La casualidad ha querido que las elecciones legislativas españolas coincidan con la temporada final de Juego de Tronos, serie mítica donde las haya. No hace falta haber visto la serie para entender el nexo. Este lunes algunos hicimos tiempo hasta el debate de RTVE viendo el segundo capítulo ya disponible. El Cuervo de Tres Ojos, antes Brand Stark, es quien en la larga espera ante la que se presume batalla final suelta la sentencia: “Quiere una noche sin final. Quiere eliminar nuestro mundo y yo soy su memoria”. Quien quiere eliminar este mundo es el jefe de los muertos y empieza por borrar la memoria.
Audiencias millonarias para escuchar debatir a los candidatos que pueden presidir el gobierno de España y decidir el modelo de país. Las posiciones están muy igualadas y todo puede ocurrir. Lo peor es que muchos no parecen ser conscientes de lo que eligen. El marketing electoral manda y las mentiras son un divertimento que no pasa factura. No es un juego, se opta por una sociedad y su contraria. Quizás hay alguna fuerza más que concurre a las elecciones sin presentarse. O es la inercia de un tiempo que ha desembocado en una sociedad de escaparates. Debates de Dream Team y en Prime Time. La gresca. El zasca. No piense. No se nos distraiga. Los cronistas del palacio del silencio o del grito se lo darán mascado. Son las distintas ópticas, la pluralidad de pensamiento para verdades mutables, nos vienen a decir.
En choque frontal con la realidad. El resumen de portadas del primer debate en RTVE nos muestra a una derecha mediática entregada a Albert Rivera. El hombre, dicen, aplastó a Sánchez. Y Pablo Iglesias no existió para ellos. A Unidas Podemos lo llevan del trabajo sucio de las cloacas al ninguneo. A Casado lo vieron mal. Lo vieron hasta moderado. Algo que ha intentado paliar en el segundo Debate, el de A3Media, confrontando hasta con Rivera y mintiendo con más desesperación. Sin éxito. Está desbordado.
Los periódicos con mayor o menor intención de informar han establecido una sección para rebatir las mentiras de los políticos. Debería dar qué pensar y mucho. Nada se puede sustentar en falsedades , no se pueden pasar por alto. Muchas de ellas vuelan por el mundo incontrolado de WhatsApp donde los bulos, las calumnias, la maledicencia no son desmentidos. Y el silencio. Qué casualidad. WhatsApp cierra la cuenta oficial de Podemos a cinco días de las elecciones. Mantiene con los mismos parámetros las de PSOE, PP y Ciudadanos. WhatsApp pertenece a Facebook.
Algunos políticos mienten y mienten sin dejar resquicio a una verdad. Y desgranan su catálogo tedioso de promesas económicas manidas, irreales. Lo han hecho en los dos debates con especial énfasis, los lideres de PP y Ciudadanos. Pablo Casado miente como una picadora industrial. Y hay quien le encuentra moderado. Se diría que gusta más al espectáculo la soberbia autoritaria de Cayetana Álvarez de Toledo. Pero como bajen de 80 diputados, les disminuye la asignación presupuestaria y se verían en apuros. No habría sobres para tan grave roto.
Moderado el presidente del PP que miente con las cifras del empleo, de la deuda pública que el PP aumentó a cifras récord, de la bolsa de las pensiones. Casado es una mentira andante sin escrúpulos que acusa de tener las manos manchadas de sangre a Sánchez por haber recibido apoyo en la moción de censura de Bildu. El PP firmó 127 acuerdos con Bildu en Euskadi, como le recordó el candidato del PSOE. “¿De qué color tiene usted las manos, Señor Casado?”, le preguntó.
Gran metedura de pata de Casado al decir que el consentimiento de la mujer para el sexo está regulado en España desde 1822 y no hace falta regularlo más, ignorando hasta convenios internacionales y la evidencia de los hechos. Su enorme incultura ha vuelto a ser patente. Su machismo también, como el de Rivera. Sanchez e Iglesias sí han abordado cuestiones fundamentales de feminismo. Las dos derechas han demostrado en temas como la inmigración “a regular con las Fuerzas de Seguridad” y otros, su ideología escorada al extremo.
Les gustó a los medios Albert Rivera el primer día. Su discurso en bucle de cuatro ideas básicas, tan falsas algunas como las del colega, repetidas con gesto adusto. En 24 horas, ha seguido hablando de que Sánchez les mete la mano en el bolsillo a los ciudadanos con palabras exactas y todos los tópicos habituales. Esta vez hiperventilado, muy nervioso. Le duele España. La que según él sufrió un golpe de Estado que no existe en ningún ordenamiento jurídico. El que nunca se dolió del golpe franquista, ni se duele de apoyar la ultraderecha pura y dura en Andalucía. “El señor Sánchez lleva escrito en la cara la palabra indulto”, dice. Sin juicio, sin sentencia, con más de 500 días de prisión preventiva a los acusados. Y sigue con Torra, los separatistas. En este martes, ha sido una pura incitación a tomar chupitos a media España. Esa forma de celebrar lo esperado.
