La OTAN y el baile de la primera ministra

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El debate en torno al vídeo de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, de fiesta bailando y bebiendo con sus amigos, evidencia el modelo de comunicación y debate político en el que hemos acabado. 

Sanna Marin es la lideresa política de Finlandia que ha solicitado formalmente el ingreso en la OTAN y va a terminar con décadas de neutralidad militar de su país. Todo ello, sin ninguna consulta ciudadana. El método legitimador se basa en una invitación previa de la OTAN, una recogida de firmas para que se llevara al Parlamento finlandés y una votación parlamentaria que incluye no preguntar en referéndum a los ciudadanos. 

Independientemente de la opinión de cada uno sobre ese ingreso en la OTAN, es evidente que incluir en una organización militar a un país históricamente neutral que tiene una frontera de 1.340 kilómetros con Rusia afecta más a Finlandia, a Europa, a España, a Rusia y a la paz del mundo que el baile de la primera ministra con dos copas de más. 

Sin embargo, la noticia periodística y el debate político ha girado en torno al dichoso vídeo. Y las dos opciones políticas, derecha a izquierda, se han dedicado a airear tópicos y estereotipos manidos como único análisis. 

Para la derecha rancia, no es tolerable que una primera ministra socialdemócrata, mujer y joven, esté de fiesta con sus amigos, beba y baile. Para la izquierda, si la del vídeo es socialdemócrata, mujer, joven y con buena sintonía con Pedro Sánchez, se convierte en una bandera de la izquierda acosada por la derecha, y a la que hay que defender como primera ministra, más allá del famoso vídeo. 

El debate político que debería haberse producido en el espectro derecha e izquierda sobre el fin de la neutralidad militar de Finlandia no se dio nunca, pero se ha manifestado con toda su pasión por un vídeo con saltitos de alegría. 

Vuelve a estar vigente la frase de Confucio de que cuando el sabio señala la Luna, el necio mira el dedo. En Europa cuando una primera ministra mete a su país en la OTAN, los medios y los políticos señalan un vídeo de la ministra bailando.