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Una mayoría plenamente legítima

La mayoría parlamentaria que hizo a Pedro Sánchez presidente del Gobierno aprobando la moción de censura contra Mariano Rajoy en la pasada legislatura, es la misma mayoría que lo puede investir como presidente de Gobierno en esta. Una mayoría integrada por los dos partidos de izquierda más el nacionalismo catalán y vasco. La composición interna de esa mayoría es distinta, con una superior aportación del PSOE, 123 en lugar de 84 escaños, e inferior de Podemos y sus confluencias, 42 en lugar de 71, pero sustancialmente es la misma. No parece haber en el horizonte otra mayoría posible,a menos que creamos a pies juntillas en las encuestas del CIS.

Esta es una mayoría plenamente legítima, de la que nadie debería avergonzarse. Es una mayoría con la que se han investido presidentes del Gobierno de la Nación, del PSOE y del PP, en el pasado y con la que va a ser investida presidenta María Chivite en Navarra. No puede ponérsele en términos constitucionales el más mínimo reparo.

La derecha española con sus altavoces mediáticos se ha embarcado, sin embargo, en una campaña continuada desde la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa en poner en duda la legitimidad de dicha mayoría. Me imagino que en Moncloa y en Ferraz se estarán siguiendo muy de cerca los boletines que publica FAES, en los que se sitúa en la moción de censura el origen de todos los problemas por los que estamos atravesando. Hay un “vicio de origen” que mancha la presidencia de Pedro Sánchez. Formalmente no es una presidencia anticonstitucional, pero materialmente se ha llegado a ella de manera espuria. Esto es lo que descalifica al “PSOE de Pedro Sánchez”, que ha dejado de ser un partido respetable, para convertirse en un partido “infame”.

Esta es la razón fundamental por la que ni el PP ni Ciudadanos van a contemplar siquiera la abstención en la votación de investidura. Entraría en contradicción con todo lo que vienen diciendo desde la “moción de censura”, continuan diciendo en el presente y piensan seguir diciendo en el futuro. La falta de legitimidad de la izquierda por su contaminación por el nacionalismo constituye parte del núcleo esencial de la estrategia política común de toda la derecha española. Por esta misma razón el candidato socialista a la investidura no debe solicitar la abstención de PP y Ciudadanos. Es una solicitud no solo completamente estéril, sino, además, incomprensible, en la medida en que contribuye en cierta medida a dar credibilidad a la acusación lanzada contra él por la derecha española.

¿Para qué necesita pedir la abstención de PP y Ciudadanos, si no es porque considera que hay una cierta falta de legitimidad en la mayoría de izquierda con los nacionalistas que lo hizo presidente?¿No supone que Pedro Sánchez se avergüenza de la composición de la mayoría que lo llevó a la Moncloa y que considera necesaria la aceptación, aunque sea implícita, de la derecha, para que no existan dudas sobre la legitimidad de su investidura? ¿No se da cuenta Pedro Sánchez y con él la dirección del PSOE de que con la solicitud de abstención están dando alas a la posición estratégica nuclear de la derecha española?

La solicitud de abstención a la derecha es, simultáneamente, una manifestación de falta de respeto de los votantes de izquierda y nacionalistas, entre los que pienso que pueden sentirse incluidos la mayoría de los electores del PSOE. ¿Es tolerable que quienes han acudido a las urnas para la formación de un Gobierno de izquierda se sientan despreciados por el candidato socialista al no solicitar su apoyo para ser investido presidente y prefiera dirigirse a la derecha solicitando su abstención?

Un candidato socialista no puede hacer en ningún caso lo que ha hecho Pedro Sánchez. Ha contribuido a dar credibilidad a la estrategia política de la derecha española construida con la finalidad de poner en cuestión la legitimidad de la mayoría de la moción de censura que lo hizo a él presidente. Y que es la misma que puede volver a hacerlo en la investidura. Precisamente porque puede investirlo presidente es por lo que dicha estrategia sigue viva. Esto no debería haber sido pasado por alto ni por el candidato ni por el partido. Están tirando piedras contra el tejado de todas las fuerzas políticas de izquierda y nacionalistas, socialista incluida, sin cuya conjunción no es posible derrotar a las tres derechas.