Juan Piqué Vidal no aprende de sus propios errores. Acaba de cumplir una condena de seis años de prisión por ser el cerebro del caso Estevill. El que fue el abogado más cotizado de Barcelona hasta principios del siglo XXI, y que llegó a defender al mismísimo Jordi Pujol en el caso Banca Catalana, fue condenado por idear buena parte de las extorsiones del magistrado corrupto Lluís Pascual Estevill contra sus propios clientes. Estevill los encarcelaba sin motivo y luego los liberaba a cambio de sustanciosas cantidades ingresadas en Suiza.
En aquella ocasión, Piqué pudo beneficiarse de la atenuante de reparar el mal causado antes del juicio porque la responsabilidad civil ascendía a poco más de unas decenas de miles de euros, pero en esta ocasión es completamente diferente. Semanas antes de que se iniciara el juicio por el caso Estevill, en octubre de 2004, la Guardia Civil detuvo a Piqué Vidal en su domicilio por un caso que no tenía relación alguna con el magistrado corrupto. Estaba acusado de haber organizado una red societaria para el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico mexicano. Blanqueó cerca de 80 millones de euros.
Para elaborar esa trama societaria, Piqué Vidal utilizó a muchos de sus clientes que, sin comerlo ni beberlo, se enfrentan ahora a una acusación de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico. El 27 de septiembre pasado, el titular del juzgado de instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, dictó auto de apertura de juicio oral contra todos los implicados. El juez Andreu considera que los tres cabecillas de la trama son Miguel David Arce Herrera, Guillermo Francisco Ocaña Pardal y el propio Piqué Vidal. Para Ocaña y Piqué, pide una pena de nueve años de prisión, una multa de más de nueve millones de euros y casi 79 millones en concepto de responsabilidad civil.
Lo paradójico del caso es que es el bufete de Piqué Vidal el encargado de defender a muchos de los peces pequeños atrapados en las redes de la rama catalana de esta red de narcotráfico. Algunos de los intermediarios que utilizó el penalista y que han recurrido a otros abogados están llegando a acuerdos de conformidad con la representante de la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado, que ejerce la acusación pública en la causa.
Sin embargo, los representados por Piqué Vidal se han negado, a pesar de las condiciones favorables ofrecidas por el ministerio público. Piqué Vidal, a pesar de que sigue inhabilitado como abogado a raíz de la sentencia del caso Estevill que también le condenaba por prevaricación de abogado, va difundiendo el falso rumor de que este nuevo caso “se archivará porque hay gente muy importante de Barcelona interesada en que no llegue a juicio”. Resulta chocante ese argumento que tiraría a la basura más de ocho años de investigaciones tanto del juez Andreu como de la Fiscalía y de la Guardia Civil.
Además, es un argumento que PIqué Vidal ya ha utilizado en el pasado en repetidas ocasiones y que sólo ha coincidido con la realidad en una ocasión. Difundió el mismo rumor cuando defendía al padre de Javier de la Rosa en el escándalo de la Zona Franca de Barcelona a principios de los años 80. Javier de la Rosa Vázquez acabó fugándose en el maletero de Piqué Vidal, cruzó la frontera a Francia y huyo a Brasil, ante la inminente condena que se le venía encima por vender terrenos inexistentes de la Zona Franca. Sólo volvió a Barcelona cuando la causa ya había sido archivada por prescripción.
Utilizó el mismo argumento cuando la Fiscalía de Barcelona intentó juzgar a Pujol por la quiebra fraudulenta de Banca Catalana. Es cierto que la causa contra Pujol fue archivada, pero lo fue en virud de un pacto entre Pujol y Felipe González, pacto que decidieron saltarse dos fiscales díscolos como Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena, y que finalmente fueron metidos en cintura por el fiscal general del Estado.
Y el mismo rumor difundió en los albores de las investigaciones del caso Estevill, cuando algunos de los implicados en la investigación empezaron a ver a Piqué Vidal como el cerebro de la trama de sobornos.
Por cierto, en el juicio por narcotráfico también está acusado Sebastián Martínez Ferraté, antiguo capitán de la Guardia Civil en los juzgados de Barcelona, metido a detective privado de cabecera de Piqué Vidal cuando fue investigado por corrupción. Martínez Ferraté fue el encargado de vigilar, seguir y amenazar a los periodistas de El País y El Mundo que empezaron a relacionar a Piqué Vidal con la trama de Estevill. En la actualidad está fuera del alcance de la Justicia española porque reside en Cuba. Y todo parece indicar que no le conviene volver porque Piqué está dispuesto a dejarle en la estacada, como ya ha hecho con uno de los implicados en la trama, Felipe Gutiérrez, que sigue en la prisión barcelonesa de Brians y por el que no ha movido ni un dedo.
Piqué está próximo a cumplir los 80 años, así que, aunque lo condenen, difícilmente ingresará nuevamente en prisión, pero perderá todo su patrimonio, incluido su bufete. Por de pronto, el resto de las defensas personadas en la causa no creen en absoluto en los rumores que difunde Piqué y ya están presentando ante el juez Andreu sus escritos de calificaciones.