Rotundas en un vibrante 8M, disminuidas para los empresarios

Los empresarios españoles han decidido contribuir a la celebración del día Internacional de la Mujer Trabajadora con un informe que ayudara a explicar la brecha salarial. Y han encontrado una de las posibles razones de que se pague menos a las mujeres por el mismo trabajo que realizan los hombres. Textualmente, es por “las diferencias en los rasgos psicológicos y habilidades no cognitivas de hombres y mujeres (diferencias en la propensión a asumir riesgos y a negociar)”. Esas diferencias “pueden acabar afectando a los salarios de unos y otros”, precisan.

La CEOE, Confederación de Española de Organizaciones Empresariales. agrupa a más de tres millones de empresas y autónomos de todos los sectores. Y es y se comporta como un potente lobby. Cuando hablamos del poder que no se presenta a las elecciones, tenemos en mente a buena parte de los grandes empresarios, que, como vemos, no tienen el menor empacho en soltar unas ofensivas afirmaciones, supremacistas y arcaicas, a las que presta su aval la famosa auditora PwC que ha elaborado el informe. Conocemos a PwC. “Asesoran a gobiernos sobre cómo cumplir los requisitos del FMI e implementar la gobernanza de la mano y a gusto de las grandes firmas multinacionales”, escribía Angels Martínez Castells en Reacciona (Aguilar, 2011). Todo queda en casa.

Las mujeres no tenemos propensión a asumir riesgos y no sabemos negociar, dicen. Precisamente, somos unas pusilánimes, torpes para los acuerdos. No sabemos en qué reductos han transitado para llegar a estas conclusiones. Pero sí estamos al tanto de las tendencias ultraconservadoras de las élites que dirigen el granado empresariado español. En 2011, presentaron propuestas para una reforma educativa nada menos, al gobierno del PP que llegaba a la Moncloa. La CEOE veía entonces la clave del éxito escolar en los genes. Y cuestionaba la presencia femenina en la docencia. Ese pensamiento que ya adelantara el propio Rajoy: la herencia genética de los ricos hace a sus vástagos más listos. En la patronal española tenemos la prueba de su excelencia, unos auténticos lumbreras, abiertos de mente para enriquecer su inmensa materia gris. Y parece que prefieren excluir de labores pedagógicas a esos seres timoratos y ofuscados que, según el informe que nos han regalado este 8 de Marzo, somos las mujeres.

No cabe la menor duda de que los nuevos tiempos de ultraderecha cerril que soplan en España han animado a la CEOE a hacer público su pensamiento. Nos servirá para saber qué se cuece en la sombra en cuanto a directrices laborales y de todo tipo, dado que estas gente de calva, pantalón y traje gris -también- suelen mantener reuniones con las más altas instancias del Estado.

No son tan nuevos los tiempos. La derecha carpetovetónica española se regenera poco dada su endogamia. Juan Rosell, el presidente anterior de la patronal, era un conservador de tomo y lomo, sin complejos en sus declaraciones. Y, su sucesor, Antonio Garamendi, va más allá. Es partidario de la línea dura con los independentistas y llegó a decir se habían acabado las visitas a la cárcel para ellos.

El menosprecio de los empresarios a las mujeres llegaba en otro 8M esplendoroso de reivindicación feminista. Y esta vez con la triple derecha avisada de lo que les venía. Un día que había empezada con información abundante sobre la huelga. Y con muchos más extras. Los medios y las redes recogían resúmenes de debates “plurales”. En el mismo plano, políticas que luchan por la igualdad, a diario, y, para desactivarlas, presunto feminismo de diseño, hasta con X ultras. La dama de verde y naranja insiste en el eslogan del machismo cuñado: un día se dijo “portavozas”, ábranse de carnes que todo está permitido ya ante tan terrible agravio. La labor de la derecha es combatir el feminismo, toda igualdad, desmantelar los hechos como termitas. La caverna mediática estima que “debe ser denunciado” todo lo que difiere de su concepción de la mujer. El Mundo, La Razón y ABC publicaron ayer a página completa un anuncio de la ultraderechista HasteOir contra las leyes de violencia de género. Pocas veces como ahora es tan patente la pugna. Hay mucho poder en juego. Poder y uso del dinero público. Diría que, por ello, los piquetes mediáticos contra el feminismo actúan sin cesar.

Nunca se repetirán suficientes veces los motivos de la protesta. Pero el lado oscuro de España sigue negando la violencia, la discriminación, la precariedad. Cómodo con la asignación de tareas femeninas, como pueden ser los cuidados. Añadiré otra estadística, precisamente ésa de la que habla la CEOE y que es una clave básica: la brecha salarial. Christine Lagarde, directora gerente del FMI, ha dicho que cerrar la brecha de género elevaría un 35% el PIB. Pero tiene un elevado coste para los empresarios. Si, en España, se ha puesto el grito en el cielo por subir el salario mínimo a 900 euros, cubrir el 23% en que se estima cobran menos las mujeres les parecería un cataclismo, aunque a la larga fuera mucho más positivo para la economía. Todo encaja, para que las cuentas salgan se paga menos a las mujeres, que hasta ahora lo han permitido.

Pues bien, España descendió 5 puntos en las estadísticas de Brecha de Genero del Foro económico Mundial de 2017 a 2018. La aumentó. Ha pasado del puesto 24 al 29. Otros países nos han adelantado. Algunos que pueden parecer insólitos como Burundi, dado el despegue que están registrando algunos países africanos, impulsados por asociaciones de mujeres. Rwanda y Namibia están entre los diez con menor brecha salarial. España el 29, repito.

Algunos países, como Portugal, se han apuntado este año a celebrar el 8M contagiados del ejemplo de las españolas en 2018. La batalla en España no es de cifras, ni de evidencias. Sigue siendo de modelos de sociedad, y de métodos. La derecha, y menos aún la ultraderecha que la ha impregnado, no quiere una sociedad igualitaria. No hace más que decirlo a quien lo quiera oír. Se saca estudios de la chistera que les justifiquen. Sabe que le basta exacerbar instintos primarios en personas proclives, para que prefieran la mujer subordinada, en “su papel”, con la balleta o con la cartera de ejecutiva en la mano. Estimula la política que impulsa la diferencia de clases y la consolidación de privilegios. Las trampas que llevan a desatinos de gran repercusión como vemos en instituciones altamente tiznadas. Y todo, en nuestro caso, tapado con la rojigualda.

Salimos. A pie, en bicicleta, a grito, a júbilo, a bufanda, a cacerola de las que suenan, anudando delantales a las estatuas masculinas de piedra, a determinación. Muchas adolescentes, niñas, completamente vestidas de feminismo y democracia que nunca dejarán les quiten los derechos que a todas nos costó tanto conseguir. Ellas seguirán la senda.

España ha sido este 8 de Marzo una fiesta de mujeres firmes que plantan cara a la involución que viene, que quiere venir. A la ultraderecha. Un huracán ha barrido los cuatro estandartes pijos y ultras de la Plaza de Colón. Sus altavoces no han dejado de amplificarlo. Ahora tratarán de minimizar el feminismo que les combate. Atentos todos para hacer valer en su justa medida el logro de las mujeres.