La nueva comunicación exige llevar cartelitos como Eduardo Inda, maestro del género. Falsos, da igual. Saca Rivera una foto con marco ¡con marco! Y una tarjeta sanitaria única, que va a proponer, aunque ya existe. Con bandera rojigualda a juego con la pulserita. Hasta Casado se asusta. Sin una idea propia, Rivera se apropia de cuanto le viene bien. “¿Sabe dónde está el milagro económico del PP? En la cárcel”, le dijo a Casado usando la frase exitosa de la ministra de Hacienda del PSOE, María Jesús Montero. Lo primero es destruir la memoria. Y le dan ganador en su coro mediático.
Y termina y se va, dejando que otros recogen su exposición de fotos. ¿Un gesto para las élites?
Les oyes, les ves, y no entiendes la apuesta mediática conservadora. El rey de los cuñados. El paladín de los sembradores de odios, en perfecto equipo con la versión femenina del equipo. ¿No tienen otro modelo los diseñadores de un gobierno ultraliberal que satisfaga sus proyectos?
En A3Media se ha debatido mucho más que el día anterior. De forma más bronca. Con preguntas concretas sobre temas candentes, Pablo Iglesias demostró su conocimiento de los datos sobre cuestiones esenciales de la vida de los ciudadanos. Notablemente mejor preparado en esas cuestiones que Rivera y Casado. Pedro Sánchez, también. Más tranquilo y ágil que el día anterior, ha escenificado acercamiento con Iglesias. Se han apoyado en varios puntos de temas sociales. Sánchez ha respondido, por fin, a la pregunta formulada cuatro veces por el candidato de Unidas Podemos en RTVE sobre una alianza con Ciudadanos: “No está en mi idea pactar con un partido que le ha hecho el cordón sanitario al PSOE”.
Las primeras encuestas dan ganador del segundo debate a Pablo Iglesias seguido de Pedro Sánchez. Casado bajo mínimos, gran pérdida para Rivera. Pero habrá que esperar a la versión de los grandes medios. Lo decisivo será ver si quienes mueven los hilos de la opinión pública han decidido terminar de rematar a Casado -con su entusiasta colaboración- en favor de Rivera. Si le siguen dando ganador al líder naranja o cuáles son sus designios. La maniobra la pueden tumbar las urnas, no sin una seria dificultad ante la maquinaria dispuesta o las inercias adormecedoras. Se trata de pensar y no dejarse borrar el criterio y la memoria.
Siempre acaba así. Con dramática intensidad en el siglo XX. Hay que a acallar las protestas de las víctimas de los excesos del capitalismo desaforado. Siempre tirando a la derecha. A veces como en los años 30 se les va de las manos. Y llevan el mismo camino. Ahora, la versión insustancial, hueca, da más juego. Los incautos estarían representados. Y los resentidos. Y los ejércitos del “a por ellos”.
Unas adolescentes que asistían al debate de RTVE dijeron que el contenido que más iba a interesarles era la política territorial. Con toda una vida por delante priorizan las banderas, se diría, a los cimientos de su futuro. Ni las hijas de los beneficiarios de este inmenso montaje lo tienen asegurado con dignidad en el mundo que preparan. Solo una ciudadanía idiotizada es capaz de primar emociones patrióticas con tal carga de falacias, antes que satisfacer las necesidades de un Estado social como busca una izquierda sometida al ninguneo.
En Juego de Tronos nos dejaron esperando la llegada del ejército de los muertos, irracional, invencible en su ausencia de vida, en su silencio. En su silencio. En la nada. A veces el silencio se confunde con la nada. Los personajes emplean su tiempo, que puede ser el último, cumpliendo sueños, buscando alianzas, eligiendo lo esencial del objetivo sobre las rencillas del pasado. El enemigo es cierto, poderoso, viene ya. Quiere una noche sin final. Quiere eliminar este mundo y su memoria. En la noche del 28A, al tiempo que conoceremos los resultados de las elecciones, la serie librará su contienda final. Hay circunstancias en toda confrontación que abocan a una batalla decisiva. Lo esencial es saber si quienes quieren acabar “con este mundo” y su memoria se alzan con la victoria. O salen derrotados. Los juegos de tronos son en realidad juegos de hegemonías y de vidas.