Como ha hecho en otras ocasiones, la extrema derecha se ha apoderado de un homicidio –esta vez en la ciudad alicantina Gata de Gorgos– para intentar soliviantar a la ciudadanía con su veneno racista y xenófobo, sin importarle un bledo el dolor de los familiares de la víctima. Además de difundir sus habituales mensajes incendiarios contra la inmigración, los ultras han redoblado su ofensiva inquisitorial contra aquellos medios que en sus informaciones evitan por norma general identificar la nacionalidad de los delincuentes. Lo preocupante es que esta campaña haya saltado a cadenas de televisión generalistas con altos índices de audiencia.
Un ejemplo es el aquelarre que transmitió esta semana el programa Horizonte, del canal Cuatro, con un share del 6,4% (más de dos millones de seguidores). Como si se tratase de un arduo trabajo de investigación, su presentador milenarista expuso los nombres de 17 medios (elDiario.es incluido) que se han abstenido de precisar el origen de los presuntos asesinos de Gata de Gorgos o que no han publicado la noticia, en contraste con cuatro medios pretendidamente valientes que sí lo han hecho: Telecinco, El Español, El Debate y, por supuesto, Cuatro. En el mismo programa apareció un tipo “con un par”, como lo elogiaron sus fans en redes, con el rótulo ‘Presidente Una Policía para el Siglo XXI’, que dijo respetar la “ideología” de cada persona, para, a continuación, en tono exaltado, llamar “idiota” a quien no vea el peligro de la inmigración y advertirle al supuesto idiota de que, por representar un peligro para sus hijos, lo tendrá “siempre enfrente, sea ministro, periodista o carnicero”.
Cuando los abascales, alvises o íkeres exigen a los medios revelar la nacionalidad de los delincuentes no están pensando en alemanes o suecos, por mucho que proclamen que lo que les importa es el delito venga de quien venga. Dejémonos de milongas. Lo que tienen en mente en primer lugar son los magrebíes y, por extensión, los musulmanes, que es lo que hoy marca la agenda de la ultraderecha y lo que reflleja la excitación con que están tratando el crimen de Gata de Gorgos. También piensan en latinoamericanos y subsaharianos, aunque con algo menos de vehemencia. Supongo en cualquier caso que no se están refiriendo a la necesidad de aclarar la nacionalidad cuando el delincuente es español, lo que ocurre en el 74,2% de los casos. A ellos el dato que les importa no son los 316.356 delitos cometidos por españoles, sino los 110.063 perpetrados por extranjeros: ¡son el 11% de la población de España y cometen casi el 30% de los delitos! ¡Hay que detener esta plaga! Esta desviación, que los ultras airean a todo pulmón como la prueba reina de la supuesta amenaza de la inmigración, es habitual en países que reciben migraciones con mayores riesgos de exclusión, y eso en un país civilizado se intenta corregir con políticas de integración, no desmontando esas políticas como pretenden las derechas. Y si se detectan focos específicos (ciudades, barrios, entornos familiares, rangos de edades) donde la delincuencia es más activa, lo que se impone es reforzar esas políticas con una combinación de actuaciones sociales y policiales. Esto vale para la delincuencia de extranjeros o de españoles.
El dato realmente importante que Abascal, Alvise y su combo siempre omitirán, porque les destruye su discurso, es que los delincuentes extranjeros representan una parte insignificante de sus propias comunidades. Es decir, que la práctica totalidad de los extranjeros no cometen delitos. Que son personas que simplemente intentan salir adelante cumpliendo las leyes del país y que no merecen verse colectivamente en el centro de un debate alimentado por los extremistas en España y en Europa. El número de delitos cometidos por extranjeros en España representa el 1,98% del colectivo total de extranjeros; los delitos cometidos por españoles representan el 0,75% del colectivo de nacionales españoles. No parece una diferencia como para justificar algarabías xenófobas.
Algunos datos concretos: en 2022 se cometieron 193 asesinatos, 145 de ellos por españoles. Los cinco cometidos por africanos representan el 0,0004% de los 1,2 millones africanos residentes en España. Los 21 cometidos por americanos, el 0,0013% de sus 1,6 millones de residentes. En delitos sexuales, las cifras son 0,03% y 0,02%, respectivamente. En robos con violencia, 0,17% y 0,02%. En hurtos, 0,56% y 0,22%. Esos porcentajes son mayores, aunque también insignificantes, en el colectivo asiático. Pero hay algo más: quien se tome el trabajo de hurgar en los datos del INE descubrirá que muchas de esas cifras son similares cuando se analiza la delincuencia de nacionales de la Unión Europea residentes en España.
Hace dos años y medio escribí este artículo mostrando las argucias de Vox para denigrar la inmigración. El 21 de enero de 2022, el partido puso el siguiente tuit, que recuerda mucho lo que hemos visto esta semana en el programa de la Cuatro: “Un joven español de tan solo 17 años pierde la vida en Almería a consecuencia de las políticas suicidas que fomentan la importación de delincuencia y barbarie. Otro caso aislado silenciado por la corte mediática al servicio de este Gobierno”. El tuit enlazaba con una noticia de La Gaceta de la Iberosfera titulada: “Un marroquí atropella mortalmente a un menor español en Almería”. Busqué entonces en internet otras noticias de atropellos mortales cometidos por magrebíes en España. Solo encontré dos, ambos en 2021: un conductor marroquí se fue contra una terraza en Torre Pacheco (Murcia) y murió un venezolano, además del conductor, que venía con una herida de cuchillo. El otro fue una joven universitaria española que falleció en Madrid tras ser atropellada por un magrebí. Al mismo tiempo, encontré tres casos de marroquíes arrollados mortalmente ese año, incluido el del prometedor deportista Hamza Bouassaoui, de 19 años, que fue atropellado mientras hacía deporte en Calahorra. Por supuesto, al partido de Abascal solo le importaban las informaciones en que el victimario era un magrebí, no las noticias en que el magrebí era la víctima.
Por fortuna, España es mucho más que esta derecha extrema dedicada a parasitar tragedias humanas para justificar sus cruzadas iracundas. Lo demostró este jueves la familia de David Lledó, el vecino asesinado en Gata de Gorgos, en un comunicado en que expresó su deseo de que se haga justicia, “pero nunca desde la violencia, Nunca desde el odio a ninguna raza o religión. Nunca relacionando este terrible hecho con ningún movimiento político”. Un ejemplo de grandeza frente a tanta miseria.