino de La Moncloa de presidir el gabinete “más autoritario” que hemos tenido en democracia. La misma que corea durante 24/7 que Begoña Gómez va “pa'lante”. La misma que sostiene que Sánchez “compró las elecciones de Catalunya con el dinero de los trabajadores” y le llamó “estafador”. La misma que iguala al presidente con el entorno de ETA y dice que se comportaba como un “matón”. Y la misma que proclamó que Sánchez “ha traído el peronismo” a España y que es el “gobernante más corrupto y violento  de Europa” es la que este lunes, en un ejercicio de victimismo como no se recuerda, dice que no acudirá a La Moncloa porque el presidente del Gobierno la ha difamado. A ella y a su novio, que ha anunciado acciones judiciales contra el presidente del Gobierno y el ministro de Justicia y les reclama a uno 100.000 euros y a otro, 50.000, por haber dicho que es un “delincuente confeso”.

Difamar es un verbo que conoce bien la inquilina de Sol. Tanto como confrontar, bramar e insultar. No son precisamente exquisitos, sino muy zafios, los modales de Ayuso y los de la mano que mece su cuna. El caso es que el menosprecio de la presidenta madrileña con su plantón no es tanto a Sánchez sino a un Feijóo a quien vuelve a marcar el paso y quebrar la estrategia porque hace menos de un mes el líder del PP dijo que sería “un error” que un presidente/a regional no acudiese a La Moncloa. Por responsabilidad institucional, por sentido del deber y porque uno no acude allí en representación de sí mismo sino de sus ciudadanos.

“Si un presidente autonómico no acude a La Moncloa creo que comete un error”, fue exactamente lo que dijo durante una entrevista en El Mundo, en la que recordaba: “Yo acudí a todas las reuniones que tuve. Con Zapatero, Rajoy y Sánchez. Un presidente de una Comunidad no elige al presidente del Gobierno que le toca. Por tanto, no veo ningún riesgo al respecto (...) La presidenta Ayuso sabe muy bien que su responsabilidad es defender los intereses de los madrileños y practicar una política de Estado, y eso es lo que ha venido haciendo siempre”. 

Alfonso Rueda, presidente de la Xunta, fue incluso más explícito: “Cuando se nos anunció la fecha no tuve ninguna duda. Tenía un viaje a Brasil que, siendo importante, lo era mucho más la entrevista con el presidente de mi Gobierno y de mi país”. La misma línea siguió el andaluz Juan Manuel Moreno: “Si el presidente de mi Gobierno me convoca, yo tengo la obligación institucional y personal de atenderlo”. También el valenciano Carlos Mazón dio sus motivos: “Salgo muy satisfecho de haber tenido la oportunidad por primera vez de hablar de la Comunidad Valenciana con el presidente del Gobierno”. Y Jorge Azcón añadía: “El presidente de Aragón tiene muy claro que nuestro objetivo, nuestra misión y nuestra responsabilidad es resolver problemas y no crearles problemas a los aragoneses”... Y así todos los que ya han pasado por La Moncloa.

¿Quién manda entonces en Génova? No es la primera vez que Ayuso se desmarca de la pauta Feijóo y, de paso, deja en evidencia a los barones de su partido, que se declaran hartos de la madrileña por ese afán de ser la novia en la boda y el muerto en el entierro. Desde Andalucía a Aragón pasando por Valencia, los dirigentes populares han cerrado filas en público con ella, pero la despellejan en privado después de haber impuesto su criterio y arrastrado a Feijóo a contemporizar con su decisión. “Está haciendo lo que mejor sabe hacer: reventar a Feijóo sin que lo parezca”, sentencia un dirigente con bastantes trienios de experiencia en la organización del partido. 

Mal día (otro más) para Feijóo, cuyo liderazgo vuelve a socavar la baronesa el mismo día, además, que la Audiencia Nacional ha rechazado la querella del PP contra el PSOE por presunta financiación ilegal, algo con lo que ya contaban en Génova, cuyos dirigentes se jactaban la semana pasada de que lo de menos era la admisión a trámite de su denuncia porque ya habían conseguido instalar en la opinión pública el marco de las “bolsas de dinero” que declaró un encapuchado con voz distorsionada a The Objective. Todo muy serio. Tanto como dirimir cada semana en los tribunales las disputas políticas. Con ayuda, claro, de algunos togados.