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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Por un plato de lentejas

25 de marzo de 2021 22:34 h

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14:00 horas del 21 de diciembre de 2020. En la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid almuerzan Isabel Díaz Ayuso, Toni Cantó y Marta Rivera de la Cruz. El menú: lentejas. El actor era aún diputado de las Cortes valencianas por Ciudadanos. Las elecciones catalanas aún estaban lejos y mucho más la moción de censura de Murcia que este marzo ha zarandeado el mapa político español. Lo que ya estaba, sin embargo, en mente de la presidenta de Madrid era la posibilidad de anticipar elecciones y en la de algunos dirigentes naranjas, dar el salto a otras siglas.

La escena revela de un lado que Murcia fue solo una excusa para disolver la Asamblea regional. Y de otro, que el acercamiento de algunos cargos de Ciudadanos al PP viene de lejos. De hecho, a Rivera de la Cruz la llamaban en su propio partido, “la agente doble”. Cuentan que desde el primer día que llegó al Gobierno regional por la cuota naranja mantuvo al tanto a la presidenta madrileña de todo lo que se cocía en las reuniones de Ciudadanos y de cada paso que daba Aguado, su vicepresidente y no sin embargo amigo. Al parecer no era la única. 

¿Todo por un plato de lentejas? En un partido como Ciudadanos, en el que siempre sobraron oportunistas y faltaron convicciones, no sorprende en absoluto la desbandada, ni las traiciones, ni los tránsfugas. Estaba escrito. Muchos de ellos ya lo hicieron antes porque orbitaron siempre en torno a las siglas de las que podían sacar mejor y más beneficio. Son los aprovechateguis, los que jamás tuvieron vocación de servicio público, a los que lo mismo les da ser azules, que verdes, que amarillos y buscan no aportar sino que la política les aporte a ellos. Un carguito, un sueldito, protagonismo, influencia… Cualquier cosa les vale. 

Toni Cantó, como Rivera de la Cruz, han aportado tanto a la política como Díaz Ayuso a la filosofía o García Egea a la oratoria. Pero en el mercado de fichajes de esta primavera convulsa, el PP ha encontrado una nueva ganga. Un actor -ni bueno ni malo- que puede ayudar aún más a la teatralización de lo público, al espectáculo y a la guionización de un nuevo relato, que ya no va sobre viajes al centro, sino de viajar a ninguna parte mientras se le sacan los hígados a Ciudadanos. 

Ni Cantó, liquidador de UPyD junto a Hervías, dará un solo voto a los populares ni los populares olvidarán nunca que el ex militante de Cs, antes del partido magenta, y antes de la agrupación electoral Vecinos por Torrelodones les llamó “máquina de corrupción masiva” y “empresa criminal conjunta”. Ya saben: estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros, que decía Groucho y practican muchos. Sin principios no hay dignidad y sin dignidad es difícil encontrar un gramo de ética. 

La dignidad no se compra ni se vende. O se tiene o no se tiene. Y ni Cantó, ni las decenas de cargos, asesores y aprovechateguis que han saltado del barco de Ciudadanos en el peor momento del partido, se cruzaron jamás con ella. Y estos eran los que venían a regenerar la política y a estar solo un ratito porque eran todos profesionales liberales que fuera de la cosa pública vivían mucho mejor y todo lo que hacían era un sacrificio por España.

La guinda de este esperpento es que, además Ayuso -mejor dicho, Miguel Ángel Rodríguez- no quería a Toni Cantó dentro de sus listas, pero se le ha impuesto García Egea desde el PP nacional con la convicción de que el actor “hará más grande al partido”. Ahí es nada. El Churchill valenciano y ahora madrileño -si es que se ha empadronado finalmente en la región y puede presentarse para ser elegido- viene a agrandar el mismo partido al que hace no tanto combatió con uñas y dientes por la Gürtel, por la Púnica, por el caso Bárcenas, por la caja B y  por la financiación ilegal. Esto tan solo unos días después de interpretar el papel de ofendido ante Ciudadanos y anunciar su inminente regreso a las tablas del teatro. Todo coherencia. Bienvenidos a su nueva función. Continuará...