Dejemos de lado el interminable debate ideológico, religioso, incluso metafísico sobre el aborto. Más allá de las cuestiones irreconciliables, hay razones incontrovertibles por las que la nueva ley del aborto es inaceptable en un estado de derecho. Veamos.
Porque es una ley machista y degradante. Esta ley fulmina cualquier derecho de decisión de la madre que ya no podrá abortar nunca cuando decida libremente sino solo cuando el Estado, médicos y jueces lo dictaminen y los supuestos de violación o riesgo para su salud decidan por ella. La mujer pierde toda libertad de elección sobre su propio cuerpo. Ahora es papá Estado y los padres en el caso de que la mujer sea menor de edad, los que toman el control de su organismo. La mujer aunque sea mayor de edad es reducida a la minoría de edad legal. Queda reducida a un recipiente para producir vida. La mujer será solo una incubadora del hombre.
Porque es una ley injusta y autoritaria. Le arrebata a la mujer todo derecho sobre su cuerpo para dárselo al no nacido. Primero es absurdo que un ser que depende de ella y que es parte de su cuerpo, tenga más control sobre la mujer que ella misma. Después es intolerable. En el cuerpo de la mujer ya no manda su cabeza sino su útero y sobre su útero, el Estado. Mujer, tu vientre no es tuyo, es del gobierno. Se debe buscar un equilibrio entre los derechos de ambos pero con esta ley pasamos a darle toda la protección al concebido quitándosela a la madre.
Porque es una ley ilegal y misógina. La mujer tendrá menos derechos que una criatura que aún no tiene personalidad jurídica según el artículo 30 del Código Civil que establece el nacimiento como el momento en el que nos convertimos legalmente en personas. Es una ley ilegal. Y es misógina. La mujer queda por debajo de un ente anterior a la ley. Es menos que un ser que aún no es. La mujer no es. La mujer no existe, luego no tiene derechos. Tiene menos derechos que una no persona. El gobierno no solo es machista y relega a la mujer, más aún, es misógino y la elimina.
Porque es una ley inconstitucional e insultante. La mujer embarazada no existe como sujeto de derecho durante la gestación, solo vuelve a serlo cuando es madre. Ya lo dijo Gallardón: “La maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres”. El gobierno obliga a la mujer a ser madre para que sea libre. Un oxímoron en toda regla. Para este gobierno la mujer es un ser incompleto que solo llega a ser una ciudadana completa con derechos y libertades cuando se convierte en madre (como dios manda) y por eso hay que obligarla porque sola no es capaz de llegar a ser alguien. Otros la completan: los hijos, el esposo, la familia, el jefe, el Estado. Esta ley es una vulneración flagrante del artículo 10 de la Constitución que defiende la dignidad de las personas.
Porque es una ley paternalista. Los insultos a la inteligencia de todos y a la dignidad de la mujer van más allá. Como la mujer es un ser sin entidad ni identidad durante la gestación, la ley tiene que buscar fuera a los responsables del aborto ilegal. Y les ha tocado a los médicos. El ministro presume de este punto que es, sin duda, uno de los más aberrantes: se exime de responsabilidad a las mujeres, ergo no se las considera sujetos pensantes con voluntad propia. Son los médicos (que las completan) los que abortan por ellas, pobrecitas.
Porque es una ley incoherente. Solo en dos supuestos prevalece la vida de la madre frente a la del nasciturus: en caso de riesgo para la salud materna y en caso de violación. En el resto de circunstancias, el aborto es un crimen pero en estas dos excepciones el Estado hace la vista gorda, nos perdona el asesinato y él mismo provee de los medios para perpetrarlo. Estos son los desatinos que se producen cuando se trata de compaginar el estado de derecho con la creencia de que dios es el dueño de nuestras vidas. Es una ley tan incongruente y tan abusiva con las mujeres que solo se justifica por la fe más ciega pero ni siquiera en ese aspecto es una ley coherente.
Y además es una ley cruel porque obligará a tener a niños con malformaciones y anomalías dolorosísimas a familias que no los desean, muchas de las cuales no tendrán ayudas a la dependencia que este despiadado gobierno ha recortado drásticamente. Es contraproducente porque las leyes más restrictivas aumentan el número de abortos y la ley anterior los había reducido en un 5% el año pasado. Es peligrosa porque aumentarán los abortos ilegales en malas condiciones que pondrán en riesgo la vida de las madres. Es clasista porque solo las mujeres más pobres se verán abocadas a esos abortos temerarios. Y es innecesaria y antidemocrática porque el 75% de los españoles son favorables a la despenalización del aborto.
En suma, es una ley totalitaria porque el Estado ejerce control absoluto sobre la vida de las mujeres, las borra del mapa como entes jurídicos y pensantes, pone en riesgo su salud, las desposee de su voluntad y toma posesión de lo que ocurre dentro de sus cuerpos. No ha habido un ataque más devastador a las libertades individuales en toda la historia de nuestra democracia.