Congreso de los Diputados. Pablo Iglesias pregunta a Rajoy por la corrupción y Francisco Camps. El presidente responde que “son hechos de hace diez años”, de personas “que ya no están en la vida pública” y le pide que pregunte “por asuntos que preocupan a los españoles”. Sucede que la corrupción es la segunda preocupación ciudadana según el CIS, que Camps ocupa aún un cargo público que cuesta unos 160.000 euros al año y que es justo ahora cuando sigue el desfile de la corrupción en los tribunales.
A la misma hora, en Valencia, los escándalos de “hace diez años”, nos traen otra imputación para “Paco Camps”. Rajoy está a lo suyo. Reprochándole a Iglesias que no le pregunte por Cataluña. Pero no se crean todo lo que ven. Hay alerta roja en el PP, porque ven que Ciudadanos se les come la meriendilla, el PSOE está a 3 puntos sin apretar y Podemos no acaba de hundirse como pronosticaban. En el Partido Popular hay una cara B que no nos cuentan. Y no es solo la de “M. Rajoy” y los papeles de Bárcenas.
Hay nervios en un partido donde nadie se mueve. Vistos los precedentes, temen que llevarle la contraria a Mariano sea quedar sentenciado. Pero ven a Rajoy sin capacidad de reacción. Como si se hubiera quedado felicitándonos 2016. Mientras, el PP pierde 1,6 millones de votos en el CIS desde las elecciones, es el último partido entre los cuatro grandes para los menores de 45 años y solo es abrazado con fervor entre los mayores de 65. Casi el 80% de los españoles declara una escasa o nula confianza en el presidente.
Rajoy se mantiene con la respiración asistida de una oposición incapaz de ponerse de acuerdo. Mariano resiste a las embestidas de la corrupción “de hace diez años”. Rehén de su pasado. Con una cara A y otra B. Rafael Hernando respalda a Camps declarando que está “seguro de que no ha cometido ninguna irregularidad”. Es el mismo Hernando que el día anterior afirmaba que han sacado “las manzanas podridas fuera del cesto para ponerlas a criar gusanos en los tribunales”. Serán gusanos de seda.
Suavemente, Francisco Camps, el que está “fuera de la vida pública”, cobra al año 75.111 euros brutos en el Consejo Jurídico Consultivo valenciano, con asesora de 49.056 euros y chófer de 34.990. Tiene derecho al tratamiento de “Molt Honorable Senyor” de por vida y atiende a la prensa sobrado al preguntarle por su nueva imputación: “Estoy muy tranquilo, porque todo lo hice fenomenal”. Si nada cambia, Camps entró en política en la veintena y dejará de dar consejos jurídicos casi con la edad de jubilación.
Para unos, Francisco Camps es un síntoma más de la carga de la corrupción que Mariano Rajoy arrastra desgastándose hasta su muerte política. Para otros, una prueba de que el presidente resiste y aguantará sin salirse del guión. Hace casi “diez años” que Rajoy gritaba: “Paco, estamos contigo y la historia será feliz, para disgusto de los inquisidores”. Hoy, el presidente le reprocha a Iglesias que le pregunte por la corrupción y le llama “Torquemada”. Una década después, a ver si nos enteramos: “M. Rajoy” no era Mariano, era mártir.