No es necesario repasar los crímenes de guerra cometidos por los dirigentes de Israel en las últimas cuatro décadas, bastaría con los cometidos en las últimas semanas, incluyendo los bombardeos calculados a hospitales y escuelas de la ONU, para que ese estado fuese expulsado de esa organización internacional, pero todos sabemos que eso no ocurrirá. Porque la ONU está muerta, la acaban de rematar EEUU e Israel precisamente.
El edificio de la ONU en New York siempre fue una anomalía y las visitas de gobernantes extranjeros a esa sede, muchos de ellos con políticas contrarias a los intereses norteamericanos, es un absurdo.
La ONU es una idea benéfica en si misma pero el modo en que se realizó estuvo condicionado por las circunstancias de la II Guerra Mundial y la posguerra, hoy el mundo es completamente distinto y lo que acaban de hacer EE.UU. e Israel, apuntillarla con alevosía, era inevitable pues ya no tenía aliento. Ese edificio en Manhattan es un cadáver vacío.
Cuando Alemania desencadenó tal tormenta sobre Europa que se destruyó a si misma y destruyó el continente entero, la Sociedad de Naciones en Ginebra quedó fuera de lugar y fue EE.UU. quien dictó el nuevo orden internacional. Tras la guerra, el Reino Unido con los acuerdos de Bretton Woods firmó su despedida como potencia imperial, el aristocrático Keynes por la parte británica le tuvo que entregar la corona al discreto funcionario del Tesoro americano White. El dólar pasó a ser la divisa imperial. Por su parte la Unión Soviética era una potencia que había perdido más de veinte millones de personas y había sido arrasada, el Japón vencido y catatónico tras la segunda bomba nuclear... Era el turno para una nueva Roma con capital en Washington.
Igual que Zeus sedujo a Europa, así la nueva potencia imperial arrebató para si la nueva sociedad de naciones, la ONU, y se la llevó a su suelo.
Su dominio planetario pareció absoluto al desplomarse la Unión Soviética, sería el fin de la Historia, pero paradógicamente fue el comienzo de una nueva era mundial. Ya no existirían dos superpotencias, claro, pero tampoco una sola y los órganos de gobierno de la ONU quedaron completamente obsoletos: hoy es un absurdo completo que Francia tenga derecho de veto a los acuerdos y que no lo tenga India o Brasil, por ejemplo. Los clubes de los grandes estados, “G-7”, “G-8”..., son un apaño y una confesión de impotencia de la ONU para resolver conflictos de intereses entre potencias.
Bush padre maltrató públicamente a la ONU y Bush hijo la acabó de herir y arrastrar con la invasión de Irak, lo que está haciendo ahora Israel con la protección de EE.UU. es burlarse de ese muerto. En lugar de haber sido expulsado de la ONU, Israel da patadas a ese cadáver y escupe a la opinión pública internacional. Curiosamente es una gestualidad muy característica tanto de la cultura judía como árabe. Y lo hace para que lo veamos claramente todos por un único motivo: porque puede. Comete un genocidio a la vista del mundo, mata impunemente niños y mayores en hospitales y escuelas de la misma ONU y comete ese crimen obscenamente por ese único motivo: porque puede.
Como ciudadanos de la Unión Europea, ya no hablo del estado español, sólo podemos sentir vergüenza. Europa cometió grandes crímenes, desde el colonialismo al antisemitismo cristiano que condujo a la “solución final”, pero el que está cometiendo ahora como cómplice del genocidio palestino no es de los menores.
Ésa es la realidad internacional y el secretario de la ONU no merece nuestro pésame ni nuestra conmiseración, no. Merece nuestro desprecio.