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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Pepu, candidato

“La apatía pública es también una opinión pública,

y a veces es una opinión muy sensata“

G. K. Chesterton

La otra noche andaba yo en una cena−fiesta entre colegas, pero de esas cenas de Madrid en las que como todos los amigos del que invita se dedican a esto o a aquello, pues resulta que se convierten en cenáculo, mentidero o tentadero de las cosas de la Villa y Corte. No hay sino mezclar a gente de tamaña ralea para que la conversación bulla aunque sea a ritmo musical bullanguero y hasta feminista. La cosa es que el debate sobre la situación de la izquierda en Madrid era goloso. Había movida, claves y hasta encuestas. Alguien comentó: “habrá que esperar a ver quién presenta el PSOE, que dicen que será un independiente muy potente que puede voltear las cosas”. Ahí ya se desató la inventiva. Hubo propuestas jocosas, propuestas delirantes y propuestas de ensueño. Obviamente ninguna acertada aunque puede, en serio lo digo, que las hubiera más certeras.

El nombre de José Vicente Hernández Fernández no estaba en ninguna quiniela. Ni en las del convite ni en las de los socialistas madrileños ni en las de nadie. El nombre de Pepu ha descolocado como poco al partido y como mucho a los votantes y eso es lo que es preciso analizar. No se trata de hacer la más mínima crítica a una persona que es puntera en lo suyo y que ha optado por dar un paso adelante para hacer públicas sus convicciones políticas e implicarse con ellas. Eso siempre me merece el máximo respeto y así quiero hacerlo constar.

Yo la duda se la planteo a quienes así lo han decidido y no porque cuestione si Pepu sería un buen alcalde o no, que no puede aspirar a ello, sino porque dudo de que sea la persona que pueda dar respuesta al principal problema que los socialistas debían resolver en el municipio de Madrid: incrementar su voto. Para ello es preciso sacar de casa a los desilusionados, atraer nuevos votantes y sacarle a Carmena esos 300.000 sufragios que recibió en ticket con el voto a Gabilondo para la Comunidad y que, a priori, serían socialistas que en su día no tragaron la candidatura de Carmona. Necesita además ilusionar a las mujeres y ofrecerles ese contrapeso claro y feminista en el que el PSOE siempre ha sido constante y que tanto oscila a veces del lado de Podemos. ¿Es Pepu Hernández la persona que pueda lograr esto? Yo, personalmente, tengo mis grandes reservas.

No soy la única. La encuesta de Telemadrid de la semana pasada colocaba al PSOE como quinta fuerza para el Ayuntamiento de Madrid. Ahí es nada. La situación se agrava por el hecho de que es preciso, absolutamente necesario, que los socialistas remonten para que los números con Carmena den y permitan conservar el ayuntamiento a las fuerzas progresistas. La situación es perentoria porque la que aparece como primera fuerza en los sondeos, Ciudadanos, sí parece dispuesta a pactar directamente con Vox o con el diablo si hace falta para lograr la joya de la corona. Esa idea latente en Podemos e Izquierda Unida de que Ciudadanos pactaría en Madrid con el PSOE para mostrarse central es un poco peregrina y deberían revisarla.

Pepu ha sido valiente y casi le está haciendo un favor a Sánchez aceptando después de que se le hayan negado Robles, Grande-Marlaska, Rubalcaba, Narbona y no se cuantos más. ¿Y saben por qué? Porque el PSOE en Madrid no puede salir a ganar y porque la idea de quedarse en la oposición o de segundón no seduce a nadie que tenga una carrera por delante. Esa es la gran desgracia de los socialistas en Madrid, que aquellas personas que les hacen el trabajo diario, que dan el callo y que se curran lo municipal, no les sirven como cabeza de cartel y que los cabeza de cartel brillantes no quieren ni de coña enterrarse a hacer política municipal durante cuatro años. Pretender que Pepu Hernández puede resolver tamaño desaguisado es mucho pretender. No creo que sea una opción redonda, si me permiten el guiño.

Alguno dirá que Carmena llegó a la política municipal así, de arramblada y como opción sorpresa de última hora pero olvidan, y yo no lo hago, que Carmena sí aportaba un valor decisivo que Podemos y las confluencias necesitaban que era fiabilidad. Carmena, la magistrada Carmena como el general Rodríguez, son fichados como las caras visibles para asegurar que el movimiento y el partido no están fuera del sistema porque incluyen de forma bien visible a personas del sistema, de la casta, que era como lo llamaban. Carmena fue la excusa que permitió a muchos votar a Podemos para la alcaldía de Madrid ¿Qué papel es el que cumple Pepu?

Le quedan por delante las primarias en las que es cierto que la competencia no es muy estimulante. Manuel de la Rocha y Mar Espinar. Como los decía antes, desconocidos que llevan tiempo currando en lo local. Nada que pueda servir para estos comicios. Aun así puede que algunos afiliados cuenten con ponérselo algo más difícil al extraño dedazo de Sánchez. Y eso sin contar con los votantes, porque los votantes progresistas no son como los de derechas, que votarán a unas siglas sea cual sea el nivel y el peinado de su cabeza de lista o su grisura particular. Al PSOE no le vale con eso y lo sabe, lo que no creo es que haya dado con la tecla.

Madrid no es moco de pavo. Madrid es la segunda ciudad más poblada de Europa. Parafraseando y actualizando a Dámaso Alonso, “Madrid es una ciudad de más de tres millones de cadáveres (según las últimas estadísticas)” y no es tan fácil de mover como un equipo de cinco más los reservas. Por eso Carmena ha pegado el zapatazo y ha venido a decir que esta enorme empresa común que es Madrid no se puede gestionar a base de facciones y de niñatos experimentales, porque ese es el mensaje de su candidatura personalista y personalizada que ha forzado.

Pepu Hernández debe de ser un gran tipo. La única respuesta que falta es si se trata del tipo capaz de sacar de las madrigueras los votos socialistas que ya no creen que merezca la pena ni acudir a su colegio electoral. Insisto que es una respuesta que debe preocupar también mucho al resto de las fuerzas fraticidas de izquierda que andan por ahí a la gresca porque si los números no dan, si las cifras no suman, las veleidades de unos y otros volverán a entregarle la ciudad a la derecha, esta vez unida a la ultraderecha. Eso no quiere verlo Pepu ni quienes le han propuesto como candidato ni los que van a competir con él desde la izquierda. El paso es delicado y el futuro incierto. Para Pepu y para todos.