Naturalezas modernas
F. la tiene en el baño, junto al cepillo de dientes. P. en la mesilla, al lado de un vaso de agua. T, toma 50. L. 25. C. 75. Somos cifras y letras. Nombres y composiciones. Yo llegué a tomar hasta 115 durante mi último embarazo. Hay que tomarla en ayunas, una pastilla blanca y pequeña que va aumentando o decreciendo en gramos según los controles de la hormona tiroidea lo dicten. Según mi pequeño muestreo doméstico, dos de cada cinco mujeres (al menos amigas) tienen como primer ritual de sus despertares —es preciso tomarla en ayunas y veinte minutos antes de cualquier ingesta de comida— la toma de Levotiroxina. Es un ritual cronificado, como el déficit de la hormona que leva. Levotiroxina, droga, L-tiroxina, T₄ sintética, o 3,5,3',5'-tetrayodo-L-tironina, es una forma sintética de la tiroxina, usada como un reemplazo hormonal en pacientes con problemas de tiroides. Dice Wikipedia. Somos muchas las que dependemos de esta T. Y es una suerte. Poder ser drogodependiente de manera legal, poder vivir gracias a una hormona sintética. Poder seguir siendo. Me pregunto cuántas feministas que porfían contra otras hormonaciones toman esta T sintética. O cuántas tomaron o toman “la pastilla” todos los días. Qué cantidad de estrógeno y progestina les ha salvado la vida.
El cineasta británico Derek Jarman decidió plantar un jardín en uno de los sitios más estériles del mundo, la costa de Dungeness (Kent, Reino Unido), concretamente en un terreno entre una central nuclear y el océano, donde estaba su ya mítico Prospect Cottage. Al escaso abrigo de vientos huracanados y sobre suelos de guijarros, hizo erguirse la belleza a base de cuidados y experimentación. Allí, además de hacer crecer amapolas, luchó contra el sida, escribió su diario titulado así: Naturaleza moderna y filmó The Garden.
Mi maternidad trató de arraigar en suelo adverso. Dependió de las gonadotropinas, la hormona hCG y la progesterona sintéticas. Primero sobre mi cuerpo y luego sobre el de otra mujer, a la que le compré los óvulos. Bueno, ni siquiera lo hice yo, lo hizo la clínica, encargada de la transacción. A veces me torturo con este hecho. A veces pienso en mi maternidad como una naturaleza moderna, un jardín plantado junto a una central nuclear, en terreno baldío y luchado, como el de Jarman. Contaminado en un punto por una explotación reproductiva que no quiero dejar de obviar, por más que me revuelva. Veo la foto del diputado del PP haciendo el piel con piel delante de la madre que acaba de parir y que queda fuera del encuadre. Siento una repugnancia visceral. Luego pienso qué quién soy yo, como madre gestante de óvulos ajenos, para juzgar o condenar. Al momento vuelvo a pensar. No, no es justo comparar una técnica de reproducción asistida como la ovodonación, por más que el nombre sea un perverso eufemismo y que la retribución de las donantes sea risible y casi clandestina, con un proceso vital como un embarazo y un parto, irreemplazables e invendibles. Vuelvo a dudar. Vuelvo a mirar la foto. Imagino el vacío, el desgarro en la experiencia de parir y no poder ponerte a tu cachorro sobre la piel, no poder abrazarlo. También imagino la liberación de aquellas mujeres que dan a sus hijos en adopción y que no han deseado sentirlos. Como, por otro lado, tantas mujeres del siglo XX hicieron en nombre de los avances médicos y de los señores obstetras que se arrogaban el derecho de examinar y separar a los bebés de su hábitat natural: el cuerpo de su madre. Vuelvo a dudar sobre si escribir esto, si publicarlo, si exponerme en esta conversación. Como veis, no tengo respuestas, solo inquietudes y preguntas. Y mucho lugar a dudas.
Me han bajado la Levotiroxina y mi tiroides aúlla, como una máquina de vapor funcionando a todo lo que da. Me arrastro por la casa incapaz de concentrarme. Siento que he metido demasiados temas y referencias, en fin, que me he metido en un gran jardín en una sola columna. Es el desajuste hormonal, no me deja focalizar. Todo es confuso en esta naturaleza moderna. Mientras, trato de cultivar y escribir, como el bueno de Jarman. Por más adverso que parezca el suelo donde plantar.
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