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Pedro Zerolo esquina Iker Casillas

Julio Embid

Hace varios años ya, estaba sentado una larga tarde al sol en un banco de una plaza de Carabanchel Bajo compartiendo una litrona y una bolsa de chuches con uno de mis amigos nativos. Hablando de todo, como recién llegado a Carabanchel, me sorprendí por una cosa.

-Oye Pablo, ¿Rosendo no tiene una calle en el barrio?

-No, no la tiene.

-¡Pero sí es el carabanchelero más famoso!. El único que presume y menciona a nuestro barrio. Un cantante mítico, referente del rock español, con cientos de miles de discos vendidos…

-Ya pero no fue un nazi como Muñoz Grandes, que también era carabanchelero y sí tiene una calle.

-Tronco, espero que algún día el Paseo Muñoz Grandes se llame Paseo Rosendo Mercado.

-Ya, y nos traeremos el Templo de Debod a la plaza de Oporto que bastantes monumentos tiene ya el centro.

Esto último lo considero optativo pero el cambio de calles, señora alcaldesa, es esencial. El pasado 9 de junio falleció en Madrid Pedro Zerolo, concejal socialista y referente del movimiento LGTB español y de la lucha por los derechos y libertades en España. Su figura fue largamente llorada y a los pocos días más de 80.000 personas firmaban para solicitar que una plaza del barrio de Chueca, la plaza Vázquez de Mella pasase a llamarse plaza Pedro Zerolo. No tendría ningún sentido nombrar una localización del callejero madrileño con el nombre de Zerolo en el Barrio del Pilar, Las Tablas o el Ensanche de Vallecas. Por lógica la plaza de Pedro Zerolo debería estar en Chueca como la plaza Nelson Mandela está en Lavapiés o la plaza Margaret Thatcher en el barrio de Salamanca junto a la parada de metro de Serrano.

Madrid tiene todavía 148 calles, 11 avenidas, 20 plazas, 2 institutos y 2 colegios con la denominación establecida en la Dictadura, sustituyendo en muchos casos denominaciones anteriores, que vulneran la Ley de la Memoria Histórica aprobada en 2007. El anteriormente citado paseo Muñoz Grandes antes de 1948 era el paseo del Hospital Militar. La plaza Arriba España en el barrio de Prosperidad era la plaza Blasco Ibáñez antes de 1947.

No tiene sentido que teniendo artistas, cantantes o incluso deportistas de éxito, sigamos manteniendo el reconocimiento a militares, reyezuelos y golpistas cuya mayor aportación fue asesinar a otros compatriotas por pensar diferente.

Por tanto, con humildad, quisiera sugerirle al Ayuntamiento de Madrid el cambio de algunas calles franquistas por héroes locales que no tienen todavía reconocimiento público. Por ejemplo, en Vallecas, la calle Crucero Baleares (un crucero pesado sublevado en la Guerra Civil que se dedicaba a hostigar a los mercantes republicanos en el Mediterráneo) podría llamarse la calle Poli Díaz (ocho veces campeón de Europa de boxeo y vallecano) o la calle Ska-P (grupo vallecano de música punk-ska) o en el Parque de las Avenidas, la calle Alberto Martín-Atajo (ministro de Asuntos Exteriores de Franco entre 1945 y 1957) podría ser sustituida por la calle Hombres G (también nativos de ese barrio). Ah, y donde ya tengan un nombre oficioso utilizado por los vecinos, no hace falta buscar muy lejos: el parque Arias Navarro ha sido siempre el Parque Aluche y la plaza Fernández-Ladreda ha sido siempre la Plaza Elíptica. Y que no me olvide, que en Carabanchel Alto la calle Elvira Lindo y la calle Alberto Chicote no pueden faltar.

Señora alcaldesa, los residentes madrileños no le reclamamos ninguna marcianada. Simplemente le pedimos que cumpla la ley. La ley de la Memoria Histórica todavía está vigente. Los símbolos son “musas que inspiran la ambición, sueños de libertad”. Hasta que todo cambie, pasaremos noches al pie del cañón con fuerza de voluntad. Tiene delito que Rosendo tenga una calle en Leganés y no en Carabanchel.

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