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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

No sé mucho de embarazos

15 de enero de 2023 22:03 h

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Como no soy periodista me habría equivocado al hacerlo, pero ese “no sé mucho de embarazos” es el titular que habría elegido para una hipotética crónica sobre la comparecencia oficial del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, García-Gallardo, para dar cuenta de los acuerdos que acababa de adoptar el Gobierno de la comunidad en reunión formal; no en una reunión de la comunidad de vecinos, o de amigos de la caza, o durante una terapia de grupo.

Cualquier persona sensata y cabal, tras pronunciar esa frase, acostumbra a callarse. Si es muy, pero muy cuñado, se pide un cubata después de soltarla, pero se calla o cambia de tema. La prudencia aconseja guardar silencio para dejar que se ocupen los que saben mucho, o al menos saben algo, o seguir hablando únicamente para anunciar que, a continuación, va a intervenir alguien con autoridad o experiencia en la materia.

Pero García-Gallardo es todo menos alguien sensato o cabal. No sólo tiene, por supuesto, una opinión sobre algo de lo que no sabe mucho, sino que anuncia un protocolo obligatorio para quienes saben (los médicos y sanitarios en general) y quienes lo experimentan (las mujeres). Sólo fue el principio de una comparecencia donde, entre otras cosas, descubrimos que gracias a una ecografía ahora se puede diagnosticar la diabetes. Hay que reconocer, por mucho que duela, que la ciencia ha avanzado una barbaridad en Castilla y León desde que gobierna Vox.

Lo que vino después no se podía saber: la habitual yenka al estilo Feijóo cada vez que se roza a Vox: que no, que no hay nada; que bueno, que vale, que sí pero que no es obligatorio; que, a ver, no es contra el aborto, que es por la natalidad y la libertad…. Las mujeres de Castilla y León tienen derecho, al parecer, a escuchar el latido fetal o a que el médico se lo ofrezca antes de ejercer su derecho a abortar. No tienen derecho, al parecer, a conocer qué opina el líder del PP, Núñez Feijóo, sobre semejante ofrecimiento, cercano a la tortura psicológica, y su encaje en el modelo de promoción de la natalidad y la familia que defienden los populares.

En la dirección nacional del PP tienen una opinión muy clara sobre la salida de prisión de abusadores sexuales y pederastas. Pero carecen de criterio sobre la política de su Gobierno en una de las comunidades donde mandan. Feijóo no pasaría hoy ni un parcial de primero de liderazgo.

Justo en la semana en que Feijóo anuncia fichajes para ir al centro, con Borja Sémper de sherpa, va Vox y le coloca en el temario no una ocurrencia, o una majadería, sino uno de los puntos capitales de la agenda de la ultraderecha en Europa y USA. Rematando la faena, otra vez, aparece, casualmente, Díaz Ayuso para lamentar que los padres estemos perseguidos en España y anunciar que ningún sitio como Madrid para ser madre. No sé, Alberto; llámame loco, pero yo aquí aprecio un patrón.